Descubriendo...(XXXV)

Escrito por en Descubriendo... - 4 mayo, 2012

groove coaster

¿Osu Tatakae Ouendan? ¿Sí? ¿Os suena? Pues esto es parecido, pero mejor por momentos. Y maldita sea, es muy difícil superar esa locura de orgullo japonés mezclado con música agilipollante -en un buen sentido- mientras tocas la pantalla táctil al ritmo de la música. Pues aquí está Groove Coaster, una maravilla para iOS que aunque se lanzó en enero de este año yo he descubierto hace poco mientras corregía un reportaje que lleva la gamesTM de este mes sobre el creador del juego, Reisuke Ishida. Tarde o temprano tenía que mencionar la revista para la que curro, y mejor hacerlo hablando de algo que he aprendido con ella, ¿no?

A la gracia habitual del género de «acción rítmica» – más que nada porque está feo decir «action-rhythm»- hay que sumarle un par de cosillas nuevas muy interesantes y que, no había visto en este tipo de juegos. En primer lugar, el movimiento de cámara. Si hubiera que establecer una jerarquía dentro del género, estarían abajo los Guitar Hero, con botones y plano fijos; luego el Ouendan/Elite Beat Agents, con botones que se mueven y plano fijo; y, ahora, en la cima, Groove Coaster, donde los botones están dentro de una misma línea, pero la cámara se mueve. Puede parecer algo superficial, pero cuando el cambio de plano va a toda leche, altera la profundidad del siguiente punto y hace errar el «golpe», cualquiera se da cuenta del extra de dificultad que supone algo tan, aparentemente, simple.

El otro aspecto que me ha enganchado es, por tonto que parezca, lo natural que resulta pegar a la pantallita  para seguir el ritmo. Sí, es mucho mejor que con el stylus de DS y además no hay que pulsar en un sitio concreto, cualquier lugar de la pantalla sirve. Parece una chorrada enorme, de nuevo la misma idea, pero cuando tienes un dispositivo pequeño se agradece jugar con una mano. ¿Cómo, que ir pulsando sin más no exige concentración? Ay, amigo, no, que algunas pulsaciones aparecen en la pantalla a toda hostia y hay que estar atento porque no se las ve venir. Vamos, otra vuelta de tuerca simple pero efectiva. Sumadle que hay que hacer gestos en diferentes direcciones cuando la dificultad va avanzando y tenéis un cubata perfecto. Cubata, porque los cócteles son para maricones y judíos pusilánimes.

Curiosamente, lo que más llama la atención del juego a primera vista es el apartado gráfico, una especie de bastado de REZ, pero que también me recuerda mucho a Pixel Junk Eden, quizá más por el estilo de la música que por la estética, que también. No deja de ser una evolución de lo visto en Space Invaders Infinite Gene, el anterior juego de Ishida, ese hombre que posiblemente saque a Taito de su pochez existencial a base de juegos para iPhone. Curiosamente, la música, aunque atractiva, no es muy conocida. Esto puede echar para atrás a alguno, pero lo mismo ocurría en Ouendan y se disfrutaba como nada.

Poco más puedo decir: que veáis el vídeo y lo pilléis si os gusta el género. Es el segundo juego, junto con ZiGGURAT que consigue que me pase mi estación de metro. Por desgracia, rompe el canon del 0,79 típico de la AppStore y para colmo no hay demo. Pero si os fiáis de mi -AY QUE ME DA, JAJAJAJA-, compradlo.

Ah, y sí, que ya se me olvidaba: I’M BACK, MOTHERFUCKERS.

Bruno es __________

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