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Microtransacciones hijas de puta

Escrito por en Artículos - 27 noviembre, 2013

Estoy hasta las pelotas de los micropagos. Hace un par de años, un juego de fútbol muy sencillo para terminales táctiles consiguió encandilarme. Flick Kick Football costaba noventa céntimos de euro y, por ese módico precio, era capaz de ofrecer una experiencia de lo más satisfactoria. Por ese motivo, cuando la semana pasada me enteré de que Flick Kick Legends iba a mezclar la mecánica perfectamente ajustada de su hermano mayor, con una suerte de «modo mánager», los ojos me hicieron chiribitas y fui corriendo como un poseso a comprarlo. Pero no pude. No pude porque Flick Kick Legends es un juego gratuito. Un Free to play, que se llama. «Bien», pensé al principio. Bien jodido, más bien.

Flick Kick Legends, como la práctica totalidad de títulos free to play que sale al mercado, es una basura sacacuartos que no pierde una sola ocasión para intentar meterte la mano en el bolsillo. El juego es extremadamente difícil a propósito, de manera que si pierdes o empatas un partido, puedas repetirlo previo pago de un fajo de billetes. De la misma forma, si esta situación de empates o derrotas se prolonga, quizás lo que haga falta sea comprar unos jugadores distintos de los cojos con los que empiezas el juego. ¿Adivináis qué hay que hacer para comprarlos? Exacto: pagar un buen fajo de billetes. Y cuando digo «un buen fajo» quiero decir que comprar un sobre de jugadores buenos cuesta 2.500 billetes, y ganar la liga (si es que hay cojones) te proporciona 20. Vamos, un puñetero buen fajo. Lo peor del asunto, es que si por casualidad un jugador pasa por el aro y compra mejores jugadores para poder progresar en ligas superiores, tendrá que seguir tirando de microtransacciones. El motivo: podemos jugar hasta cinco partidos seguidos, pero tras agotarlos será necesario esperar media hora por cada partido para poder volver a jugar. O no. Por supuesto también es posible aflojar la pasta para tener la posibilidad de seguir jugando unos cuantos partidos más sin tener que esperar la media hora de rigor.

microtransacciones flick kick

Lo realmente atroz de todo esto es que tras cada partido, que dura aproximadamente dos minutos, el entrenador de nuestro equipo o cualquier otro de los disparatados personajes del juego, nos ofrecerá la posibilidad de comprar moneda in-game con dinero real, a modo de oferta. Es decir, no contentos con intentar meterte la mano en el bolsillo descaradamente, lo hacen de manera que parezca que te están haciendo un favor. Con dos cojones. Entiendo perfectamente que a todos nos gusta comer caliente, pero una cosa es cobrar un precio determinado por un bien concreto, y otra es tomar al usuario por puto imbécil. ¡Estás obligando al jugador a pagar por un producto intangible con el único objetivo de poder disfrutar de tu videojuego! Al menos no tengas la poca vergüenza de presentarlo como un favor, porque no lo es. Es una guarrada. Y es la forma ideal de cargarse cualquier videojuego, por buenos cimientos que tenga.

Es posible que no lo hayáis leído en la multitud de reviews que ha habido del juego porque es algo que no interesa mencionar, pero Forza 5, uno de los buques insignia del lanzamiento de Xbox One, tiene microtransacciones. Y no unas microtransacciones cualquiera, no, encima son unas microtransacciones absurdas en las que cuanto más dinero te dejas menos obtienes. En cualquier caso, el de Forza 5 me parece un asunto mucho más problemático que el del ya mencionado Flick Kick Legends. Al fin y al cabo, este último es un juego gratuito para teléfonos móviles que te descargas, ves que te intenta estafar, desinstalas, y aquí no ha pasado nada. Forza 5, por el contrario, es un jodido videojuego que cuesta sesenta euros. No contento con tener que palmar una buena pasta en el juego de marras, tienes que tragar con un manojo de puñeteros micropagos por valor de hasta cien putos euros. ¡CIEN PUÑETEROS EUROS! Que no, no son obligatorios. Como tampoco es obligatorio comprar DLC. O no es obligatorio comprarse el juego.

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Por desgracia, el caso de Forza 5 no es más que la pequeña caca de cabra que precede al gran mojón. Algunos grandes lanzamientos de la anterior generación ya venían bien cargaditos de microtransacciones, como es el caso del infame Dead Space 3. En esta actual generación, visto lo visto, todo apunta a que la gran mayoría de títulos vendrán con ellos bajo el brazo. Por supuesto lo harán camuflados de manera que no sean imprescindibles para jugar, pero sí recomendables si no quieres tener que repetir secciones del juego o progresar mucho más lentamente. Y por supuesto nos los tendremos que tragar como nos tuvimos que tragar el DLC la generación pasada.

Nadie le prestó atención a las microtransacciones hijas de puta cuando estas eran la base del modelo de negocio de los juegos de iOS, Android y Facebook. Ahora es tarde. No se cortó de raíz la infección cuando se tuvo la oportunidad, cuando estaba acotada y controlada, y ahora se nos ha ido de las manos. Las microtransacciones se han cargado una buena cantidad de juegos que, con otro modelo de negocio, podían haber sido muy buenos. A juzgar por las pistas que están dejando los primeros lanzamientos next-gen, todo apunta a que en unos meses ocurrirá lo mismo en Xbox One y Playstation 4. Por suerte a mí me importará una mierda. Mi next-gen de momento no se juega pegado a un televisor, pagando por moneditas in-game; sino en el monitor de mi habitación, debatiéndome si comprar un juego completo en GOG.com, la Humble Store, Gamersgate, Amazon o Steam. Al menos hasta que la infección se propague…

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The Consuming Shadow

Análisis: Papers, please