Hace unos años, muchos jugones incipientes íbamos al Corte Inglés a comprar nuestros flamantes juegos de PC, ya sabéis, esos de caja de cartón grandota y media docena disquetes. Dependientes perfectamente trajeados te miraban por encima del hombro mientras ojeabas estanterías llenas de aventuras gráficas. Y todo ello molaba. Pero entonces llegó Centro Mail, que más tarde se convirtió en GAME… y el Corte Inglés dejó de molar. Entonces los gamers tuvimos un nuevo lugar donde comprar nuestro sustento vital, y aunque los dependientes no vistieran trajes, se respiraba un cierto halo de elegancia en el local. Lamentablemente ir a GAME a pegarse codazos con madres que buscan juegos de Wii y esperar insufribles colas también pasó de moda. ¿Y sabéis por qué? ¿Sabéis qué es lo que mola ahora? Efectivamente, la distribución digital.
Pero todos los sistemas de distribución digital no son iguales: los hay que ofrecen un catálogo de juegos más amplio y los hay que ofrecen solo unos pocos títulos, los hay que incluyen molestos sistemas de protección y los hay que no traen DRM alguno, los hay con mejor atención al consumidor y con peor atención, y por supuesto los hay más caros y más baratos. El objetivo de esta serie de artículos que posiblemente nadie lea, será desmenuzar las ventajas y desventajas – siempre desde mi propia experiencia – de cada uno de estos servidores de entretenimiento digital. Por supuesto, si alguno de nuestros lectores imaginarios quiere dejar un comentario con su experiencia al respecto, estaremos muy agradecidos de leerlo… y además nos sentiremos muy realizados.
Próximamente: GOG, el pequeño gigante. (Sí, ya sé que lo normal sería empezar pos Steam, pero no me da la gana.)
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