Retro Amor: The Neverhood Chronicles

Escrito por en Retro Amor - 25 febrero, 2010

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Pon a Goichi Suda, a Jenova Chen (Flower) y a todo el Team Ico en fila. Ahora coge una copia del Neverhood con una mano y con la otra vas repartiendo hostias hasta que te quedes sólo. Tal vez así aprendan que éste juego sí se puede considerar una pieza con valor artístico y no esas mierdas que nos venden. Si quieres recordar (o conocer) esta pequeña maravilla, te aconsejo que saques las gafas de la inocencia y te enfrentes a Neverhood como un folio en blanco, pues este juego no puede ser juzgado como tal sino como obra de arte. O también puedes jugarlo to´ chuzo y ya verás que risa.

The Neverhood Chronicles es una aventura gráfica que vio la luz en 1996 de la mano de Dreamworks Interactive. No miento si digo que este juego vale más que todas las películas de animación de mierda que han producido, desde Shrek al Espantatiburones. Estamos ante la mejor dirección artística que recuerdo en un juego (por encima de Finalfantasys y Fables) no en vano detrás de Neverhood se encuentra Doug TenNapel genio creador de Earthworm Jim. Después de darle vueltas durante más de una década, TenNapel consiguió financiación para fundar el estudio The Neverhood y crear este fantástico mundo de barro.

La premisa de Neverhood es sencilla: eres un pepote que acaban de modelar y te encuentras en un mundo extraño y lleno de trampas. Sin inventario, sin más acciones que pinchar en puntos de la pantalla y tu propio ingenio. Conforme vayas resolviendo los puzzles que se plantean, la historia irá desvelándose en forma de secuencias de animación. Y vaya secuencias, todavía me dura la erección.

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El verdadero valor de Neverhood es la exquisita dirección artística, desde el diseño de los personajes hasta las maravillosas secuencias de vídeo. TenNaple creó Neverhood como un mundo bizarro, cambiante y engañoso, como surgido de la mente de un niño. Las criaturas y entornos están moldeados con una personalidad arrolladora, logrando transmitir todo un universo de sentimientos de la forma más sencilla posible. Y sin necesidad de polígonos tresdés hoyga. Neverhood está creado íntegramente con plastilina, una técnica deliciosa que el equipo supo aplicar como nadie al videojuego. Este material acentúa la sensación de inocencia y entorno cambiante de la que hablábamos, haciéndonos sentir como niños jugando a moldear mundos imposibles. Cada pantalla esta creada con muchísimo mimo y talento, sin esconder las huellas de los dedos de los propios artistas, lo que resalta el carácter artesano de la producción. Dime si esto no es HAMOR.

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Pariendo al niño

El personaje protagonista, Klayman, no articula palabra (sólo gritos o eructos esporádicos) y sin embargo desborda personalidad. Como está recién moldeado, sus movimientos son torpes y su mirada es aún inocente y curiosa, con lo que te encariñarás de él a la primera. Esta mirada inocente se contrapone al antagonista, malvado y egoísta que desea el mundo para sí. Algunos han descrito a los personajes como las distintas personalidades de una mente infantil, de manera parecida a como lo refleja Maurice Sendak en su maravilloso relato Where the Wild Things Are. Os invito a reflexionar sobre ello conociendo al resto de personajes, como el entrañable robot Bill y sus rabietas .

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Papá se ha ido de plastiputis.

Mención aparte merece la banda sonora, compuesta por Terry Scott Taylor. Me rio de Nobuo Uematsu: JA JA JA. Las maravillosas composiciones de Taylor se inspiran en el jazz clásico, el blues, el scat y el folk y sitúan el nivel musical del juego en un lugar donde muy pocos han llegado. Todo rezuma un encantador aire manoush y da la impresión de como si el propio Django Reinhardt hubiese supervisado algunas partituras. No imagino una música más adecuada para Neverhood. Os recomiendo que escuchéis el disco Imaginarium, que recoge estas composiciones y las de su secuela Skull Monkeys. Os dejo un video con algunas escenas y composiciones que os darán una idea del mundo Neverhood. Fijaos como la música parece tocada por una banda de niños jugando a crear melodías y armando bulla.

A estas alturas, el gameplay podría no importar en absoluto pero, al fin y al cabo, estamos hablando de un juego. Como hemos dicho, se trata de una aventura de puzzles point and click clásica, sin ningún tipo de inventario ni posibilidad de realizar más acciones que las preestablecidas en el mapa. No esperéis diálogos ni nada que se le parezca. Lo cierto es que los puzzles no son complicados y no hay forma de que el personaje muera, excepto en un punto que además esta señalado, así que cualquiera podría pensar que estamos ante un juego simplón y aburrido. Ni de coña. La grandeza de la dinámica de juego consiste en lo tramposo del planteamiento, de tal modo que muchas veces parece que es el juego el que juega contigo y no al contrario. De primeras, aunque nunca te lo indican, solo tienes 22 saves. Si se te acaban, tendrás que pasarte el juego del tirón desde la última partida guardada. Además no podrás memorizar los puzzles puesto que en cada partida varían las soluciones. También es imprescindible apuntar los resultados ya que los puedes necesitar más adelante. El juego está lleno de guiños que son autenticas vaciladas al jugador, como el pasillo de 38 pantallas (más de diez minutos andando) que tienes que recorrer para coger un objeto o el mega eructo de 2 minutos de reloj. Disfrutarás como un niño de estas cosas.

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Prepárate para 38 ósom pantallas de clicar en el extremo derecho.

The Neverhood fue un fracaso absoluto de ventas. El género de la aventura daba sus últimos coletazos y la audiencia estaba encantada con títulos de acción directa como Quake o Duke Nukem 3D. Tampoco pudo enganchar al publico infantil ya que visualmente se acerca más al oscurantismo de Burton que a una de princesas Disney. Esto no impidió que se lanzasen una secuela, Skull Monkeys, utilizando la misma técnica de plastilina. Una mierda. Miento, es un juego muy digno y atractivo visualmente, pero se enmarca en el género de las plataformas y ya no es lo mismo. Con todo, siempre nos quedará The Neverhood Chronicles, una pequeña joyita que merece ser disfrutada por todo jugón que se considere como tal. Con un poco de suerte lo tienes en Abandonware y te lo puedes descargar. O róbalo. O haz algo pero juégalo, coño.

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Una imagen más de Neverhood nunca sobra

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