Los viajes de Edlond me han llevado ya por unas cuantas ciudades de cuyos nombres no quiero acordarme. Sí me acuerdo, sin embargo, de los ríos de sangre que va dejando a su paso y de lo felices que son sus acompañantes con esta situación. De hecho, el último en incorporarse al infame grupo ha sido un golem con libre albedrio llamado Shale, que trituró a su antiguo maestro por motivos que hemos preferido no preguntar. Yo no me fío de él, pero reparte hostias como panes, así que es bienvenido.
Shane, segundos después de despertar
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