Playhacks

Escrito por en Artículos - 11 agosto, 2010

Cuidado, no nos confundamos con el título. Al oir la palabra «hacker», casi todo el mundo piensa en un experto pirata informático capaz de romper cualquier sistema de seguridad, de colarse en tu pc y bajarse las fotos en pelotas de tu novia o espiarte en el Mésenller, de robarte el dinero cuando compras por internet, o de entrar en los sistemas informáticos del Pentágono y empezar a lanzar misiles. O en gente que modifica juegos para cambiarles la historia, crear nuevos niveles, o cambiar todos los sprites por cosas obscenas.

Ejemplo de romhacking

Pero esas acepciones corresponden en realidad a una degeneración del término original, cuyo significado es más benigno y profundo. Y es que un hacker en realidad no es más que una persona ingeniosa, que disfruta resolviendo problemas, cuestionándose cosas, dándole la vuelta a las normas preestablecidas y llevando al límite las posibilidades de los recursos existentes.

Bajo esta definición, lo cierto es que practicamente cualquiera puede ser un hacker, y de hecho así es: la filosofía hacker puede aplicarse a cualquier cosa, informática o no. Así, quien ha ideado una manera de redirigir el flujo de aire caliente que sale de su xbox para cocinar al vapor es un hacker, quien que se compra una lámpara del Ikea para luego desmontarla, modificarla y usarla como perchero es un hacker, quien se echa pique en las uñas para evitar comerselas es un (o probablemente una) hacker, quien bebe mucha agua antes de dormir para asegurarse de que se levantará pronto es un hacker… y también lo es quien busca maneras más o menos ingeniosas de jugar utilizando los elementos del propio juego de forma un poco excéntrica para que te aporten ventajas en las que quizá no cayeron sus creadores originales.

No estamos hablando de trucos de pulsar botones para tener vidas infinitas. No estamos hablando de usar Gamesharks, Action Replays y similares. No estamos hablando de aprovechar bugs o glitches del juego. Nada de trampas. Nos referimos a hacer cosas como estas:

El vídeo anterior, perteneciente a Super Mario Bros 3, resume muy bien los fundamentos básicos sobre los que se sustentan la mayoría de playhacks: recompensas molonas al recolectar gran cantidad de elementos más cutres (puntos, moneditas, estrellitas, aritos, manzanitas, monoculitos…), y «lugares felices» en los que se dan las condiciones propicias para poder obtener muchos de estos más rápidamente de lo que normalmente se debería.

Y es que los Marios son especialmente propicios a presentar lugares felices en los que poder conseguir vidas infinitas, siendo normal que existan varios de ellos en cada juego, desde sus inicios hasta la actualidad. Pero no ocurre solo en ellos: resulta raro, de hecho, el juego al que no podamos aplicarle algún tipo de playhack. Sin ir más lejos, en el antaño rival de Mario (porque hoy en día está muy venido a menos, el pobre) también es posible hacerlo:

Lugar feliz en Sonic 3

Aunque lo cierto es que no todos los playhacks pueden presumir de ser tan espectaculares. Los hay que son más discretos y tediosos, pero que aun así funcionan. En Marios, Sonics, y otros, se tiene la facilidad de que una vez conseguido el número de puntos para la primera vida extra, las siguientes vienen solas, pero en otros juegos te requieren obtener cierto número de objetos pestosos para conseguir cada una de las vidas, haciendo el proceso más largo y cansino, incluso aunque encuentres un lugar feliz. Tal es el caso del siguiente ejemplo, perteneciente a Crash Bandicoot 3:

(Quizá queráis mutear vuestros altavoces)

Y posiblemente el caso más evidente y fácil de playhack es aquel en el que los objetos vuelven a regenerarse cada vez que sales y vuelves a entrar a un lugar determinado, permitiéndote así hacerte con todos lo que te quepan. Esto es muy común en juegos viejunos de esos en los que cada vez que pasas por un sitio se vuelve a generar todo lo que había, tanto baddies como goodies. Un ejemplo tipiquísimo lo tenemos en el primer Megaman:

En 2:28 lo podéis quitar

Rizando el rizo con la regeneración de objetos, está la tactica de cometer suicidio, aplicable cuando puedes obtener varias vidas extras en poco tiempo justo después del lugar en el que reapareces tras morir. Así, tan solo tienes que pillarlas, morir, y volverlas a pillar, comenzando, cada vez que mueras, con más vidas. Dulce ironía esta de conseguir vivir para siempre a base de muertes.

Los RPG son otro género que se presta mucho a los playhacks. La combinación de habilidades que hacen esto o lo otro, objetos que te dan talocual propiedad, enemigos con particularidades particularosas, y lugares felices, hace que casi todo RPG tenga sus truquillos para subir de nivel como quien se saca los perdigones o para hacerte asquerosamente rico más rápidamente que Steve Jobs cuando saca un nuevo gadget al mercado. Es el caso de por ejemplo esta enrevesada estrategia para conseguir esto último en Final Fantasy X:

Y en fin, la lista es ciertamente interminable. Tras haberlos descrito y estudiado, surge una cuestión metafísica: si es posible playhackear un juego, ¿debería eso ser considerado como un fallo de diseño de dicho juego? ¿o por el contrario, esta posibilidad ha sido maquinada por sus creadores deliberadamente? No creo que podamos saberlo (salvo quizá en casos como en el de New Super Mario Bros de Wii, donde te lo dejan bien claro), pero sea como sea, a mí, y creo que no me equivoco al pensar que a cualquier jugón también, a todos, nos encantan los playhacks. No solo ya por las cosas bonitas que nos permiten conseguir, sino también por la satisfacción que te produce el descubrir uno, el ser más listo que nadie, el hackear, el poder jugar con un juego más allá del propio juego. Es delicioso, ¿no? =)

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