Retro Amor: Elvira II, the Jaws of Cerberus

Escrito por en Retro Amor - 3 septiembre, 2011

Mientras en España teníamos a Coral Bistuer presentando películas de kárate, los yankees, tan espabilados ellos, tenían a la señorita Elvira presentando filmes de terror. No es raro que con su voluptuoso aspecto se dedicaran cientos de pajotes prácticas onanistas productos a su exuberante figura, incluyendo unos cuantos videojuegos. Aunque el primero no estaba mal del todo, la segunda aparición de la conocida como Mistress of the Dark en los videojuegos, Elvira II-The Jaws of Cerberus, fue un juego bastante remarcable en el ya lejano 1.992.

A pesar de aparentar ser una mujer de armas tomar, a Elvira le tocó representar el papel de princesita en apuros y a nosotros el papel de novio machote rescatador (por lo visto, a principios de los 90 vendía mas eso que encarnar a una fémina, por muchas tetazas que tuviera), esperando como recompensa algo más que un inocente besito en la mejilla. Nuestra chica ha sido secuestrada por el demonio Cerberus, quien, para cumplir su propósito, ha encantado los estudios de cine en los que trabaja habitualmente.


La magia del cine esta vez nos tocará los cojones

Los tres platós y el edificio central se han transformado en un hervidero de monstruos, llenos de cadáveres y de trampas dispuestas para jodernos la vida. Menos mal que Elvira, que es un poco brujilla, nos echará un cable vía telepática y nos dará acceso a su libro de recetas para hacer hechizos.


No nos quedaremos sin nuestra ración de sangre y casquería

Elvira II combinaba elementos de las aventuras gráficas con los RPG/Dungeon Crawler en primera persona. Mientras que en el edificio principal y el plató 2, la casa encantada, teníamos que avanzar mediante puzzles más que con combate directo, tanto en el plató 1, un monstruoso nido de insectos gigantes, y el plató 3, una tenebrosa mazmorra, casi sería necesario tirar de papel cuadriculado y lápiz para dibujar un mapa si no queríamos perdernos irremediablemente. Elvira estaba capturada al final de uno de esos platós, curiosamente, el último que visitábamos.


No son las primeras, pero sí las tetas más feas que ví en un videojuego hasta Dante’s Inferno

Elvira II era uno de esos juegos a los que le podemos aplicar el calificativo de “vieja escuela”. Sin pistas, sin mapas, sin autoguardado y con la posibilidad que un paso en falso, utilizar mal un objeto o ser poco cuidadoso podían llevarnos a arruinarnos la partida y volver a empezar de cero, como por ejemplo perder un brazo en una trampa o morir de un infarto al encontrar una cabeza de zombi en un plato, guarnición incluída. La mecánica de hechizos, en los que debíamos “sacrificar” objetos para poder hacer magia, nos daba más de un disgusto al ver que nos habíamos cargado un objeto imprescindible para la trama para hacer un conjuro de mierda. Y es que los ingredientes para los hechizos se nos revelaban como un acertijo, como utilizar algo inflamable para una bola de fuego o un amuleto para el conjuro de suerte.


Ni idea de qué necesitábamos para conseguir un conjuro insecticida

Y los hechizos, aparte de los usos cotidianos de combate y curación, eran un elemento más a la hora de solucionar los acertijos que nos íbamos encontrando en los estudios de cine. Había hechizos de un solo uso que solo servían en un sitio concreto, para conseguir un objeto importante o derrotar a un enemigo especial. Y también ahí estaba parte de la gracia del juego, todo lo contrario al despilfarro de recursos al que estamos acostumbrados últimamente.


Todos albergábamos la esperanza de encontrar ropa interior femenina en este desorden

Elvira II era un juego difícil, sobretodo pensando que estaba mal acostumbrado por las aventuras de Lucas Arts, donde no podías morir ni comprometer el juego por una mala acción u olvidarte un objeto. Tuve que volver a empezar la partida varias veces, con el correspondiente cabreo, aunque una vez sabía como solucionar mis problemas la cosa se simplificaba… relativamente…


Ese era el problema de los juegos de antes: TODO quiere matarte

Las aventurillas de Elvira acabaron aquí, pero Horrorsoft sacó una secuela espiritual de Elvira II: Waxworks, que tiene el honor de ser uno de los primeros Retro Amor de esta ilustre casa y que en lugar de unos estudios de cine, la maldición caía sobre un museo de cera, igualmente terrorífico. Aunque el juego también era bueno, se me ocurren dos buenas razones para explicar por qué me decanto por Elvira II


¡¡Menudas calabazas!!

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