En 1993 LucasArts lanzó El día del tentáculo y el célebre limpiador de Sierra regresó en Space Quest V, pero ese año hubo otra gran aventura, de la ya desaparecida Legend Entertainment Company (descanse en paz), que muy lamentablemente los españoles nos quedamos sin conocer: Eric the Unready, una hilarante historia en un mundo de fantasía medieval, donde el monte de los dioses se parece a Hollywood y los magos se pasan el día viendo partidos por televisión. Si queréis saber si realmente nos perdimos algo, seguid leyendo.
Eric the Unready está a medio camino entre las aventuras textuales y las aventuras gráficas, lo cual no es de extrañar si consideramos que Legend nació en el mismo año en que murió Infocom, recogiendo el espíritu de ésta. Así que estamos ante una aventura básicamente textual, con las clásicas descripciones de lugares y la escritura de comandos, pero que acompaña los textos con imágenes estáticas (y en un par de ocasiones con animaciones) y que cuenta con una interfaz que da la posibilidad al jugador de prescindir del teclado y hacerlo todo con el ratón, pinchando en los comandos y en los distintos elementos de la imagen. Aunque esto le pueda resultar cómodo a muchas personas, si realmente se quiere disfrutar de todo lo que se nos ofrece lo mejor es jugar siempre por escrito, no hay porqué agobiarse por no conocer el nombre en inglés de algún objeto o de algún verbo, ya que en la pantalla aparece la lista de objetos que hay en el lugar donde estemos, así como los verbos que podemos usar (aunque es capaz de reconocer más verbos y nombres de los que aparecen).
Su historia no es lo que se diría original, pero tanto mejor así ya que si se trata de hacer parodias, cuanto más típico el contexto, mejor. Según una antigua profecía del reino de Torus, el viejo rey Fudd the Bewildered morirá al final de la semana y la princesa que esté a su lado cuando ocurra heredará la corona. Dos son las candidatas: Lorealle the Worthy, fruto de su primer matrimonio, y Grizelda the Hefty, hija de su segunda esposa. Cuando la princesa Lorealle es secuestrada, todo parece apuntar a que la malvada reina Morgana no va a encontrar ningún obstáculo para coronar a su hija… pero como es de esperar, ahí vas tú, el caballero elegido por el destino y por la banana sagrada para salvar a la bella princesa antes de que termine la semana. La historia no es importante, ya que el objetivo no es ofrecernos un argumento elaborado sino arrancarnos una carcajada a cada paso de la jornada de Eric.
En tu primera misión, muy demostrativa, un granjero te dice que una bruja ha transformado a su hija en un cerdo y te pide que la beses para levantar la maldición.
El juego está estructurado en días, que terminan con Eric corriendo despavorido, saltando por los aires o siendo arrastrado por una estampida hasta llegar al lugar de su siguiente misión. Conviene salvar la partida al comienzo de cada día, ya que con cada comando que escribimos pasa un minuto y si tardamos demasiado fracasamos, aunque suele haber tiempo de sobra salvo al final del juego, donde cada minuto cuenta. Nada nos impide que desperdiciemos algunos objetos necesarios, pero todos los que hemos jugado a Maniac Mansion tenemos bien aprendida la lección de no salvar la partida después de vaciar una botella sin que haya efecto; por otro lado, no tendremos que preocuparnos de que se nos haya escapado algún objeto que nos obligue a empezar de nuevo el juego, como solían hacernos la buena gente de Sierra, sino que al principio de cada día encontraremos en nuestra mochila mágica todo lo necesario de los días anteriores, lo que nos permite concentrarnos exclusivamente en los puzles de ese capítulo sin tener que dar mil vueltas por los sitios por los que hemos pasado o, peor aún, quedarnos atascados irremediablemente por no tener objetos que ya están fuera de nuestro alcance.
Además de esto, en Eric the Unready se puede morir. Sí, como lo leéis, no hay porqué indignarse por la posibilidad de morir en una aventura, incluso a quienes no les gustaron las mil y una muertes de Roger Wilco no podrán quejarse en este caso, porque la mayoría de las muertes son aquí voluntarias; el juego nos avisa, nos pregunta si realmente queremos morir, a veces incluso después de confirmárselo nos insiste en que lo reconsideremos, rompiendo cómicamente la cuarta barrera. No hay que preocuparse de decirle que sí, que queremos seguir con nuestro curso de acción, ya que existe el comando undo, con el que deshacemos lo último que hayamos hecho. Así que no hay que tenerle miedo a la muerte ni a decir: «kill me». Morir es divertido en Eric the Unready.
Éste es un ejemplo de lo que te puede pasar si te da por beber vino siete veces seguidas.
Aunque el juego es de por sí gracioso, las dos principales fuentes de risas son las respuestas del juego a tus comandos y las referencias culturales. Uno de los aspectos más llamativos de las aventuras textuales es que tenemos por lo general una lista de acciones muchísimo más amplia que cualquier aventura gráfica al uso. Cuando el juego es humorístico esto puede dar lugar a muchas oportunidades para hacer reír, los que hayan jugado a Ben There, Dan That sabrán que lo más gracioso de aquel juego es probar a usar todo con todo antes de elegir la opción correcta, porque nos ofrece una respuesta particular para cada una de las opciones; coged ahora esa idea y poned una lista de verbos en lugar del genérico usar y el resultado es deslumbrante. Al final, la elección correcta es una sola, por lo que la libertad se limita a probar y no a actuar para no perder la linealidad, pero nunca está de más recordar que la linealidad no es mala y, aunque un mundo textual con libertad absoluta sería tremendo, aparte de complicar el diseño y multiplicar el presupuesto de desarrollo habría que hacer sacrificios en el planteamiento de la historia. La forma que tiene de rechazar nuestras propuestas llega a ser bastante original en ocasiones (véase la imagen del cerdo), alejándose del manido «no creo que eso sea buena idea». Así pues, con esto en mente, conviene dejar la solución de los puzles para después de haber probado todas las burradas que se nos ocurran; estamos ante un juego que reconoce el comando fuck como algo más que una interjección, sería un desperdicio no probar a escribirlo en algunos casos. Por otra parte, los puzles son razonables y si alguna vez nos quedamos atascados lo más probable es que no estemos dando con el verbo adecuado, pero esto no es un problema debido a la lista de verbos posibles en la izquierda de la pantalla, gracias a la cual he aprendido que moon puede usarse vulgarmente como verbo para «hacer un calvo» o «mostrar el trasero».
Como es normal en una obra paródica de principio a fin, también se da pábulo a las risas con referencias constantes a… bueno, realmente a todo. Aunque muchas de las referencias estén relacionadas con historias de caballería y cuentos populares —en una de las misiones tendremos que entrar en el castillo de los vituperantes franceses de Los Caballeros de la mesa cuadrada—, a lo largo de la aventura se aludirá a prácticamente cualquier cosa: otros juegos (Zork, Monkey Island…), cine y televisión (Star Trek, La isla de Gilligan…), literatura, religión o personas famosas. Buena parte de las referencias vendrán en los breves comentarios de The Torus Inquirer, que merece mención aparte. The Torus Inquirer es el diario del reino, una suerte de Noticias del mundo (la versión española de Weekly World News) en la que encontraremos de forma no ya sensacionalista, sino directamente surrealista, la crónica de nuestras «hazañas» del día anterior, así como noticias cómicas de ese mundo de fantasía, pistas necesarias para resolver algunos de los rompecabezas, y la imprescindible sección de anuncios personales, donde aparecerán muchas de las referencias que comentaba, tales como una nota de rescate del flautista de Hamelín o un anuncio de «Perdido: todo sentido de la proporción y la decencia. Madonna».
Sí señor. Te encuentras a la tripulación de Star Trek en carne y hueso, y la forma de hablar del capitán Kirk es jodidamente descojonante.
En conclusión, un título digno de conocer que se queda en la memoria después de haberlo jugado y que muy tristemente no llegó a ser distribuido en español. Eric the Unready es uno de los representantes de un modelo de juego que estaba llamado a desaparecer pese a tener sus virtudes, y resulta una aventura desternillante y llena de sorpresas. Yo me he partido de risa con este juego y para mí, con eso basta.
Lo que resulta impresionante a día de hoy, es que para dirfrutar de esos «simples» gráficos en la época en que fue comercializado el título, tenías que tener una tarjeta gráfica «impresionante», creo que eran tarjetas de 8 o 16 megas juas juas juas. Ahora me río, pero esas tarjetas costaban un ojo de la cara… Como ha cambiado la cosa.
Para éste con una de 1Mega sobraba.
Yo lo jugué con una tarjeta de video Trident de 1MB y 16MB de memoria RAM y era sobra de recursos jajajaja
Un gran juego de una época en el que primaba la aventura, historia, desafío y entretenimiento. Excelente y recomendadísimo para los aventureros de hueso colorado.
Lo de beber mierda es sublime.
Gracias por meter otro juego en mi lista de juegos a probar/terminar. Malditos seáis.
Osomizado me hallo, maese Necrodomo… enorme retro hamor!
Es extraño que hoy en día casi nadie trate de volver a la aventura conversacional. Creo que, combinándolas con otros elementos, darían mucho juego.
Lo del significado de «Moon» no lo sabía XD
Alguna vez existira un podcast ilustre XD? seria la polla
Los miembros de EPI tenemos una claúsula de silencio muy estricta (mono serio nos vigila y castiga a golpe de palo). No te puedo avanzar nada pero…
(ingresa no menos de 6000 leuros en la cuenta nº 4555-6777-8999-3444-587 de la Caixa y te lo comento)
¿Esa cuenta es tuya, Ciro? Le estas poniendo la cosa facil a los hackers…
Sobre el juego, lo flipo, pero lo cierto es uqe leer en ingles me da una pereza … estoy muy mal acostumbrado , porque hace años no me importaba.
@Pollico: Es la cuenta de mono serio; él me gestiona la pasta para que no me desfase con las drojas.
Se nota a la legua que este juego tiene que ser un despolle…sólo con ver las pintas del prota con ese corte de pelo a lo He-Man es que me parto el ojete xDDD
Esto huele tan añejo que se me hacen agua los dedos.
Pues lo cierto es que el «corte de pelo a lo he-man» era muy habitual en la edad media, lo solian llevar los caballeros. escuderos etc, porque así el pelo no les molestaba al ponerse las cofias-almoadilla-yelmo.
Y los había parecidos, pero todavía mas ridículos …
Vaya, no tenía ni idea! Gracias por la lección de historia Pollico!
El estilo franciscano sí que triunfaba…igual me lo hago la próxima vez que salga de fiesta…pillo cacho fijo xD