Azure Dreams es rara avis dentro del vasto mundo de los JRPGs. Aún me pregunto como pudo llegar a Europa. Bueno sí, era el auge del RPG y tras el desembarco de Suikoden y Vandal Hearts, probablemente pensaran que no perderían nada al intentarlo. En España se la pegó bien pegada mientras que los americanos lo trataron con mayor justicia. Yo lo encontré en un videoclub de Torremolinos. Lo alquilé, jugué, me enamoré y puse la grabadora de mi amigo Poncho en marcha. Ya tenía un nuevo JRPG al que jugar.
Tras haber colaborado en el desarrollo de Castlevania Bloodlines y Suikoden, a Kenichirō Horio le llegó la oportunidad de dirigir el proyecto que acabaría convirtiéndose en Azure Dreams. Entre él y Kouji Yamada se repartieron el diseño y el guión del videojuego, dejando a cargo de las partituras al bueno de Hiroshi Tamawari, compositor de los dos Vandal Hearts. Un equipo novel que intentó abarcar multitud de conceptos diferentes en Azure Dreams, llamado en Japón Other Life: Azure Dreams.
El título de Konami es una amalgama de conceptos. JRPG. Roguelike. Pokémon. Date-sim. Supongo que todos estos vocablos os sonarán. La historia es una chuflá. «Vivimos en un pueblucho con una torre llena de monstruicos, papá desaparece en la torre y queremos seguir sus pasos». Blablabla. Lo importante es el concepto de la torre. En torno a ella se basa todo el juego. Cuarenta niveles de altura que deberemos recorrer para descubrir que ha pasado con nuestro progenitor. Y en el camino un multitud de cosas: enemigos, equipamiento, tesoros varios y, lo más importante, huevos. Huevos de monstruos que podremos empollar —no es coña— en nuestra casa si volvemos a salvo con ellos.
Hay dos modos de volver a nuestro hogar: perdiendo toda nuestra vida o con algunos objetos especiales, como un cristal de regreso. Con estos últimos enseres salvaguardaremos todos nuestros objetos adquiridos por el camino, algo necesario para seguir avanzando. La exploración de cada nivel es fundamental para sobrevivir pero lo ingenioso del asunto es que los niveles siempre serán generados aleatoriamente por lo que no nos aburriremos demasiado de esa matraca que es ir y venir de la torre constantemente ya que siempre que regresemos, volveremos a empezar desde la planta más baja y con el nivel del personaje reseteado.
Al menos no estaremos solos. Los huevos que decidamos empollar nos garantizarán aliados al más puro estilo Pokémon: debemos entrenar a estos familiares ya que su nivel, al contrario que el nuestro, se guarda y algunos de ellos pueden evolucionar. También podemos fusionarlos, algo que a mi me pirraba, para poder tener el aliado con las habilidades que más necesitáramos. En la gestión de los diferentes familiares está la clave para poder llegar lo más arriba posible en la torre. Algo complejo de lograr debido a los enemigos que pueblan la escena así como las trampas, una de las jodiendas más grandes de todo el juego. Trampas putas como hacer que tu aliado se vuelva en tu contra, paralizarte mientras los enemigos te apalean o el dichoso resorte que te lleva, o a uno de tus familiares, a la planta de arriba. Ver un cristal, pisar el resorte, despedirte del cristal. El ciclo de la vida.
Uno de los motivos que más captó mi atención del título nipón fue la sensación de que el pueblo estaba vivo. Siempre que regresaba de la torre y despertaba al día siguiente, algo nuevo sucedía en el pueblo. Ya fuera algún evento con alguna mozuela, el estreno de algún nuevo lugar en la ciudad o la llegada de algún visitante nuevo. Con cada nuevo día que pasaba, algo insólito ocurría en la villa. Y no solo por hechos producidos por el simple día a día sino también gracias a las acciones que nuestro personaje ha realizado. Hablar con una persona determinada, donar dinero a la iglesia, llegar a un nivel concreto de la torre, invertir en un nuevo edificio o reformar nuestra casa son acciones que determinan la ejecución de nuevas situaciones.
Esta sensación de juego vivo era nueva para mi. Intentar escalar lo máximo en la torre y salir con vida era la premisa básica del videojuego pero era un gratificante aliciente el hecho de volver al pueblo para descubrir que nuevas habría cuando saliera el sol. Aunque la monotonía de la torre pudiera cansarnos en algún que otro momento, la novedad diaria nos impulsaba a emprender de nuevo el camino. Es más, recuerdo al Nelson del pasado haciendo reformas en la casa del juego y morir adrede en la torre para ver lo antes posible como se agrandaba el edificio en el que vivíamos y como nuestra madre virtual se alegraba con ello. Cabe recordar que desde que nuestro padre nos abandonara, nuestra familia es la más pobre de la ciudad, con la casa más destartalada del sitio. De ahí mi urgencia en mejorar nuestras condiciones de vida virtuales.
El pueblo y la torre. La torre y el pueblo. No hay más escenarios que visitar exceptuando el interior de los edificios del lugar. Eso sí, esta población también da la impresión de tener vida propia ya que podremos ir edificando nuevos lugares tal como una bolera, un casino o una biblioteca. Lo hacemos por amor a nuestra tierra, para poder jugar los mini-juegos tontunos de los lugares que construimos o para poder ligar con las zagalas.
Otra de las características novedosas que incluye Azure Dreams es el poder cortejar a las diferentes chicas que aparecen en el juego. Decirles cosas bonitas, conseguirles algún objeto de la torre o regalarles joyas y ramos de flores son algunos métodos para conseguir la atención de las muchachas que habitan el pueblo. Esto no nos da ningún beneficio adicional pero al menos sirve como distracción entre combate y combate. Y para ver como se pelean para darnos los buenos días. El sueño húmedo del equipo desarrollador. Entre el elenco de féminas no podían faltar estereotipos más que quemados como nuestra mejor amiga de la infancia o la típica nerd horrible con gafas que cuando se las quita es una preciosidad. Nota para los perturbados: al construir la piscina podremos ver a las chicas en ropa interior. El equipo desarrollador seguramente lo viera como un filón. «Algo que poder contar a nuestros hijos». No lo creo.
Azure Dreams se puede hacer algo cansino a la larga. Su propia mecánica le condena a ello. Pero eso no quita que todo el camino recorrido no haya merecido la pena. Multitud de cosas por hacer, más de cincuenta enemigos diferentes a los que combatir y criar, minijuegos, ligoteo… Podríamos decir que el juego intenta abarcar muchas facetas distintas pero sería una información errónea. El juego consiste en ir a la torre, subir el nivel de nuestros familiares y regresar cuando estemos a punto de diñarla. Si esto no os convence, difícilmente el resto del paquete, que es un añadido, tampoco lo hará. Pero es complicado no resistirse a la carisma que desprende el título de la compañía de la pequeña ola. Yo no pude hacerlo y aún en mi cabeza resuenan las melodías que me acompañaban durante mis partidas. Y puede que lo hagan por siempre.
Lo recuerdo con bastante cariño y nostalgia, aunque sí es cierto que en esa época dorada, había juegos mucho más sobresalientes que este. Aún recuerdo esa torre de cds llena únicamente de jRPGs, entre ellos tenía cosas muy rarunas que, creo, nunca llegué a jugar.
Anyway, gran artículo, algo se remueve en mí al recordar estos juegos.
Éste no conseguí acabármelo nunca. Creo que es el único de los muchos RPGs de PSX que compré que no conseguí terminar. Si no recuerdo mal conseguía llegar al piso veintitantos. O a lo mejor ni eso. Se volvía muy complicada la torre cuanto más subías.
Pero no lo dejé por falta de ganas, le eché muchísimas horas. Aunque me pasaba más tiempo en el pueblo que en la torre XD
Hombre, lo de date-sim no era tan novedoso. Aquí un poco más por lo de que es un género que no salía de Japón, pero bueno. Me gustó más el Thousand Arms, en este sentido, claro que ese es posterior.
kiba, no es un juego sobresaliente. Si tuviera que cascarle un análisis probablemente acabaría con un 6 o un 7. Y ahora creo que no tendría huevos de ponerme con él.
Pero tenía mucho encanto. Esa sensación de que el mundo continuaba cuando me iba a la torre, sensación falsa, me maravilló en su época y el juego me robó muchísimas horas de mi vida. Y eso que era repetitivo a más no poder, como buen dungeon crawler.
Wiwo, subir hasta el nivel 40 es una tarea complicadísima. Se tienen que alinear los astros y que a partir del piso 28 o 30, los ascensores te tocaran cerquita de donde estuvieras. Mi «estrategia» era no sacar los familiares hasta que no fuera estrictamente necesario. Y dar prioridad a las frutas Pita en mi inventario para que no se me cansaran. Pero ya digo, la suerte influía de cojones.
En mi partida final acabé con todas las señoritas en mi harén. Lo mejor es que después de terminarte el juego, te dan un nuevo monstruico y puedes seguir jugando. Lo que pasa es que ya se me quitaron las ganas tras el logro de llegar al nivel 40.
Yo no lo había visto antes en ningún JRPG que llegara a nuestras tierras.
El Thousand nunca lo caté.
El Thousand Arms era un juegazo (o al menos yo lo recuerdo así… tendré que volver a jugarlo algún día). Si puedes, aún estás a tiempo de probarlo ;)
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Que recuerdos.. Una época dorada para los jrpgs…
Ahora estoy liado pasandome Chrono trigger, pero en cuanto lo acabe puede que pruebe este.
Lo mejor que a podido pasar, es que con los emuladores de pc, hay almas caritativas que se dedican a traduicr estas joyas que llegaban en ingles a nuestras tierras.
Gracias a todos por ese gran trabajo sin ánimo de lucro.
Por cierto, como me pongo imagen de avatar? xD
Qué cautivadores eran los pantallazos de título de los RPG! Solo de verlos dan ganas de pillar ISO (o el CD/cartucho de la estantería :P), enchufar el mando y a darle sin parar horas y horas y horas y horas y horas…
Yo a este no le di en su epoca, pero recuerdo algun amigo que lo estaba jugando y cuando le pregunte que tal estaba me dijo: !Pse! ni fu ni fa!
Te ha pasado lo mismo que a mi con el paper mario de 64, a mi me encantaba porque lo pille de chico, y simplemente me maravillaba (y aun lo hace) pero no creo que ningún amigo tenga cojones de pasarlo.
En la época era muy fan de cualquier cosa que oliese a anime (ya saben, finales de los 90) así que intenté darle un tiento, pero fue ver el tema de las mazmorras aleatorias, que me estaba metiendo en un pokemon y que salvo torre – pueblo no había nada mas… y pasé de echarle horas
Lo cual no quita que también tuviese sus puntos buenos, así que en ese sentido se agradece el texto, la verdad es que incita a animarse y echarle unas horas… aunque uno tenga mil títulos pendientes de jugar XDD
Habría que echarle muchos cojones para ponerse a jugar ahora al Azure creo yo.
Mmmmm Torremolinos… sabes qué es bueno de Torremolinos? KARATE A MUERTE EN TORREMOLINOS! Genial peli. Que grossura andar por ahi. Saludos!
Este juego era una patata, demasiado tiempo perdí con él en su día.
que hermoso texto a la subjetividad la verdad, que tiempos aquellos en los cuales solo tenias 3 juegos y debían de gustarte porque si
Yo lo tengo para psx y está nuevecito con su caja manual y disco en perfectas condiciones, es el NTSC U/C si alguien está interesado en él contactar conmigo soy de españa pero puedo hacer envios the_izuna@hotmail.com
Solo añadir que para mí es un juegazo que es dificil de encontrar, un saludo.