Hace ya un año que los nipones disfrutan de Sky Crawlers para Wii, un simulador aéreo parido por los mismos creadores que están detrás de una saga ya consagrada dentro del género: Ace Combat. No sólo con este dato podemos intuir que Sky Crawlers tiene un mínimo de calidad, ya que gran parte del interés que puede tener este título gira en torno a la novela, y la posterior película de animación japonesa en la que está basado. Pronto lo tendremos en territorio Europeo de la mano de Namco Bandai, mientras, desde este ilustre blog, os adelantaremos las impresiones.
Como ya he comentado, Sky Crawlers está basado en la novela de cinco volúmenes escrita por Hiroshi Himori, y que fue trasladada al anime de la mano del gran Mamoru Oshii, padre de Ghost in the Shell entre otros. Sobra por tanto decir que uno de los principales alicientes que podemos encontrar en torno a este lanzamiento es el interesante argumento y la fuerte carga filosófica de la que harán gala los diálogos y personajes. Sky Crawlers quizás no aporte nada al género, pero tiene una personalidad propia avalada por el gran anime que lo precede.
Pero dejando de lado el buen trabajo artístico y narrativo se trata también de un juego muy correcto, que aunque tenga ciertas deficiencias perdonables en su control supone una interesante opción para los que gusten de este tipo de juegos, que por otro lado escasean bastante en Wii, siendo Blaze Angels y Heatseeker los únicos referentes hasta el momento.
Técnicamente Sky Crawlers está bastante cuidado, y aunque no logra acercarse ni por asomo a los grandes títulos de la blanquita expone un sólido aspecto visual. Por si fuera poco, algunas de las composiciones del gran Kenji Kawai, incansable compañero de Hiroshi, estarán presentes en el juego, asegurando por esta parte una colección de melodías y canciones bastante destacables aunque pelín cortas.
En un juego de estas características el control es primordial, y más si hablamos de la Wii, en la que forzosamente tienen que adaptarse las bases jugables de un género que siempre estuvo ligada al Joystick de PC, y a la que poco a poco nos acostumbramos a asimilar con un pad. En esta ocasión el combo nunchaku-wiimote tiene un control acertado, con múltiples posibilidades y configuraciones, pero con algunos fallos que en ocasiones pueden dejarte vendido. Estas pequeñas deficiencias son maquilladas con un interesante abanico de configuraciones y con la posibilidad de una mayor profundidad en el control dependiendo de la dificultad que escojamos en un principio. Después de unas horas jugando a Sky Crawlers nos acostumbraremos casi de manera natural a esos pequeños fallos, que por otra parte no ensucian de forma relevante la experiencia jugable.
En los controles predeterminados, el nunchaku servirá para manejar el avión y disparar, mientras que con el wiimote podemos incrementar o disminuir la velocidad, frenar, cambiar los parámetros visibles, variar el armamento etc.
Después de unos cuantos tutoriales que nos explican los controles y nociones básicas nos pondremos manos a la obra con el modo historia, en el cual lógicamente se suceden los hechos al mismo ritmo, o por lo menos muy similares, con algunas variaciones, de lo que pudimos ver en el anime. Nos pondremos en la piel de un novato recien llegado y poco a poco iremos conociendo la guerra en primera persona. Misiones en las que tendremos que aniquilar a todo avión viviente, proteger compañeros y estructuras o atacar localizaciones. A medida que avancemos desbloquearemos nuevos cazas y armas, así como colores para nuestra avión. En ocasiones el juego puede volverse monótono, aunque también debo confesar que no es un género santo de mi devoción, pero estoy seguro de que los que disfruten con él encontrarán en Sky Crawlers una gran propuesta.
Recomendado para:
- Amantes del género
- Seguidores de la novela y el anime
- Gente con ansias de volar
No recomendado para:
- Personas propensas a marearse
- Jugadores a las que se las traiga floja el género
- Graphic Whores
- Pacifistas
«El único sentido que podemos darle a la guerra es que podemos volar»
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