Retro Amor: Super Mario RPG

Todos sabemos que a la gran Ninty (y, che, a todo Dios, que conste) le gusta exprimir bien sus gallinas. A lo largo de los años, el mundo de Mario ha sido explotado con diferentes spin-offs que van desde títulos de tenis pachangueros hasta juegos de tablero. Con mejores o peores resultados, lo cierto es que la calidad media de dichas obras es ciertamente alta, algo que no puede decir Sonic, por poner una comparación dolorosa y realista. Dentro del género de los RPG recientemente han ido apareciendo los Paper Mario o Mario & Luigi Superstar Saga, los cuales tienen su génesis en Super Mario RPG.

Nos situamos en el ecuador de los 90, Tassoti había destrozado poco antes la nariz al gran Luis Enrique y Nintendo mantenía una salvaje y sexual relación con Squaresoft. Esta última, como third party de primera linea, brindaba a la líder del sector los Final Fantasy, Chrono Trigger o Seiken Densetsu entre otras series de calidad, haciendo que Super NES, gracias a estas aportaciones y a Enix, barriese a todas sus competidoras en el catálogo de JRPGs.

En estas, Nintendo decide que quiere sacar un juego de rol japonés del fontanero, para lo cual decide recurrir a Squaresoft en gran medida. Digo en gran medida porque Hironobu Sakaguchi pinchaba, cortaba… y alimentaba a un tal Shigueru Miyamoto, quien hacía las veces de supervisor del cotarro. Sí, seguro que los dos formaron un tándem de paquetazos.

Con el cambio de género, Squaresoft decidió respetar ciertas reminiscencias argumentales de los Mario clásicos, pero por una  vez y aunque al principio pueda parecerlo, Bowser no es nuestro enemigo a batir, llegando este incluso a ayudarnos en nuestra aventura. Desgraciadamente, la historia no es que esté especialmente currada, siguiendo con la tónica de que los Mario no se caracterizan por tener argumentos elaborados. Vale que en un plataformas de los 90 esto sea un factor poco importante, pero esto es un juego de rol, señores, y un poco de profundidad en la historia no hubiera venido nada mal independientemente del target que tuviese el juego por entonces. Por otra parte, Sakaguchi, siendo consciente de lo que se traía entre manos, introdujo varios guiños del universo nintendero, pudiendo encontrar cameos como el de Link.

Con ello, este Mario no se contenta con ser una simple copia de los Final Fantasy y Dragon Quest de por entonces, y si bien bebe de varios aspectos de los mismos, posee su propia y marcada identidad, ya que incluso se muestran partes en las que la esencia plataformera está presente, incluyendo también mini-juegos con los que conseguir varios objetos. A su vez, las luchas no son aleatorias, sino que nuestros enemigos son divisables desde la pantalla principal, y si no queremos luchar contra ellos, siempre podemos esquivarlos. Ya dentro del sistema de combate, se recurre a lo clásico, nada de Active Time Battle System, sino que las batallas son por turnos puros y duros. Por otra parte, si pulsamos un determinado botón a la vez que realizamos las diferentes acciones, la efectividad de las mismas sube, hecho que se vería traspasado posteriormente a determinados aspectos de ese pedazo de juego bodrio que es Final Fantasy VIII. También cabe destacar que la dificultad no es excesivamente alta y para muchos no supondrá más que un paseo, placentero, pero un paseo al fin y al cabo.

Como elemento característico queda la vista isométrica, usada tanto para el mundo como para las batallas y siendo bastante cómoda gracias a unos controles bien implementados (cosa que no puede decir otro cartucho como Landstalker, por ejemplo). Hay que resaltar también su banda sonora, la cual fue creada por la crack de Yoko Shinomura (Street Fighter II: The World Warrior, Legend of Mana y Front Mission entre otros), quien mezcla con hamor trazas de los Mario y de la saga Final Fantasy, obteniendo así un resultado bastante apañado en este aspecto.

Super Mario RPG quizás no sea de lo mejorcito del género, ni de coña, pero aunque no raye a nivel de fuera de serie en nada en especial, lo cierto es que es bastante aceptable en todos los sentidos. Desde su característico y agradable estilo, que allanaría el camino a los posteriores RPGs de Mario, hasta su jugabilidad, clásica, pero sin anclarse del todo en los canónicos parámetros nipones. Si algún pero se le puede poner quizás sea su historia, simple a más no poder. A pesar de ello, no desmerece para nada al Nombre Propio que lleva en su título. Retro must-play, bitches.

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