Crónica de un relevo generacional

Del cassette al cartucho

Escrito por en Artículos - 7 noviembre, 2013

Ahora que el cambio de generación está estos días en boca de todos, me congratula comprobar que no soy el único que piensa que la diferencia entre la next gen y la anterior es cada vez más pequeña, con la sensación que necesitan vendernos un aparato nuevo a pesar que el “obsoleto” todavía no ha sido aprovechado al 100%. Y entre todos estos comparativos de resoluciones y frames por segundo, indistinguibles entre sí si llevas las gafas un poco sucias, no puedo dejar de acordarme de lo que supuso a principios de los noventa pasar de los cassettes a los cartuchos.

Spectrum+

Tal como pasa hoy en día con la conexión a internet, la gran mentira que se les contó a nuestros padres es que los ordenadores servían para ayudarnos en el colegio. El único uso didáctico que me aportó mi MSX fue averiguar como limpiar los cabezales de un radiocassette y reparar las cintas que el reproductor confundía con spaghetti sonoro… Seguro que los mas mayores recordaréis lo TERRORÍFICO que era oír y ver como el ordenador destruía sin piedad tu juego favorito. A todo eso, por muchas mandangas que les contáramos a nuestros padres, los ordenadores caseros (Spectrum, Amstrad, MSX y Commodore 64) venían a ser unas consolas con teclado: los usábamos para jugar y poco más. Y nos hicieron disfrutar durante un buen puñado de años, sirviéndonos como sucedáneo de los juegos de los salones recreativos, esos arcades técnicamente muy superiores. A pesar de ser perfectamente conscientes de las limitaciones de nuestros ordenadores, eso no impedía recrearnos con los juegos que cargábamos.

Entonces, con los 90 llegaron las consolas. Y con ellas, cientos de ordenadores con sus correspondientes cintas de cassette atestaron armarios, trasteros y buhardillas. Las diferencias eran abismales en TODOS los sentidos: gráficos, sonido, música, jugabilidad… Directamente, pasábamos de tener algo como esto:

pantalla batman

…a algo como esto…

alex-kidd

Y, como podéis suponer, gracias a este enorme salto los chavales de aquellos tiempos estábamos como monos con un subidón de azúcar. Con los cartuchos se acabaron las largas esperas para poder jugar, con los pads se acabó tener que usar el teclado para jugar, que con los sóters es muy cómodo usar WASD para jugar, pero intentad hacer un salto preciso en diagonal con OPQA-Space y os quedaréis calvos intentándolo. Adiós también a los joysticks pegados con ventosas a la mesa e imposibles de configurar si había más de un ataque distinto. El único (y gran) inconveniente fue que los juegos pasaron a ser mucho más caros, pero también se disfrutaban mucho más al no tener que cargarlos y solo ser necesario soplar si algo no salía bien.

Monkey island EGA

Pero no solo fueron las consolas, los PC’s se unieron al cambio con las tarjetas gráficas Super VGA, que permitían la aberración de hasta 256 colores simultáneos. Hasta entonces, todos los juegos mostraban como máximo 16 colores en pantalla, pero los ordenadores mas viejos se jugaban con dos o cuatro colores… Señores, yo me pasé el primer Monkey Island en un monitor en blanco y negro (que se veía mejor así que que en blanco, negro, fucsia y azul celeste). También se popularizó el uso de las tarjetas soundblaster y los sonidos midi… ¡Al fin música que no te taladraba el cerebro! ¡Se acabó jugar en silencio porque las estridentes melodías que emitía el infame PC Speaker hacían llorar a tu perro!

monkey island 2

Como parece que todo tiempo pasado fue mejor, existe cierto movimiento nostálgico hacia esos juegos en cassette. Pero al ver como se venden prácticamente al peso, salvo las excepciones más notables, me hace pensar que el valor tiene más que ver en recuperar una parte de nuestra infancia o juventud más que el valor jugable que puedan tener. Y es que cuando veo esas indiegencias que retroceden unas cuantas décadas pienso que no son para mi, que ya tuve mi dosis de juegos con pixelacos gordos y combinaciones de colores sacadas de directamente de las pesadillas de Agatha Ruiz de la Prada.

Con ese relevo tecnológico todavía en mi memoria y viendo el montón de juegos que tengo pendientes para las consolas que acaban de quedar obligatoriamente obsoletas, me parece que voy a esperar un añito o así a gastarme los dineros en una consola nueva, y más aún viendo el diminuto escalón que se aprecia en los títulos iniciales de las nuevas consolas de Microsoft y Sony comparado con las versiones de sus precedesoras… Pero eso quizás será porque me estoy volviendo viejo…

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