Wonder Boy era una de esas proto-mascotas de SEGA que pugnaban por ser el muñequito pintado en la caja de las consolas. Lo tenía todo en su contra: Wonder Boy pasaba de ser un muchachito rollizo que corría por la jungla a un guerrero acorazado que montaba en un dragón en posteriores entregas. Si le preguntas a un chaval que basa su cultura videojueguera en ver gameplays de youtubers por Wonder Boy va a pensar que le estás hablando de un dildo. Y, pese a todo eso, Wonder Boy tiene uno de los mejores juegos de la denostada Sega Master System. Han tenido que pasar 28 años para hacerle justicia.
