Buenos días. Solo pasaba por aquí y me apetecía cagarme en la puta madre de alguien. Y por eso seguimos con los Retro ¿Amor?, rememorando esas grandes mierdas en forma de videojuegos que nos comimos con patatas cuando no estábamos sobresaturados de información gracias al milagro moderno que es internet. Mi próxima víctima: el segundo juego que compré para PSOne (el primero también merecería su Retro ¿amor?, pero no es una mierda tan grande como la que nos traemos entre manos) y a la vez el juego que más me arrepiento de haber adquirido: Chronicles of the Sword
Leyendas artúricas, gráficos renderizados, el mago Merlín, la bruja Morgana, combates épicos con esqueletos malditos, doble CD, todo apuntaba a un juegazo, una aventura gráfica que nos haría olvidar los pixelados juegos de Lucas Arts y dar paso a una nueva generación. Por eso, el hostión que me dieron en todos los morros no se me va a olvidar en la vida.
Chronicles of The Sword tiene el dudoso honor de ser la aventura gráfica donde quedé encallado con más celeridad: antes de resolver un solo puzzle. La primera “misión” que tenemos es que debemos visitar al mago Merlín en su torre encantada. Acudimos raudos y veloces a la torre y, ¡¡sorpresa!! Nos cansaremos de subir escalones como gilipollas a menos que tengamos la genial idea de insertar nuestra espada en el ojo de un caballito de mar grabado en la pared (tamaño 4×4 píxels) y se nos abra la puerta del estudio del mago. De hecho, al ver que yo subía y subía, y siempre me aparecía la misma pantalla, fui a protestar a la tienda diciendo que el juego estaba jodido, que quedaba encallado en la misma pantalla. No me creyeron ni me quisieron devolver la pasta… Mierda…
Y yo buscando la llave bajo el felpudo de la mesa redonda…
Y esa es la tónica general del juego. Puzzles obvios y fáciles cuya mayor dificultad consiste en encontrar los objetos adecuados para resolverlos. Y es jodido, porque no están a simple vista, ni siquiera más o menos escondidos. La mayoría son directamente invisibles: calaveras con rubíes en las cuencas en los ojos, llaves, viales de agua bendita, pelos, setas… Todos se esconden tras un pequeño punto de 3×3 píxels en el punto más recóndito del escenario, ocultos en las sombras.
Encuentra la Brizna de Hierba del Destino para derrotar al Caballero Negro
Por eso, el «mezclar todo con todo» habitual cuando quedamos varados cual ballena moribunda en una aventura gráfica no era suficiente. En este «videojuego» (las comillas están en mayúsculas), mi modo de proceder era realizar “barridos” por la pantalla hasta que notaba que el cursor cambiaba, indicando que ahí había un objeto que podía recoger. Como podéis suponer, el nivel de diversión que experimenté con este juego fue tan épico como la historia que acompaña la aventura. Además, la técnica del “barrido” no siempre funcionaba. La prueba es que no conseguí acabar Chronicles of the Sword ni con una guía. Fui incapaz de encontrar una puta piedra en medio de un camino. Una piedra cualquiera, no tenía nada de especial, y tenía que ser esa en concreto, la que se esconde tras un par de píxels y no cualquier otra.
Visitaba a menudo la capilla para conseguir apoyo espiritual. Era inútil
Y no hablemos de los “combates” que tan buena pinta tenían en las capturas de la caja… Al final, los escasos combates del juego (3 o 4) se reducían a animaciones donde interactuabamos a lo Dragon’s Lair, donde debíamos esquivar o atacar según la dirección que nos atacaba el esqueleto contrincante. Gracias a las horribles ralentizaciones que sufría el juego, era IMPOSIBLE ver venir al adversario, esquivar sus ataques y propinarles los nuestros para derrotarle. Gracias a Dios, existía un “modo fácil” donde resultábamos el vencedor del combate automáticamente. Seguramente, todos los que sufrimos este juego pusimos el modo fácil tras llegar al primer combate.
Encima se cachondeaba, el hijoputa
En resumen, un juego que nos daba ganas de viajar a la era de las leyendas artúricas, darle un bofetón a Arturo, sacar a Excalibur de su piedra y metérsela por el culo hasta la empuñadura a Sir Gawain (así se llamaba el protagonista), a Lancelot, a Morgana, a Merlín y a todo el equipo de Psygnosis que nos robó la pasta con esta gargantuesca cagada en forma de videojuego. Sin lugar a dudas, si hay que dar la culpa a alguien por la desaparición del género de las aventuras gráficas es a Chronicles of the Sword y bodrios similares que salieron a mediados de los 90, que provocaron una pérdida de confianza al jugón medio al ser cada vez peores… ¡Aventuras gráficas de garrafón, yo os maldigo!
Beh, hace no demasiado no sé si fue aquí o en menéame leí la guía sobre aventuras gráficas y me hizo toda la gracia del mundo, y es que en el fondo, si hay un motivo por el que ninguna aventura gráfica (ni tan siquiera el Broken Sword, que me gustó y todo) me haya enganchado es porque el mecanismo es absurdo, y en muchos juegos, como este que comentas, se lleva a niveles enfermizos. Es como los puzzles de «usa la cerilla que encontraste hace dos escenas junto con la rama de madera del primer escenario para encender la lámpara de la 5ª pantalla que iluminará el hueco de la pantalla actual donde está la llave para abrir la puerta». Joder, con lo fácil que es derribar la puerta, coño, xD. A mí, por estas cosas, siempre me mataban las aventuras gráficas: había que solucionarlo todo con puzzles enfermizos y no había maneras alternativas de hacer las cosas. Yo no seré de los que eche de menos las aventuras gráficas, ni antiguas ni modernas.
Vaya, yo había conseguido olvidarme de que este juego existía… y ahora vas y me lo recuerdas, maldita sea Galious.
Un buen artículo sobre un juego de mierda.
Jaiejao de tan cutre que lo pintas me entran ganas hasta de probarlo.
Soy asi, me encantan los juegos cutres.
Estoy con PolloFrito, a mí también me han dado ganas de jugar a esta ñorda.
Galious, creo que a ti lo que te jode de este juego no es que sea tan malo como dices, sino que en su día te dejaste el dinero que costara. Es como jugar hoy en día, mediante un emulador, al Cheetahmen II. Es MAGISTRALMENTE MALO, y eso mola. Pero claro, si eso te ha costado dinero, pues te sientes estafado.
¡¡Esperamos muchos más «Retro ¿amores?»!!
@ Alejandro_Retro
Considérate afortunado por haberlo olvidado… Yo no he tenido esa suerte
@ nmlss
Es eso mismo. Una mierda de este calibre duele mucho más si has pagado un buen dinero por ella. Y yo pagué bastante y salí muy escaldado. Si lo juegas por emulador te ríes de lo malo que es, pero si has pagado por él y esperabas un juego como mínimo entretenido, la sensación es indescriptible
No conocía este juego.
Me siento afortunado.
PD: al leer la palabra Pygnosys me ha venido a la mente cierto grupito que produce arcadas a cualquiera que tenga un mínimo de oído musical.
Uno de los peores juegos que tuve para Psx. Recuerdo que lo compré el mismo día que «La ciudad de los niños perdidos», otro bodrio para olvidar.
yo recuerdo esa portada de crío en las tiendas y siempre me llamaba la atención, afortunadamente no tuve la mala suerte de adquirirlo (según como se miré porque llegue a tener el Constructor y jugarlo con un pad tampoco era la repera). Aventuras gráficas tienen que ser en 2D, faciles, con una historia que enganche y poco más. A fin de cuentas lo que nos hace jugar a ellas es la historia y la curiosidad en ella, una vez pasadas no son rejugables vamos.
Joder, veo que, como pasó con Heroes of The Lance, no fuimos pocos los que picamos…
Galious, la explicación de por qué picamos es bien sencilla: era de Psygnosis, y de aquellas era una de las compañías con más renombre.
Galious ha creado una versión muy mejorada de «retro amor» clásico, que es el «retro ¿amor?». Todos queremos más ponzoña de pasado.
Que suerte el no haber tenido Pl pla pla playssss ssss ttaaatiii… la plei COÑO! xDDDDD
Este fue uno de los primeros juegos que alquilé al comprar la Play (estando basado en la leyenda del Rey Arturo prometía). Recuerdo vagamente quedarme atascado con poquita cosa en el inventario (un cubo de mier… de estiercol y una cuchara), y tener que devolver el juego con bastante frustración. Me queda el consuelo de que no me gasté tanto dinero como los que se compraron el juego.
@Jarkendia: Qué grande era Psygnosis. Pero hasta las más prometedoras siempre tienen un truño bajo la manga.
La ciudad de los niños perdidos a mi no me disgustó, aunque era un pixel hunter de los chungos. Joder, tenías que jugar con una lupa rastreando cada escenario.
De este rollo también me acuerdo mucho del Torico de SEGA Saturn, un juego jodidamente inquietante que me gustaría jugar de nuevo.
Pygnosys era una compañía grande y Shadow of the Beast merece mil retro-amores, pero creo que con este juego empezaron a ir cuesta abajo y sin frenos…
joder, pos los gráficos para la época no estaba pero que nada mal. pero vamos que me alegro de no haberlo probado, y joder, una aventura gráfica con pad pos como que no, nunca. Muy bueno, me he reido lo mio.
Arg! Lo recuerdo! Había sido portada de Micromanía si mal no recuerdo… Bonitos gráficos, pero un coñazo de juego.
JOder tio!!!…pero que risa me he hechado…he vuelto a experimentar lo que sentia al jugar a este juego a traves de tu frustacion……..
Yo de hecho, quiero pasarmelo, para mi es como una espina clavada…y cuando lo haya hecho lo vendere por ebay para extender este bodrio como un virus….jajajaja…
Joder, si k me he reido si…..
SObretodo con lo de «Encuentra la Brizna de Hierba del Destino para derrotar al Caballero Negro
» y «Encima se cachondeaba, el hijoputa»…..jajajjajajajajajaja….joder…k tiempos!!!!…jaja
Lo mejor es que está ultravalorado en ebay y similares jejeje
Yo solo recuerdo (y mi madre también) esta memorable cita:
«¡Ah! La cerveza del herrero.»
Lo alquilé un fin de semana, así que no me dio tiempo ni a llegar a ver a Merlín xD