Cuando la era de los 16 bits llegó a su fin también se acabó la era de los beat’em ups. Los míticos «yo contra el barrio» se volvieron toscos como los polígonos en 3D que modelaban a los personajes y la lucha por intentar llegar sano y salvo a la derecha de la pantalla dejó de tener valor. Está claro que aparecieron videojuegos remarcables en el género (Dynamite Deka es una clara muestra de ello) pero un regustillo amargo se nos quedaba en el paladar al jugar cualquiera de estos nuevos títulos y el pensamiento que acababa por estabilizarse de forma perenne en nuestro cerebro era «no es lo mismo«.
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