Retro Amor: Bonanza Bros

Escrito por en Retro Amor - 6 septiembre, 2012

Bonanza Bros

¿Recuerdan lo que era esa cosa llamada SEGA? Hacían muy buenos juegos cada dos por tres (ahora también, pero menos, ejem). Día tras día sacaban titulacos, y no solo en consolas de sobremesa, sino que peleaban por la supremacía de los salones recreativos con obras espectaculares por su puesta en escena (ay, Yu Suzuki) o que sacaban un poco los pies del plato. Bonanza Bros es uno de los últimos, y sigue siendo un hamor.

Para empezar, es un título en el que encarnamos a dos ladrones con pinta de haber sido paridos de manera defectuosa en una fábrica de Lego. Con ellos deberemos entrar en distintos edificios para tangar una serie de objetos marcados al inicio de cada fase, pero claro, cada nivel está plagado de unos cuantos seguratas gordacos venidos de las discotecas sevillanas, policías e incluso Swats, quienes intentarán frenar nuestra noble empresa. Por decirlo de alguna manera, es un batiburrillo de diferentes videojuegos entre los que destaca Metal Gear (que no Solid). Claro que aquí los vigilantes soldados enemigos no tienen tanta miopía pero sí más mala leche. Podremos o bien sortearlos o bien aturdirlos durante unos segundos con una pistola, lo cual nos dará el tiempo necesario para escapar de sus armas. También se pueden aplastar activando unas máquinas o estamparlos contra la pared viniendo desde la habitación de al lado, portazo mediante, gracias a nuestra posición de Dios-narrador-jugador-omnividente, en unos gestos que casan bastante bien con su estética cartoon. A ello hay que sumarle el componente Pac Man a la hora de recoger objetos y una estructura de niveles que me recuerda muchísimo a Keystone Kapers, un juego de cuando no tenían (o tenían muy pocos) pelos púbicos, lectores. Cabe reseñar también la aparición de las típicas fases bonus para mejorar nuestra puntuación que aparecen ocasionalmente, entre unos niveles concretos.

Hay que tener en cuenta dos factores a la hora de jugar a Bonanza Bros: una, que es un juego pensado inicialmente para máquinas arcade (aunque con varias buenas versiones caseras), y dos, que gana muchísimo cuando juegas con un compañero. Lo primero se deja notar cuando ves que las primeras fases son facilotas, pero que una vez avanzas un poco, te das cuenta de lo jodidos que son algunos mapeados. Y no por los enemigos, precisamente, sino por el aumento de las dimensiones de los niveles avanzados, los cuales nos harán parar un momento para calcular cuál es la mejor ruta a la hora de recoger todos los objetos que se nos piden y escapar antes de que se acabe el tiempo. Porque el tiempo está ahí, al principio no es más que un marcador que va bajando ante la pasividad del jugador, quien puede que lo considere como algo circunstancial; no obstante, si nos descuidamos un poco, acabará pateándonos el culo. Algo así como la vida misma, sí. Esto, como muchos sabréis, se traduce en el típico esquema de “juega, engánchate y como mueres como un palurdo continuamente, suelta más monedas de cinco duros”. Bueno, no, en el fondo no es tan difícil, que conste.

El segundo punto es común a muchos de los juegos de la época: lo bueno, acompañado de un colega, es jodidamente mejor. Jugando a solas se hace divertido a ratos -quizás el paso del tiempo haya hecho mella en el título, ya saben de lo que hablo-, pero es a dobles como más se aprovecha: se discute sobre el mejor camino a escoger en cada fase, se producen los insultos a los fallos del compañero, se urden planes para despistar y acabar con los diferentes enemigos. En definitiva, se disfruta más, mucho más.

Versiones

Como otros títulos nacidos bajo las placas arcade System-16 y System-24,  Bonanza Bros tuvo sus trillones de adaptaciones a diferentes sistemas de la época, siendo portado tanto por SEGA como por US Gold, empresa-ave de rapiña como pocas en los años 80 y 90. PC Engine se llevó la palma  en cuanto a versiones caseras gracias a una obra casi calcada al original. Mega Drive, por su parte, contó con un cartucho que –al igual que pasó con otros como Outrun o Super Hang-On- respeta bastante al arcade en su conjunto. Bastante cerquita de ambas se quedó el port amiguero, tan jugable como sus hermanos.

Sorprende muchísimo la obra de Commodore  64, que si bien de manera lógica baja un poco el listón gráficamente, da  bastante el pego e intenta mantener el espíritu del arcade. El que falla a puerta vacía sin duda alguna es el de Master System, un juego más que decente para un sistema de 8-bits al que encima se le añaden nuevos rediseños de los  enemigos… pero que capa el modo de dos jugadores. De poder ser un juegaco, pasa a categoría de MEH mayúsculo al cortar lo mejor de Bonanza Bros. Otro opus al que hay que darle de comer aparte es sin duda el de Amstrad CPC: sus gráficos (obviamente) son reguleros y los enemigos tienen un coeficiente intelectual de 60 que le hace perder demasiados puntos. Al fin y al cabo era lo que solía pasar cuando se portaban títulos arcades a ordenadores de 8 bits. Lo que no es normal es el decente resultado obtenido en Commodore 64, toda una sorpresa.

Por otro lado, en los últimos años han aparecido nuevas versiones en bazares y diferentes recopilaciones para consolas como PlayStation 2,  Wii e incluso Steam, aunque estas últimas no son más  que copypasteos del cartucho de Mega Drive, en vez del original arcade; es una lástima que Sega tenga tan pocas luces en la actualidad para asuntos como la reedición de viejas glorias.

Con  todo, Bonanza Bros es, como tantos otros juegos de hace 20 años, el  reflejo de una época arcade ya muerta. Uno de los muchos sacacuartos que sabían mejor si teníamos una compañía habilidosa con la que afrontarlo. Aparte, su estilo desenfadado y “gamberro de coña” cuaja a la perfección con sus pinceladas dignas de cualquier serie de dibujos animados con gags malérrimos. Gracias a todo esto, todavía hoy luce bien y se hace apetecible. Ya lo he dejado entrever al inicio del texto: Bonanza Bros es SEGA. SEGA con mayúsculas,  que conste.

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