Manhattan. Whisky Sour. Old Fashioned. Estos tres cócteles comparten ciertos elementos en común, entre ellos el siempre excelso rye whiskey aunque es típico que nos encontremos estos elixires preparados con bourbon. Pero no solo de whisky se nutren ya que, por ejemplo, tanto el Old Fashioned como el Manhattan cuentan con Amargo de Angostura como elemento imprescindible. Está claro que cada maestrillo tiene su librillo pero los componentes básicos que componen estas panaceas son bastante fijos. Aunque guarden una relación básica —Whisky Seal of Approvement— y ciertos componente comunes, el sabor de cada uno de ellos es único.
Que cada uno de estos espirituosos tenga un sabor único no es sorprendente: aunque compartan ciertas materias, no tienen el mismo total ni son preparados igual. Ahí radica toda la cuestión. Un Manhattan no sería un Manhattan si este fuera servido con hielo. Tampoco puedo imaginarme un Whisky Sour con Angostura. Y no digo que esta mezcla no pueda resultar atractiva, solo que ya no sería un Whisky Sour —ojocuidao con esto ya que hay ciertos debates en foros de expertos sobre si la receta original lleva o no.
Es bastante complicado crear algo nuevo. Innovador. Algo original que nos deje boquiabiertos de emoción, a lo Annette Schwarz. Por mucho que intentemos mezclar, por ejemplo, los contenidos de los cócteles antes expuestos no nos va a salir un caldo pionero. Probablemente nos salga una buena diarrea de mono. Digna del más excelso de los monos pero igualmente mierda líquida. Y esto se extrapola a todos los ámbitos. Mezclar los elementos clave de obras populares no nos asegura que realicemos la obra más popular del barrio. Más bien al contrario. Y A Walk in the Dark peca de coctelera.
Flying Turtle Software es el estudio portugués que nos ha traído A Walk in the Dark, el primer juego que desarrolla para PC esta pequeña compañía indie tal como ellos mismos dicen. Y nada más comenzar nos damos cuenta de que han sabido muy bien usar los componentes de diferentes títulos independientes de gran éxito. No hay que tener miedo a decir que los títulos en los que se basa a nivel jugable A Walk in the Dark son Super Meat Boy y VVVVVV. Merece la pena apuntar que han absorbido las mecánicas jugables de esos dos videojuegos pero que no han podido capturar su esencia. Me explico.
Los dos títulos desquiciantes de los que os hablo no son videojuegos innovadores. Cogen los atributos indies por excelencia para dotar a sus títulos de ese añorado aroma retro que muchos solemos buscar en los juegos actuales (dificultad elevada, gráficos añejos) pero tanto el Team Meat como Terry Cavanagh dotan de suficiente carisma a sus obras así como de un excelente diseño de niveles para que estas sobresalgan entre la vasta llanura de títulos indiegentes que tenemos disponibles hoy en día. Hacen que sus juegos sean únicos gracias a una sabia mezcla de sus componentes haciendo que el producto final sea especial. A Walk in the Dark pretendía hacer lo mismo pero algo ha debido ocurrir en el proceso de fabricación para que esta nueva mezcla nos sepa más a rebujito de whisky Dyc que a Old Fashioned.
Buenos componentes no faltaban para que el resultado no pudiera ser satisfactorio: un gato como protagonista de este plataformas de reflejos rápidos. Un gatete. ¿Quién no se puede resistir a controlar a un minino como protagonista? Los movimientos del felino son suaves y disfrutables en el oscuro y tenebroso entorno que cubre todo el título. Porque si hablamos del aspecto gráfico hemos de hablar de un mundo sombrío con una estética digna del expresionismo alemán —Hola Limbo— en la que el juego se mueve muy bien. Nuestra misión es salvar a nuestra dueña que ha sido arrastrada a un extraño mundo aunque la historia aquí es bastante irrelevante y no nos importa demasiado.
El manejo de nuestro personaje recuerda a los plataformas de paciencia infinita que Super Meat Boy ha popularizado ya que deberemos ir sorteando obstáculos, pinchos y derivados en su mayoría, mientras intentamos terminar cada fase en el menor tiempo posible. El diseño de niveles, pieza fundamental de este tipo de juegos, es más bien limitado. Algo soso en su mayoría. La cosa cambia en determinadas fases en las que nuestro protagonista gatuno correrá automáticamente mientras deberemos ir cambiando el suelo por el techo —Hola VVVVVV— rapidamente ya que aquí primarán nuestros reflejos. Estas fases son uno de los pocos alicientes a relucir del videojuego ya que suponen un buen reto. No termino de entender porque el gato a veces tiene poderes gravitatorios y otras veces no pero bueno. Quizás sea que antes de entrar a esas etapas se infle a LSD o a otras drogas del palo.
Luego tenemos algunas pantallas protagonizadas por la desdichada secuestrada. La protagonista tiene la misma habilidad de cambiar su estado gravitatorio que el gato en ciertas etapas pero a diferencia de nuestro compañero animal, la niñata es más bien torpe. Aquí la inspiración de VVVVVV se muestra en todo su esplendor. Pinchos por todas partes mientras la niña emo va de arriba abajo y de abajo arriba. Y poco más.
En mi opinión, A Walk in the Dark es un juego acomodado. Sabe que tiene unos componentes que han triunfado en otras obras pero no se atreve a ir más allá. No pretende tener una personalidad propia que lo defina sino que prefiere conformarse con capturar las bases jugables que definen a otros videojuegos y aplicarlas en él. El juego puede ser disfrutado si no has tenido la oportunidad de probar los títulos antes mentados o similares. Es un videojuego bonito, con un estilo gráfico bastante interesante y con una banda sonora que acompaña a la perfección la melancolanza que destila la obra de Flying Turtle Software. El problema es que la experiencia se trunca si has catado a las vacas sagradas ya que jugablemente es inferior a ellos en todos sus aspectos. Desgraciadamente, A Walk in the Dark no ha sido la mejor de las mezclas de la coctelera aunque contara con los mejores ingredientes.
Esto paso de ser una sorpresa inesperada y muy refrescante como Knitt stories donde primaba la exploracion y resolver ciertos puzzles sencillos.A ser unos coñazos plataformeros, donde te puedes pasar media hora jugando sin cesar el mismo nivel a ver si tienes la coña de pasartelo en el ultimo suspiro.
No aguanto los plataformas freneticos e imposibles como Super Meat Boy, pero no pongo en duda su calidad.
Este por lo que cuentas, es un mal intento de juego de ese estilo.
@Handlolo:
Usted debería probar Knytt Underground. Es parecido a Stories pero incluso más largo y con misiones secundarias que motivan a explorar el 100% del mapeado.
Tenía toda la pinta de eso que dices, un refrito de éxitos pasados que aprovecha lo hecho por otros (que tampoco han inventado nada, aunque por lo menos tienen el mérito de haberlo devuelto a la palestra) y le mete un gatito. Uno menos que probar.
Lástima de cóctel; algunos de sus ingredientes parecen muy sabrosos. Por cierto, Annette Schwarz es hardcore y lo demás son paridas.
Parece ser un representante más de esta nueva ola de juegos bonitos que se preocupan más de lo accesorio que de la jugabilidad, que viven de su fachada. El propio Limbo creo que ya adolece en parte de eso.
Es preocupante que un sector importante del indie esté fomentando esta manera superficial de hacer videojuegos. Lo que le da la profundidad a un videojuego es lo que se transmite mediante la jugabilidad, no la belleza estética unida a una historia lacrimógena.
Como nota al margen, es curioso el significado que ha tomado «expresionismo alemán» (expresionismo cinematográfico, claro, es el que se sobreentiende siempre). Se usa ya para hacer simple referencia al claroscuro. Encantándome el cine de la República de Weimar, hace tiempo que decidí desprenderme del término expresionista, todos los intentos de catalogación o definición de la corriente han fracasado estrepitosamente, se intentó incluso reconducirlo hacia el caligarismo también sin éxito. ¿Qué clase de corriente es aquella que abarca solo dos títulos?
Lo probare!
Gracias por el aviso.
Pues sí, sus referencias son más que evidentes. Queda muy penalizado por la falta de ingenio, pero no es un mal juego ni mucho menos. Además, teniendo en cuenta la cantidad de títulos puzle-plataformas que hay está por encima de la media ya sólo por la suavidad del control del gato.
Como cuando sabes que no hay que mezclar alcohol y lo haces para pillarte un cebollazo. O eso dicen, porque yo no bebo xD