Retro Amor: Megaman X

Escrito por en Retro Amor - 7 septiembre, 2012

Los que lleváis un tiempo leyéndome por aquí -ya llevo un año y algo-, sabréis que soy un fanazo del scroll lateral, concretamente del estilo metroidvania y también del Megaman. Ya dediqué mis palabras de amor a Megaman 3, mi favorito de la saga. Ahora toca hablar del revival del niño con manopistola: Megaman X, que reinventó la fórmula lo suficiente para que SNES y los 16 bits fueran un poquito más grandes.

Uno se toma a Megaman como lo que es: un torpe y un inútil que lo pone todo difícil, desde saltar a una plataforma un poco lejana hasta esquivar una bala. Creo que por eso se me quedó el culo tan torcido cuando pude echarle el guante a Megaman X y ver que el tipo no solo podía hacer un barrido para acelerar sino que podía saltar por las paredes y dar estopa a los enemigos a bastante más velocidad que nunca.

¿Cómo era posible que me hubieran cambiado los principales aspectos de Megaman y que me gustara el juego lo mismo? Cuando papi Inafune y demás seguían en Capcom, las cosas eran diferentes y se podían cambiar sagas sin destrozarlas. Ahora…

Bueno, al tema. ¿Qué pasa con este juego? Nos da un Megaman rápido, melodías de heavy-rock muy rápidas, acción más rápida si cabe, robots muy cabrones, más midbosses, más dificultad, escenarios llenos de carisma y que no se olvidan. Yo no podía pedir otra cosa, y por la época dudo que ningún juego ofreciera semejante mezcla de BADASSERY. Megaman, que en esta segunda saga se llama «X», una letra molona ya de por sí, es un robot preparado para liarse a hostias con todo lo que se ponga delante entre él y su objetivo: normalmente, un robot al que se le ha ido la olla por no se qué movida que no nos importa. Porque aquí estamos a lo de siempre: «SOY MEGAMAN Y VENGO A FOLLAR»

Cuando crees que Megaman no puede ser más molón, así a la mitad del primer nivel, le pegan una hostia que le deja del revé y llorando. Y aparece Zero para liarse también a hostias. Más BADASS si cabe. Y tus testículos de prepúber se desarrollan de golpe: joder, ese tío tenía una espada láser. Ay, vaya momentazo cuando en Megaman X-3 te dejan manejarle y cargar no una, ni dos, ni tres, sino seis veces su arma.

La magia del juego es que es tan fiel al concepto original que por muchas capas de cosas nuevas que le echen, llegar el jefe final es un parto de burra y cada jefe final es como romper con la novia. Romper con la novia Y GANAR LA DISCUSIÓN, ojo, que no vale solo con llegar. Y claro, no hay nada como ganar al jefe de turno esquivando sus ataques saltando por las paredes como el amo. No es que los jefes tuvieran mucho más encanto que los enemigos originales y repetitivos de la saga original, pero también eran unos cabrones: que si un elefante que echa fuego, un pingüino con mala hostia, un águila, etc. Ya sabéis que rollo siguen.

Aún así, lo que más entusiasma de este juego, además de poder mejorar a Megaman no solo con los poderes de lo enemigos sino con las mejoras que te encontrabas ocultas por los escenarios -¡con un espectro del Dr. Light!-, es la banda sonora. Rock con dos cojones, que pasa del glam a Iron Maiden con unos midis insuperables, todo muy digno de nuestro Galious. Si el niño después de esto no te sale con una adolescencia heavy, mételo a modisto, vaya.

Ejemplos:

Y que siga habiendo gente con los cojones de decir que Megaman no mola. El ritmo del juego no dejaba pensar en nada de lo que hacías, con lo que la muerte se hacía algo demasiado natural y emputecedor: que si hacías un barrido para esquivar, que si saltabas en la pared para que el boss no te partiera las piernas, que si la música anima todo el rato a no parar, que este robot que pega puños en el que me he metido salta mucho y va a toda leche… Lo que en la NES tenía una ritmo más acompasado y que exigía cuidado para no caernos por las plataformas se convirtió en algo que funcionaba diferente y a 280 pulsaciones por minuto. Una actualización perfecta a los tiempos que corrían.

Pero quizá lo mejor de Megaman X es que dio con una nueva fórmula que permitió que la saga siguiera viva durante casi una decena de juegos. Ya en la siguiente, la de PlayStation y Nintendo 64, decayó para no volver a ser vista fuera de las portátiles de Nintendo. Y no vale con relanzar juegos con aire retro, seguimos queriendo algo nuevo, un Blue Bomber que nos deje con la boca abierta y con el que podamos volver a gritar pletóricos al acabar una fase: FUCK YOU, I’M MEGAMAAAAAAAAAN.

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