Nobuo Uematsu, melodías para el recuerdo

Escrito por en Artículos - 26 febrero, 2013

No soy ningún tipo de experto musical pero creo poder afirmar que Nobuo Uematsu es uno de los grandes. Un maestro. Cuando hablamos de videojuegos muchas veces tendemos a ignorar quienes están detrás de ellos. Queremos disfrutar jugando y ya está. ¿Qué nos importará quién ha hecho qué? Aún así, algunos nombres siempre han estado a la palestra ya sea por el carisma del individuo o por dejar una huella muy personal en cada obra que ha ido lanzando. Difícilmente alguien que disfruta con el ocio interactivo no sabrá quien es Nobuo Uematsu. «El de los fainal«. Ese mismo.

Sería de una estupidez mortal contaros todos los detalles de la vida del compositor. Para algo existe la Wikipedia. Pero no me puedo quedar del todo satisfecho si no os relato algunos detalles que me han llamado la atención de la vida del bueno de Nobuo.

Nobuo Uematsu. Vida y obra

Nobuo Uematsu nació con un talento innato para la música. Solo así es posible explicar como un niño de once años pudo aprender a tocar el piano por su cuenta. Me imagino observando a su hermana tocar el instrumento, mimetizando mentalmente sus dedos al igual que hacía su congénere sobre las teclas. Estaba claro que el chico ya vislumbraba su futuro ligado a la sucesión combinada de melodía, ritmo,y armonía.

Kōchi fue el lugar que le vio nacer. Una ciudad que catorce años antes de la llegada del genio japonés fue bombardeada por aviones norteamericanos durante la Segunda Guerra Mundial. La mitad de los edificios fueron destruidos durante el ataque aunque probablemente Nobuo no viera restos de la ruina de la guerra durante su infancia. Lo que seguramente tuvo que respirar fue el clima de los habitantes del lugar. Unos ciudadanos queriendo pasar página rápidamente mientras sus caídos llevaban en tumbas poco tiempo. Tristeza y melancolía, dos de los sentimientos que más se le han atribuido a sus obras más famosas.

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El compositor japonés ha trabajado dieciocho años en Square Enix (1986-2004) y después fundó su propia compañía, Smile Please. En 2003, un año antes de que Nobuo abandonara la empresa de su vida, Hironobu Sakaguchi dió por finalizada su estancia en Square. En 2004, al igual que Uematsu, fundó Mistwalker, su propia desarrolladora de videojuegos. Estos sucesos son más que una simple coincidencia ya que la carrera de estos dos titanes está conectada desde sus inicios. Square andaba perdida y a la deriva en 1987 así que se jugó casi todo a una última carta: un RPG creado por Sakaguchi que contaba con las composiciones de Uematsu. El resultado fue un éxito total y el nombre de la criatura fue Final Fantasy. Era el comienzo de una larga amistad.

Aunque Nobuo Uematsu abandonara Square-Enix, ha seguido realizando música para ellos. Todos las entregas de la cacareada saga han tenido a Nobuo a sus mandos exceptuando Final Fantasy XIII. Además, ha trabajado en todos títulos de la desarrolladora de su compadre Hironobu, excepto en ASH: Archaic Sealed Heat.

Yo no puedo definir el estilo de Nobuo Uematsu ya que suele ser un tipo ecléctico. Eso sí, si tuviera que mencionar lo que siento al escuchar la mayoría de sus hitos creo que debo mentar la nostalgia. Algo arraigado en mi interior que me conmueve profundamente cuando escucho la mayoría de sus acordes. Pero como ya he dicho, no soy ningún experto musical. Aún así, me lanzo al barro y paso a relataros mis cinco composiciones favoritas de la obra de este ilustrísimo autor. Únicamente pongo las versiones originales porque si me pongo a trastear con las demás ediciones, no termino nunca.

You’re Not Alone – Final Fantasy IX


La última entrega de la saga en Playstation nos trasladó a los viejos títulos de la saga y la composición de Uematsu también viaja al pasado junto a nosotros. Melodías más clásicas y con tonos menos oscuros hacen aparición en el título y You’re Not Alone es la obra que más me llena de entre todas ellos. Aunque me recuerde a la mítica Cosmo Canyon, la melodía de la que os hablo tiene ese tono más ligero y desenfadado de la que hace gala la mayoría de temas que integran Final Fantasy IX y que a mi me conquista el corazón.

To Zanarkand – Final Fantasy X


El tema principal de primer Final Fantasy de Playstation 2 es una composición más sencilla comparado a las que estamos acostumbrados en la mayoría de temas musicales del autor. Un piano es lo único que escucharemos en esta melodía y ahí radica su fuerza. Las notas tristes de las que hace gala son los baluartes de esta efectiva composición, más de lo que suelen acostumbrar los temas principales de la saga de Square-Enix. Una sensación de abatimiento parece acompañar cada pulsación sobre el instrumento y, junto al vídeo introductorio del juego, te sumerge de lleno en una atmósfera apesadumbrada.

Aerith’s Theme – Final Fantasy VII


Probablemente la melodía más recordada del juego de Cloud y cía, una composición poderosa que muchos relacionan como el tema principal del juego dada su magnitud. Difícil no relacionar esta pieza romanticona con los momentos en los que aparece, sobre todo durante la muerte de la heroína. Tema que enlaza sus primeros momentos tranquilos y pausados con un poderoso estadillo melódico que revela los abrojos de los protagonistas. Sobretodo del rubio de peinado imposible. Y nosotros con él.

Neverending Journey – Lost Odyssey


Parece que no pero resulta difícil elegir un tema fuera del excepcional trabajo realizado en Final Fantasy. No por la escasez de calidad en otros videojuegos si no más bien porque lo que rodea a los JRPGs más mediáticos de la historia engulle todo como si se tratara de un agujero negro. Aún así, Neverending Journey nunca debe faltar de ninguna lista. Los temas musicales del mapamundi de cualquier juego de rol suelen ser alegres y festivos pero la elección de Nobuo es como un puñal en el corazón. Es escuchar la melodía y sentir como los vellos se me erizan al instante. No puedo con ella, me sobrecoge el alma. Y luego llega el apoteosis final de la canción. Una delicia.

Terra’s Theme – Final Fantasy VI


Mentiría si no dijera que es una de mis composiciones favoritas. Tras una introducción tumultuosa, con una música inquietante y esos rayos en el cielo que anuncian el título del videojuego en llamas, leemos los devenires de la tierra en la que daremos nuestros primeros pasos. Una historia trágica que nos conduce a un escenario helado donde nos presentan a dos soldados genéricos y a una chica de cabello verde. Y entonces se ponen a caminar por la nieve mientras la música hace aparición y los créditos cobran vida. Ese momento está grabado a fuego en mi mente y gran parte de la culpa la tiene la composición del maestro japones. Es el comienzo de un épico viaje que parece condenado al fracaso pero que, como bien nos resuelve la composición, puede terminar triunfante. Tras sufrir mucho, eso sí.

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