Análisis: Superbrothers: Sword & Sworcery EP

Escrito por en Análisis - 21 diciembre, 2011

Campanilla, mi Kahleesi, me dijo una vez que yo de pequeño debía salir de casa montado en un bol lleno de frosties y cola-cao cual platillo volante. Me había calado. No es que tuviese un bol-nave, tazón gigante con ruedas o algún vehículo estrafalario por el estilo (no obstante he de confesar que en su día albergué esperanzas de volar en jet-pack). Simplemente se trata de una metáfora o manera de entender mi ser. De hecho, ella insiste en que todavía salgo a la calle montado en mi bol de cereales. Volando, porque procuro ser un feliciano de la vida y suelo rondar por la estratosfera, y en un tazón de frosties porque constituyen un elemento importante en mi vida. ¿Conocéis las magdalenas de Proust? Pues a mí me pasa algo similar; pero con los Frosties. De Kellogs.

Ese maiz aplastado, tostado y ultra azucarado, apoyado por otros cereales como Krispis y Smacks, me acompañó durante mi etapa de formación más exhaustiva. La relación que establezco entre cereales y videojuegos (entre otros campos que me apasionan desde chinorri y que obviaré para no enrollarme más de la cuenta) no es directa. El momento Frosties (modo nostalgia: activated) era el de la merendola; esos instantes de efervescencia mental barrio sesamesca que te pillaba entre la salida del cole y las viciadas posteriores al Bruce Lee del Spectrum del vecino o al Megaman 3 de tu flamante ladrillo NES. Instantes de pura felicidad generados por el infalible Hippie Happy Combolibre de obligaciones + alimento hiper vitaminado + altas expectativas.

Esos momentos rutinarios procuraban un estado de felicidad que trato de mantener a toda costa. Ya no meriendo; ni compro Frosties, he sustituido el cacao por el chocolate y aborrezco la leche. No se trata del alimento en sí, ni de estar libre de obligaciones. La cosa va de alcanzar un estado mental de felicidad absoluta. De mantener la ilusión y la curiosidad por lo que te rodea, sin caer en la frivolidad (difícil) y siendo fiel a unos ideales (complicado). De salir de casa montado en tu bol de frosties.

¿Que qué tienen que ver los putos freakie frosties con Superbrothers: Sword &Sworcery EP? ¿Qué clase de análisis es esta mierda? Paciencia; que ahora con un tiki taka de esos en los no hueles la bola, reconduzco la jugada.

En mi escala de valores videojueguiles particular, esa que forjamos a lo largo de la vida casi sin darnos cuenta y como quien no quiere la cosa, pocos son los juegos que por sí solos me transportan de golpe y sopetón al estado mental Frosties. No se trata de jugabilidad, gráficos, texturas, extensión de mapas ni de nada en concreto. Es un todo; una suma aparentemente inconcreta que da cómo resultado algo fuera de lo común. Una anomalía épica que te parte los esquemas. Hay títulos que, sin buscar revoluciones de ningún tipo, te tocan la fibra y te enamoran irremediablemente. Superbrothers: Sword & Sworcery EP (S&S a partir de ahora) pertenece a ese selecto grupo que, también inevitablemente, relaciono con ese momento de felicidad absoluta que he comentado durante la introducción.

Si algo llama la atención de S&S es su descarado look de indiegente. Ese factor y el hecho de haber sido concebido para iOS puede llevaros a la errónea (o mejor aún, incompleta) conclusión de que se trata de otro título de gafapastas para gafapastas. Efectivamente enamorará a gafapastas; pero también a todo aquel que tenga una pizca de sensibilidad y buen gusto. Lo digo así de claro; sé que peco de soberbio y probablemente de intolerante, pero lo veo así y así lo debo expresar.

  She’s like a raiiiiiinbowww, coming colours in the air, oh everywhere….

Sencillez. Esa es la clave. S&S no plantea revolución alguna y lo pone todo patas arriba. Ni es la primera aventura que narra las andanzas de una heroína medieval en lucha contra el mal, ni reformula la base del click and point, ni es el primer juego de esta nueva oleada de retro indiegentes píxelados (los bruterrísimos Minecraft y N+, sin ir más lejos), ni el primero en presentar como escenario dos mundos paralelos, ni presume de tropecientos niveles y ni mucho menos es pionero en el uso de la pantalla táctil. No tiene nada de original y sin embargo es único.

S&S nos sitúa en Traverse y nuestra misión consiste en encontrar el Megatomo; un vademecum capaz de descifrar pensamientos ajenos que, by the way, liberará a las fuerzas del mal (como el Venger de la foto).

Al margen de su apabullante apartado artístico, del que hablaré brevemente a continuación, uno de los aspectos que más me atrajo de S&S ya desde buen principio fue su narrativa. Sí, hamado lector, eso que los redactores de EPI reclamamos a tantos y tantos videojuegos (si no sabéis de lo que hablo, revisad esto). La máxima «es más importante cómo lo cuentas que qué cuentas» es el principio básico de cualquier narración o composición. Las historias están limitadas. Cómo narrarlas no. Y aquí es dónde S&S da en el clavo. Te cuenta una historia mil veces vista y sin embargo te coge de los huevos desde el minuto cero, manteniéndolos bien apretados hasta reventarte de placer. Creéme, lector. Si entras en su onda, no lo soltarás hasta haber aplicado el zoom sobre cada pixelaco de Traverse.

Postales videojueguiles del Siglo XXI: The Deer Hunter

Me disponía a paliquear un rato sobre los gráficos como acababa de prometeros… y de repente caí en la cuenta que, como en toda buena obra, disociar sus elementos y analizarlos uno por uno es el clásico error en el que solemos caer los críticos. Las obras que te tocan la fibra (por no recurrir a odiosos adjetivos como geniales o maestras) son así porque todas sus piezas encajan de una manera que el todo, aún siendo imperfecto (y S&S lo es), se revela como algo bello e irresistiblemente atractivo. Y aquí se da el caso. El cariño y sumo cuidado aplicado en cada uno de esos píxeles como puños, la escandalosa e inquietante banda sonora de Jim Guthrie y un apartado sonoro ósom, la conciencia narrativa anteriormente tratada, su fácil y universal manejo a golpe de roce de dedo, referencias videojueguiles a cascoporrillo, algunos detalles que marcan la diferencia y todas las partes que conforman S&S, todas todas todas concuerdan las unas con las otras.

¡Encaja como la TRIFUERZA! Sí también sale en S&S. Aquí no falta na’ de na’

¿A qué detalles diferenciales me refería dos líneas atrás? Caramelitos para el jugón (y si es twittero, mejor). Uno de esos caramelos es referente a ese EP que adorna el título del juego, referente al Extended Play de los vinilos de dos caras. Porque sí, porque ese EP le otorga un plus gafapastero chulesco; y también debido a, como había comentado anteriormente de refilón, que el reino de Traverse consta de dos planos paralelos: el real y el de los sueños. Contado así suena a trillado; pero os aseguro que la implementación de este caramelito que tantas veces hemos degustado en otros juegos, aporta mucho a la receta. Otro caramelo (Frosties y caramelos… tiene telita), en el fondo una pijada tan fardona e inútil como visionaria, es la posibilidad de compartir las épicas frases del juego, todas ellas formadas por no más de 140 caracteres, vía twitter y al instante.

Y para rematar, la guinda definitiva: ACTUALIZACIÓN CARCA, ESTO ES UN SPOILERAZO QUE TE JODE EL GUSTAZO DE DESCUBRIRLO POR TI MISMO Y CIRO NO TIENE CORAZÓN POR SOLTARLO ASÍ SIN AVISAR las fases lunares del juego coinciden con el calendario lunar real. Lo que inevitablemente nos obligará a trastear con la fecha de nuestro iPad si queremos acceder a determinados lugares del mapa. Espacio, tiempo… parece complicado y requiere tanta paciencia como dedicación, pero no os preocupéis. Si entráis en el rollo S&S, la mayor parte de las veces que juguéis pondréis cara de panolis empanados ante las wonderfuladas que mostrarán las pantallas de vuestros generadores de iEnvidia táctiles.

Sing a song of sorrow and greaving, carried away by a Moonlight shadow…

¿Nos divertiremos jugándolo? Lo ignoro. No obstante sospecho que si le dais una oportunidad y os gusta una milésima parte de lo que a mí, os vais a sentir como un puto Master del universo táctil que es Traverse.

¡Por el poder de Grayskull!

¿Perfección? Ni de coña ¿Arte? Francamente querida, ni lo sé ni me importa ¿Poesía? Depende… bajo mi punto de vista, sí. Y a cascoporrillo. ¿No es arte la poesía? Nos estamos yendo del tema…

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ACTUALIZACIÓN CARCA: PARA UN JUEGO QUE SE MERECE UN DIEZ DE VERDAD EN EL MERCADILLO DE DIECES QUE SE HA CONVERTIDO EPI, YO LE PONGO OTRO.

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PD: Espero detallazo en forma de panera por parte de las marcas anunciadas por la patilla. Si no enviáis nada antes de tres días, malditos propagadores de vicio, sacaré al puto tigre y pondré cualquier comadreja que tenga la competencia.

 

Dragon Age 3 va a ser un poco Skyrim

Intercambio de regalos por Steam