Retro Amor: Shufflepuck Cafe

Escrito por en Retro Amor - 24 noviembre, 2010

Entre 1989 y 1990 mi relación con PC Jesus se resumía en una docena de partidas al Prince of Persia, otras tantas al mítico Blockout (una especie de Tetris en 3D), cuatro intentos frustrados de levantar el vuelo en alguna versión añeja de Flight Simulator y un puñado de horas en el aula de informática empollando Logo. Los PC Jesus de aquella época eran complicados; MS-DOS era un peñazo y, en caso de no disponer de joystick, jugar con el teclado se me antojaba tan divertido como follar en la cama de un faquir.

Era mucho más práctico, directo y divertido viciarse a la Game Boy, a la NES, a las maquinitas o al Spectrum y a la Master System del vecino. Pero algo sucedió en aquel verano de 1989 que me trastocó profundamente; un punto de inflexión que cambiaría radicalmente mi opinión sobre los ordenadores: vi un Macintosh. Y lo más sorprendente, esa extraña computadora tenía conectado un extraño y pequeño periférico la mar de simpático. Se llamaba mouse.

… y un mundo de fantasía se abrió ante nosotros. El hipnomono, abuelo de mono serio, lo supo enseguida.

En aquella época nadie de mi edad (once ingenuas primaveras… disculpad por la activación del modo Abuelo Cebolleta) y entorno distinguía realmente un PC de un Commodore. Al fin y al cabo, a los ojos de un mocoso todos eran ordenadores y computadoras de una complejidad tan atractiva como desquiciante. Pero aquella computadora de Apple (si la memoria no me traiciona, se trataba de un modelo Macintosh SE/30) era diferente. Ya no sólo por su particular diseño; su sistema operativo te permitía cargar un juego o programa con un simple clickeo de mouse (recordemos que, aunque el ratón ya tenía su historia, fue Apple la compañía que lo popularizó a mediados de los 80 en EE.UU.). Además, el mouse también hacia las veces de pad en ciertos videojuegos. Más cómodo y fácil imposible.

el flamante Macintosh SE/30

Y tras este tocho coñazo esta breve introducción, paso a hablaros del videojuego que traía de serie ese Mac: ni más ni menos que el legendario Shufflepuck Cafe. ¿Que qué coño es Shufflepuck Cafe?  Os lo expondré gráficamente para que lo veáis diáfano:

Air Hockey + Star Wars Cantina = Shufflepuck Cafe by Christopher Gross, Lauren Elliott y Gene Portwood

Nuestra misión es tan sencilla de comprender como difícil de llevar a cabo con éxito: convertirnos en el Master del Universo del Shufflepuck (air hockey o cómo coño prefiráis llamarlo) y derrotar a ocho rivales en partidas al mejor de quince puntos. La gracia residía precisamente en la alucinante respuesta del mouse, cuya funcionalidad replicaba a la perfección los movimientos del mazo del típico juego de mesa que podíamos ver en todos los salones de billar y recreativas. Dicho ahora, durante el despertar de la era de la tactilidad y los sensores de movimiento, parece una perogrullez; pero entonces el invento nos pilló a todos en pelota picada y con la boca abierta .

Por otro lado, sus gráficos monocromáticos echaban un poco pa’ tras. A esas alturas de la vida se habían visto cosas mucho más impactantes (Megadrive y Sonic ya pululaban por algunos hogares al prohibitivo precio de 40.000 ptas/250 euros más o menos); pero el diseño de los contrincantes, un descarado plagio cachondo homenaje a los freakies del espacio de Tito Lucas en particular y a la ciencia ficción de serie B en general, era lo suficientemente demencial como para cogerle cariño. A nivel jugable, su principal virtud (si dejamos de lado el factor simulación que proporcionaba el mouse) residía en la variedad de técnicas de Shufflepuck. Cada oponente tenía la suya propia; todo un mérito teniendo en cuenta las escasas variables que aparentemente puede ofrecer este simpático pseudo-deporte.

Skip Feeney: Empanado humanoide, razonablemente parecido a Woody Allen, cuya ludopatía le ha llevado a recorrer los antros más sucios de la galaxia. Ahora tiene vetada la entrada en todos y ha depositado todas sus esperanzas en el Shufflepuck para enjuagar las cuantiosas deudas de juego que acumula. Sus crisis nerviosas le convierten en un rival fácil aunque imprevisible; tan pronto te suelta un castañazo como falla estrepitosamente. Es un looser.

DC3: En la pandilla alienígena no podía faltar el típico y servicial androide. En este caso, el barman del tugurio. Su presencia se limita a la de mero sparring; no te hagas ilusiones, nunca tomará parte en el campeonato. DC3 está programado para entrenarte y puede ser configurado para jugar a distintos niveles de dificultad. No le menosprecies; al fin y al cabo, él es quien determina si tu nivel es de pardillo o de curtido. ¡Marchando una ronda de Old Fashion para todos!

Visine Orb: Siempre me preguntaré si su altura y su nombre se pusieron en honor al personaje del gran Vizzini de La princesa prometida . En cualquier caso Visine nació en el sistema Squalor 3 y mide un metro cincuenta y tiene los ojos saltones, como todos los de su especie; pero a diferencia de sus congéneres él no ha superado su complejo de tapón. Le humilla el hecho de apenas poder alcanzar el tablero de la mesa y su moral se torna frágil en situaciones de presión.

Vinnie the Dweeb: Veterano ex-jugador profesional de Shufflepuck. Ha perdido fuerza pero no paciencia; rara vez te suelta un cañardo y es más lento que un día sin droja, pero nunca pierde el disco de vista y no suele dejarse sorprender por novatos. Las partidas contra él son largas y aburridas; ya que ni regala puntos ni te pone en excesivos aprietos. Su táctica es desesperarte sin apenas desgastarse. Lo dicho, es la hostia de paciente. Nació en el pacífico planeta Dweebor.

Lexan Smythe-Worthington: Multimillonario playboy de la raza Lagarto que abandonó los estudios para disfrutar la dolce vita. Su padre, uno de los magnates más influyentes del universo, le proporciona una paga mensual de 30.000 créditos con el fin de subvencionar sus vicios y mantenerle alejado de casa. Juega de puta madre, pero su objetivo no es ganar sino emborracharse (como John Carca); por lo que a media partida el champagne le convierte en una presa fácil.

Nerual Ttoille Misterioso ente no corpóreo de origen desconocido. Algunos dicen que es un espectro, pero de vez en cuando deja ver un jeto que alberga en su vientre ( Kuato’s style ); no obstante son muchos los que le han levantado la túnica y no han visto cuerpo ni nada. Su estilo de juego es muy perro. El mujoputa imita constantemente tus movimientos, provocándote una sensación similar a la de hacer el gilipollas jugar frente al espejo.

Biff Raunch: El típico cabronazo al que no puedes vencer en la pista ni darle una somanta de hostias en la calle porque simplemente es más fuerte que tú. Vigente campeón del Shufflepuck Café, financia su vida de motero salvaje con el juego y la extorsión. Le gusta humillar al perdedor y, en caso de perder él, suele liarla parda atizando al ganador. Superarle cuesta un huevo y parte del otro; puesto que suelta descomunales trallazos y su defensa apenas tiene fisuras.

Princesa Bejin: Aunque sobre el papel Biff sea el rival a batir, los poderes telekinéticos convierten a esta seductora mentalista del planeta Corduria en el contrincante más jodido de la cantina… al menos hasta que le descubres el truco. Hasta ese momento, te clavará todos sus saques con unos efectos que se mean en los de Oliver Aton y Juana Hazuki juntos. Se rumorea que mantiene un rollete con el General, pero no es cierto.

The General: Depravado y colérico cerdo que se flipa vistiendo como un general y haciéndose llamar como tal. En realidad no pasó de soldado raso, le expulsaron del cuerpo por matar a un superior de un mordisco en la cara, su mujer le abandonó debido a malos tratos (poca coña con este tema) y ahora descarga toda su mala hostia en la sala de juego del Shufflepuck Café. Proviene del planeta Gorrinaceo y su nombre real es Eneg, pero le encantaría llamarse Hatedpig.

Nota: La mayor parte de datos aportados son ciertos; pero otros tales como nombres de planetas o la inclusión del nombre de nuestro hamado e ilustre Hatedpig me los he inventado con más morro que gracia (más que nada para no wikipidear demasiado y añadir salsilla al asunto). Sé que no es riguroso, pero me la suda de vez en cuando mola soltar inocentes trolas que puedan devenir en leyendas urbanas.

Aunque Shufflepuck Café esté íntimamente ligado a la compañía de la manzana, cabe destacar que posteriormente también vió la luz en otras plataformas tales como Amiga, Amstrad, Atari y NES , entre otras. Actualmente, si deseas jugar al Shufflepuck Cafe original de Apple lo tienes crudo; ya que, pese a que se trata de abandonware, necesitas un Mac vintage para ejecutarlo (me imagino que existirá una forma de emularlo en cualquier Macbook, pero yo no la he hallado todavía). Aún así, siempre puedes echarte unas partidillas a sus secuelas: el simpaticote Tuxpuck y el gélido e irritante Shufflepuck Revolution (sí, lo habéis adivinado. Steve Jobs figura entre los rivales disponibles) e incluso puedes hacerlo con esta soberana soplapollez este Apple Puck Mouse especialmente diseñado para el juego… no es lo mismo, pero sirve para matar el mono. Me refiero al del vicio… a Mono Mongolo y Mono Serio ni tocarlos!


Como siempre, unas imágenes valen más que mil palabras (a partir de 3’57»)

La manzana quiere decir RECICLA (y no, hoy no hay tetas)

Comienzan las ofertas de Steam

¡Hay un girasol cantando en mi jardín!