El anuncio de que Final Fantasy XIII verá la luz en XBOX360 ha provocado todo tipo de reacciones encontradas. Por un lado ha hecho que los sonyers de todo el mundo monten en cólera y maldigan a las perras de Square-Enix. Por otro, ha conseguido que todos los jugadores de Gear of Wars reconozcan a FFXIII como un gran juego en lugar de una mariconada para nenazas. Y para terminar, ha conseguido que algunos, los menos, nos preguntemos ¿por qué Square-Enix? ¿Por qué?
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No me considero una eminencia en materia de videoconsolas. Como ya dije en uno de las primeras entradas de este blog, mis padres nunca me compraron una hasta la PS2 (tres años después de su lanzamiento). Así que en lugar de Final Fantasies, Legends of patatas y Tales of cebollas, yo jugaba a las aventuras de Lucas, a Carmageddon y a Might & Magic. Pero un buen día mis padres me dieron 7.500 pesetas (que es lo que costaban los juegos entonces) para que me gastara en el juego que más quisiese. No lo dudé, pillé el Fighting Force. Lametablemente, no funcionaba en mi ordenador, así que volví a la tienda, se lo dije y me lo cambiaron por un Final Fantasy VII ya abierto. El resto es historia…
Desde entonces disfruté la saga Final Fantasy de arriba abajo gracias a las oportunidades que ofrecen los ordenadores (sé que me entendéis). Me maravillé con el FFVI, disfruté el FFIV y sufrí el maldito FFV. Un par de años más tarde fui el primero en comprarse el FFVIII para PC. Otro par de años más tarde lloré cuando descubrí que FFIX no saldría en compatibles. Aún así, todo era genial, me encantaba la saga y sabía que tarde o temprano podría emularlo. Me sentía poderoso. ¡Me sentía el REY DEL MAMBO!
Los años pasaron. FFX salió para PS2 y yo quedé horrorizado. Para cuando la decima entrega de la saga de Square vio la luz, yo ya había jugado a Baldurs Gate, Fallout, Deus Ex, Arcanum o Diablo… ya sabía lo que era un RPG de verdad. Ver la cara de ese estúpido protagonista llamado Tidus me producía repelús. Ver a los que suponía héroes de una aventura épica, jugando a “Blitzball” y corriendo tras el malo con más pluma de la historia no ayudaba. Tras unas pocas horas de juego lo dejé. Eso no era Final Fantasy, quizás un Tales of (que para mí siempre han estado un escalón por debajo), pero desde luego, no un Final Fantasy.
Después saldrían FFX-2 y FFXI. Y todo iba a peor. Después FFXII y la cosa no mejoró. Si FFX-2 se hubiese llamado “3 bitche’story” la gente diría que es una mierda. Si FFXI se hubiese llamado “Lineage 2 FF edition” la gente no se habría extrañado. Y si FFXII se hubiese llamado “Ivalice Stories”, seguro que habría tenido menos bombo. Pero Square-Enix sabe que el nombre Final Fantasy se vende solo. Y piensan seguir explotándolo hasta la saciedad. Eso sí, conmigo que no cuenten más.
PD: De los “spin offs” de FFVII mejor ni hablo. Que me da urticaria.
Kirby_Blue, rompiendo mitos desde el 21 de abril de 2011.
aguante final fantasy, la fantasia final fue la novena entrega y punto.
Me quedo con el IX como Ricardo_chktno y ninguno más
es la primera vez que comento,tienes razón en que la serie dejo de ser lo que era y tambien tienes razón que en que parece que nadie pasó por aqui cuando publicaste por primera vez el post…post que cosas vdd jeje,que mal chiste.
puta que son fletos los protagonistas. Cada juego nuevo mas fletos y desnudos.
Aunque por otro lado me gusta mucho el artwork de los tactics advance.