Meh Dead Redemption

Escrito por en Artículos - 25 febrero, 2011


Ya sé que algunos me diréis que me encanta ir a contracorriente, que no hay nada como que un juego reciba elogios por todos lados para que a mí no me guste y viceversa, pero es que hay casos en los que exponer lo evidente parece tabú. Red Dead Redemption tiene fallos a punta pala, en todos los niveles, de todos los colores, y para todos los gustos, y sin embargo es uno de esos títulos intocables que parecen gozar del beneplácito general. Tanto es así que el mismísimo John Carca, infame azote de este señor blog, le casco un nueve en su análisis quedándose tan pancho. Pues ya es hora de poner las cartas sobre la mesa… sin spoilers, eso sí.

Me gustaría decir que no sé por dónde empezar, pero lo cierto es que tengo clarísimo por donde hacerlo: el guión. Red Dead Redemption nos cuenta la historia de un bandido que, tras casarse y tener un hijo, se reforma e intenta comenzar una vida nueva como ranchero… pero unos agentes del gobierno malvados, convencidos de que sólo el ex-forajido puede acabar con sus antiguos compañeros de fechorías (pese a saber dónde se esconde uno de ellos), deciden secuestrar a toda su familia y amenazarla de muerte si no les hace el trabajo sucio. El maleante reformado, por supuesto, accede a las exigencias y la aventura comienza. Esta es la parte buena, la mala viene a continuación. En la obertura del juego vemos a John Marston, nuestro estoico protagonista, plantarse delante de su antiguo compañero de banda completamente decidido a morir ahí mismo. Por suerte para él, tras ser disparado y dado por muerto, una señorita lo rescata, cambiando su percepción de la realidad y amor por la vida hasta tal punto que es capaz de cualquier atrocidad por salvar, ahora sí, a su esposa e hijo.

Esta experiencia cercana a la muerte que cambia tanto el comportamiento del señor Marston, es posiblemente la culpable de que sea un personaje con el que es totalmente imposible simpatizar. Tan pronto lo vemos comportándose como un gentleman delante de su salvadora, como lo tenemos asistiendo impávido a la violación de unas cuantas señoritas, o masacrando mujeres y hombres que luchan por su libertad en territorio mejicano. Una cosa es querer salvar a tu familia, y otra convertirte abiertamente en un asesino de inocentes que está dispuesto a estafar a cualquier pobre gente con tal de salirse con la suya… por la vía fácil. Porque quizás haya sido yo sólo, pero estuve durante todo el puñetero juego esperando a que John Marston le pusiese el revolver en la sien a cualquiera de los muchos bastardos que se dedican a mangonearlo y apretase el gatillo. Por desgracia nunca sucedió. Mr. Marston sólo asiente, toma nota de la misión por asquerosa que sea, y cumple órdenes.

A mejorar el escaso (tirando a nulo) carisma del protagonista y el enclenque guión, no ayudan especialmente el diseño de las misiones, que oscilan entre lo medianamente divertido y lo obscenamente aburrido. Si bien disparar a centenares de forajidos mientras te refugias detrás de rocas es entretenido, pastorear vacas no lo es. Y a la persona que se le ocurrió que introducir tres misiones, tres, en las que conducir el ganado de un punto del mapa a otro era divertido, deberían colgarla de los pulgares. Aunque claro, tampoco es que montar a caballo, algo que haces en todas y cada una de las misiones del juego, sea especialmente excitante. En los GTA al menos al conducir te divertías intentando no chocarte con otros coches, pegando saltos por las diversas rampas de la ciudad, esquivando peatones, etc. En Red Dead Redemption lo único que puedes hacer es pulsar más o menos el botón X/A.

Por si todo esto fuese poco, el juego es maldito hervidero de bugs. Los que yo he tenido el placer de disfrutar los podría separar entre graciosos y molestos. En el primer grupo estarían las personas que se quedan sentadas en vagones de tren imaginarios, los coleguitas con sillas en la cabeza, o los jugadores de póquer sin texturas. En el segundo, por el contrario, podríamos encontrar las partidas de póquer que nunca empiezan y cuelgan partidas, o los John Marstons que se quedan fatalmente atrancados entre barriles. No es el único juego con problemas de este tipo, claro, pero me resulta muy curioso como mientras que los de Red Dead Redemption son permisibles, los de otros juegos son motivo de escarnio. Doble rasero que se llama.

Siendo justos y volviendo al guión, lo cierto es que si bien la recta final del juego es muy lamentable, con momentos de auténtica ponzoña narrativa, el último giro es magistral. Aquí sí vienen spoilers, así que sigue leyendo bajo tu cuenta y riesgo. Por supuesto me refiero al momento en el que, cuando creemos que hemos terminado el juego, se nos da la posibilidad de encarnar durante un par de horas más a un John Marston que por fin se ha reunido con su familia. Estas misiones en las que ejercemos de padre y marido no son especialmente divertidas, pero sí tienen una carga dramática bastante lograda y ausente a lo largo del resto del juego, lo que se agradece. Lamentablemente, en Rockstar pensaron que sería la hostia matar al protagonista, por lo que nos brindan una escena final vergonzosa que termina de rematar un guión malo de cojones… aunque el recurso posterior de manejar al hijo sea muy bueno. Aquí terminan los spoilers.

Con todo esto no quiero decir que el juego no sea hasta cierto punto disfrutable. De hecho, no le voy a descubrir a nadie que Red Dead Redemption tiene unos valores de producción cojonudos y una ambientación de película, que hay detalles interesantes hasta debajo de las piedras, y que la banda sonora es sublime. Pero quizás en ese afán por intentar sorprender al jugador en cada momento y hacerlo todo «bigger and better» se olvidaron de lo realmente importante en un videojuego de estas características: una historia que te consiga mantener enganchado, un personaje al que disfrutes encarnando, y una jugabilidad a prueba de bomba. Lamentablemente ninguno de estos tres aspectos logra aguantar el tipo durante las más de treinta horas que dura el juego. Y es una pena, porque de haber sido así… hubiese dado igual, total, es de Rockstar y se va a llevar dieces a porrillo igualmente.

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