Análisis: No More Heroes

Aunque tanto en el título de la entrada como en la cabecera diga que esto es un análisis, la verdad es que no lo es. Casi dos años después de su salida al mercado, lo único que un servidor puede hacer con respecto a la obra maestra de Goichi Suda es rendirle pleitesía, obviar su obscena cantidad de fallos y alabar unos aciertos tan gloriosos como bizarros.

Pero no lo haré. Porque a estas alturas todos sabéis que los gráficos y la tasa de frames son de vergüenza, que la censura a la que se ha sometido el juego es mezquina e injustificada y que la jugabilidad en general deja mucho que desear cuando no estás enzarzado en un duelo a muerte por ser el asesino número uno de Santa Destroy. Así que en su lugar os recomendaré que, si tenéis la blanca de Nintendo (negra es horrorosa) no lo penséis y juguéis al juego más original y divertido de una consola con más juegos de los que muchos quieren ver. Y si de casualidad os gusta el cine tanto como a mi, os reto a que cojáis un bloc de notas y apuntéis las decenas de referencias a películas, videojuegos y cultura popular que hay coaguladas en las arterias del brillante, a la par que mediocre, No More Heroes. Eso sí, cuando terminéis, por favor pasad por aquí y compartidlas conmigo, porque hablar de cine y buenos videojuegos siempre es un placer.

Darle nota a No More Heroes no sería justo para el resto de juegos analizados, porque mi negro corazoncito no piensa en él por debajo de siete y mi mezquino cerebro sabe que no se merece más de un ocho. Así que en lugar de los típicos fantasmitas danzarines que suelen adornar la última línea en los análisis de este ilustre blog, dejaré una imagen de Sir Travis Touchdown, un personaje que acumula más carisma en su patilla izquierda que muchas sagas consagradas a lo largo de varios títulos.

Pero es que mirad que patilla