Análisis: Torchlight

Escrito por en Análisis - 11 noviembre, 2009

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Tres personajes a elegir: mago, guerrero y pícara (anda, me suena). Una mazmorra interminable que desciende hasta lo más profundo del subsuelo (mmm… sí que me suena). Una jugabilidad basada en matar monstruos, subir niveles, recoger objetos, amasar oro y no preocuparse por el argumento (un momento… ¡Esto es Diablo!). Eso es exactamente lo que ofrece Torchlight, el último juego de Runic Games (que no joder, que es Diablo, de Blizzard).

Lo de Torchlight es un caso muy curioso: es exactamente igual al Diablo de toda la vida, pero con los gráficos del World of Warcraft. Es decir, el núcleo del juego (sistema de juego e historia) es idéntico al de un título de hace más de diez años y los gráficos a los de uno de hace cinco. Y sin embargo a todo el mundo parece encantarle. ¿Por qué? ¿Es que nadie ha jugado a Diablo, Nox, Darkstone, Revenant, Divine Divinity, Titan Quest, etc.? ¿Es que la gente no sabe que hay un género entero exactamente igual a Torchlight? Pues ni idea, pero a mi al principio me gustaba y lo he terminado odiando con todo mi corazón.

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UPS!

El primer Diablo fue un juego divertidísimo. Descender niveles y niveles matando esqueletos y demonios era algo glorioso y nuevo. Recoger toneladas de armas y armaduras para venderlas y amasar una fortuna (que después no gastabas) molaba. Joder, si incluso tener la libertad de no estar ligado a una historia o argumento que seguir estaba bien. Total ¿a quién le hacía falta guión cuando podías matar cientos de criaturas y subir niveles en el proceso? Pues bien, Torchlight se limita a coger esas tres ideas: 1) bajar niveles matando bichos, 2) recoger objetos para hacer dinero y 3) eliminar la historia para que no interfiera; y les pone unos gráficos estilo “cartoon” que tienen cierta gracia. Ya está.

¿Por qué la misma fórmula que llevan repitiendo decenas de juegos desde que la obra magna de Blizzard crease un nuevo género ha tenido tanto éxito esta vez? Lo desconozco, porque Torchlight no tiene nada. No tiene una jugabilidad que no hayamos visto antes, de hecho, si como yo has jugado a muchos “dungeon crawlers”, tiene una jugabilidad de la que estás hasta los cojones. Tampoco tiene unos gráficos acojonantes, ni una excelente banda sonora, ni un diseño genial, ni personajes con carisma, ni un argumento atrayente, nada. Es un dungeon crawler bonito, sin carisma y con una curva de dificultad estúpida que crece salvajemente casi al final del juego. ¿Por qué? Pues de nuevo no tengo ni idea, posiblemente para intentar alargar la vida de un título bastante corto y sin multiplayer. El caso es que hasta que llegué al nivel 30 había muerto dos veces, y en pasar del nivel 30 a la mitad del 32 morí en 19 ocasiones.

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Andresito el alquimista en el piso 31, hasta la polla ya

Por si esto fuese poco, Torchlight tiene unos tiempos de carga demasiado largos, unas bajadas de frames esporádicas estúpidas y una mascota (que se supone es la gran innovación del juego) completamente inútil. Y si estás pensando que al menos el juego solo vale 15€, no lo pienses, porque para lo que ofrece no es un buen precio.

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