Análisis: Saints Row the Third

Escrito por en Análisis - 17 diciembre, 2011

Ej que estoy mu loco… Ahora cualquier hijo de vecino te suelta esta frase cuando realiza una acción temeraria de un calibre similar a comerse un yogur caducado o salir a dar un paseo en estas fechas sin la bufanda. También muchos piensan que tirarse a una señorita que fuma o tener a toda la policía tras tus pasos en el último GTA también es estar mu loco. Pero claro, quizás afirman eso porque no han jugado a Saints Row the Third

Cuando los que piensan que están mu locos por repartir estopa con un bate de baseball, Saints Row the Third nos da un consolador gigante.

Esto es estilo, glamul y saber estar

Cuando los que piensan que están mu locos por saltarse un semáforo en rojo, Saints Row the Third nos instala pinchos en las llantas para rajar los neumáticos ajenos.

Cuando los que piensan que están mu locos por controlar a un ex-convicto, Saints Row the Third nos deja que seamos como nos dé la real gana

Cuando los que piensan que están mu locos por tener un lanzagranadas, Saints Row the Third nos da un pedo embotellado.

 

La policía comprobando los efectos del pedo embotellado

Cuando los que piensan que están mu locos por ponerse un sombrero y una peluca, Saints Row the Third deja escandalizar a los puritanos corriendo en pelotas.

Cuando los que piensan que están mu locos por saltar sobre un coche, Saints Row the Third te deja hacer surf sobre ellos.

Cuando los que piensan que están mu locos por putear a la policía, Saints Row the Third nos deja que toquemos los cojones a dos manos a tres grotescas bandas, a la policía y a una organización paramilitar de las chungas.

Cuando los que piensan que están mu locos por tener una gran ciudad por recorrer, Saints Row the Third nos invita a que nos hagamos amos y señores de ella.

 

A ver si el Abad de La Abadía del Crimen se atreve ahora a tocarme los güebos

Cuando los que piensan que están mu locos por manejar un tanque, Saints Row the Third deja manejar un tanque mientras se precipita al vacío desde miles de metros de altura.

Cuando los que piensan que están mu locos por dejar subir al coche a una señorita de compañía, Saints Row the Third nos pone un tigre cabreado en asiento del copiloto.

Cuando los que piensan que están mu locos por hacer que un coche de policía explote, Saints Row the Third nos obliga a hacer explotar una calesa llena de pandilleros cabreados y tirada por un esclavo sadomasoquista.

Saints Row the Third nos ofrece estas locuras y mucho mas. Y no solo nos las ofrece, sino que nos invita a cometerlas y encima nos recompensa por ello…

Bueno, el tigre no nos recompensa, nos araña si no se divierte

Pese a estar estructurado como la mayoría de sándbox que podemos encontrar en las estanterías, con una historia principal dividida en misiones, tareas secundarias para procastinar alegremente y basurilla coleccionable dispersa por la ciudad de Steelport, Saints Row the Third demuestra que la parte gamberra de los sándbox, esos momentos de desmadre que, sin tener ningún motivo claro, todos hemos vivido alguna que otra vez en un GTA o similar, puede llegar a tener la entidad suficiente como para ser la base de un juego. Porque esa exageración constante de los clichés del cine de acción y los videojuegos es la verdadera base de Saints Row the Third, una base mucho más solida que la pobre historia que intenta relatarnos y los vacíos personajes secundarios.

Las físicas de la capa de Batman eran buenas, pero las de «el penetrador» ¡SON LA POLLA!

Desde el transgresor editor de personajes, en el que casi todo es posible, hasta la última misión, Saints Row the Third es un verdadero atentado a la cordura. Ya no se trata de estar mu loco, sino de hacer de ello un estilo de juego, en el que el caos y el alboroto nos acompañan en cada misión, tarea secundaria o desafío. Y para ello no se toma en serio a sí mismo en ningún momento y eso, en una época en la que los videojuegos parecen ser un territorio exclusivo para los tipos duros donde casi no hay sitio para el humor, se agradece mucho.

Este He-Man entrado en carnes fue mi personaje durante unas horitas

Sin embargo, así como muchos preferirán el último Call of Duty antes que Bulletstorm, seguro que muchos les seguirá pareciendo más divertido cualquier Grand Theft Auto que este Saints Row the Third. No es mi caso; no tuve la paciencia suficiente para acabar cualquiera de los GTA de PS2 (y del Chinatown Wars de NDS mejor no hablar) mientras que el trofeo de platino de Saints Row the Third ya está en mi palmarés. Será que estoy también mu loco, pero con esta tercera entrega, Saints Row se merece empezar a deshacerse de la etiqueta “copia del GTA” para adquirir personalidad propia, aunque sea una personalidad trastornada…

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