Historias malas en los videojuegos, como en los libros o películas, ha habido siempre y siempre habrá. Son una lacra que, pese a los intentos por hacerla desaparecer, aún hoy tiene infames e incontables representantes en todos los géneros. Y es que los Dan Hauser, Ken Levine o Tim Schafers son un lujo exótico en una industria, la del videojuego, que se suele preocupar más de dar diversión que una buena historia. El objetivo de este artículo, pues, es marcar y ridiculizar aquellos títulos que pese a ser productos de grandes presupuestos y mayor propaganda, tienen un guión o una narrativa que haría llorar al mismísimo Black Jesus. Empezamos.
Mirror’s Edge
Vamos a empezar el artículo con un buen juego analizado por mí mismo que, pese a ser un producto bastante divertido, tiene una serie de puntos negros que desmerecen bastante el resultado final. Y es una pena, porque e juego de DICE es posiblemente el mejor plataformas de nueva generación del mercado, pero, como los plataformas de vieja generación, tiene una profundidad narrativa de película porno que asusta. Las excusas para unir una voltereta con otra son tan pobres que a mitad del salto ya se te han olvidado, y el terrible estilo de cómic usado para enlazar estas deficientes partes de historia no ayuda en absoluto a hacerlas memorables. Resultado: al terminar el juego recuerdas los saltos al vacío y el bajón que pega el juego al final con tanto tiroteo forzoso, pero no tienes ni idea de qué coño iba. Bueno sí, algo de tu hermana y un maletín… creo.
Assassin’s Creed
La repetitiva jugabilidad del título de Ubisoft lastra una ya de por si endeble historia y la convierte en un tedio innecesario que se prolonga entre escaladas y asesinatos. Los personajes anodinos y carentes de carisma tampoco ayudan mucho a mantener el interés por un argumento tan estúpido como pretencioso. A este cóctel de historia mala y personajes malos se le une una lenta y pesada narrativa, sazonada con un poco de “animus”, que dan como resultado un combinado malo de cojones y sobre todo lento, muy lento. Entonces os estaréis preguntando – si la jugabilidad es repetitiva, la historia mala y los personajes anodinos ¿Acaso estás diciendo que Assassin’s Creed es una basura? – Rotundamente sí. Puta basura.
Torchlight
Que el juego es un clon de Diablo está claro, pero que podían haberle dado un mínimo de historia también. Sobre todo teniendo en cuenta que la jugabilidad ya estaba hecha, los gráficos los han cogido del WOW y de la banda sonora se encargaba el bueno de Matt Uelman. Es decir, que solo tenían que preocuparse de darle algo de contenido al ya manido aunque bonito continente. Pero no, hacer un guión no es escribir un montón de “quests”, y en Runic Games parecen no saberlo. Así que el juego nos viene a pelo, con una historia más inexistente que mala, y mucha cara, si me preguntas a mí. Y que conste que intenté dejarme conquistar por Torchlight, pero es que cuando un juego aburrido de cojones no te ofrece ni siquiera un mínimo de historia, es imposible. Cabrones.
Red Faction Guerrilla
Al igual que Mirror’s Edge y Torchlight, el título de Volition también ha sido analizado en este Ilustre blog, y aunque el juego es divertido a rabiar y tiene la duración perfecta, lo cierto es que tiene una narrativa que es para echarse a llorar. Y que conste que especifico “narrativa”, ya que en principio, la idea trillada de una minoría oprimida por una fuerza brutal extrapolada al Planeta Rojo no es mala; pero es que la ejecución es penosa. En ningún momento sabemos muy bien qué hacemos, por qué lo hacemos y quién es el malo malísimo. Claro que el protagonista rapado que parece el “default skin” de cualquier videojuego cutre, tampoco ayuda demasiado a que le prestemos atención al relato. Aunque francamente, en el caso de Red Faction: Guerrilla da igual, porque cuando un juego es tan divertido como éste, sí que puede permitirse el lujo de prescindir de la historia.
Prototype
Otro analizado en El Píxel Ilustre que, pese a ser terriblemente divertido, tiene un guión y un pulso narrativo digno de Michael J. Fox en una mañana de resaca. Además, el caso de Prototype es bastante desconcertante, porque por cada misión completada la aventura avanza con una breve “cut scene” (a no sabes muy bien dónde), y a medida que consumes gente vas viendo flashbacks que narran fragmentos de la historia. Y quizás ese sea el problema, que con tanto flashback, flashforward y elipsis innecesarias, la historia se convierte en un corcho de pared sobrecargado de post-its con ideas aleatorias en el que es imposible sacar una mierda en claro. Al final claro, pasa lo que pasa, que llegas al último jefazo y no tienes ni idea de quién es. ¿Pero sabéis qué? Con Prototype, como con Red Faction Guerrilla, da igual, porque destripar gente y lanzar tanques es, junto a volar edificios en mil pedazos, muy divertido.
Fable
Este es un poco más antiguo que el resto, pero es que si no lo metía me explotaba la vena de la frente. El juego de Molyneux es bastante entretenido: tiene un sistema de combate ameno, unos gráficos muy simpáticos y una banda sonora encantadora. Lamentablemente también tiene una historia mala de cojones. Y jode bastante, porque no hubiese sido tan difícil hacer un guión decente y mejorar la calidad global del producto, pero de nuevo, eso de pagar a guionistas de verdad es caro, *comprueba IMDB*, mejor contratar a un tal James Leach, que lo único que había guionizado en su vida es el videojuego de Blade II y ¿el manual? de Dungeon Keeper (ahora también ha puesto su imaginación al servicio de ¡RISEN!) En fin, tonterías al margen, Fable es un buen ejemplo de juego que con una buena historia hubiese sido grandioso; pero que se quedó en medianía por culpa de un mal guión. Una pena.
Podría haber puesto muchos más (toda la saga Resident Evil, por ejemplo), pero prefiero que seais vosotros, amados lectores, los que completéis esta lista.
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