Análisis - Resogun

A veces sorprende la sutileza de las grandes compañías, sobre todo porque son dadas a matar moscas a cañonazos. Microsoft daba betas de Halo 3 junto con Crackdown, un exclusivo estupendo, pero que no se habría jugado tanto de no ser porque llevaba la susodich beta. Resogun tiene una función similar: cuesta lo mismo que tres meses del Plus, servicio con el que te lo regalan en este primer mes de vida de PS4. ¿Qué es mejor, un juego gratis o los cinco más que (en teoría) se consiguen pagando el Plus? Sony ha sido siempre muy lista, otra vez, atrayendo usuarios de pago, aunque eso signifique dar gratis su mejor juego de PS4 a los early adopters.

Debo reconocer que soy un manta en esto de los shmup, género que tiene la abreviatura más tonta de la historia, que siempre escribo mal a la primera y que siempre me evoca la pronunciación inglesa de «champiñón». Mi incapacidad para ver balas enemigas cuando la pantalla se llena de mis propios efluvios plasmáticos, de naves de todas las formas geométricas posibles, de vóxeles colganderos y de yo ya no sé qué es legendaria, hasta el punto de que si me habéis visto emitiendo mis partidas del juego, habréis visto que soy capaz de perder la partida en menos de un minuto muriendo automáticamente en cuanto pierdo la invulnerabilidad post mortem.

Eso no resta ni un solo punto a lo genial y estupendo que es Resogun, claro. Como mucho, pone en severo riesgo la vida de mi DualShock 4, mando que, por cierto, se mea en todos los demás mandos de la historia. Salvo en el de GameCube. Si habéis jugado a otros juegos de Housemarque, los papis del juego y quienes ya nos dieron otra gloriosa criatura con el nombre de Super Stardust HD, sabréis que el control es particular: te mueves con un stick, disparas en la dirección deseada con el otro. En este juego, eso tiene menos sentido que en su mencionado predecesor, porque solo se dispara a izquierda o derecha, pero sigue funcionando bien.

La estructura cilíndrica de las cinco fases del juego, porque estamos ante un título algo escasito de contenido, por desgracia; es bastante inteligente y va algo en contra de los presupuestos del género, que normalmente vive del scroll en una dirección o en otra. Aquí hay un espacio limitado, pero los enemigos no paran de salir con sus puñeteros patrones fijos y sus miles de balas, así que de dificultad va servido. Y sentirse perseguido por los jefes finales, que ocupan todo el alto del nivel, es la bomba.

Explicado así, parece el más simple de los champiñones shump shmup, pero la cosa se complica mucho porque entre bombardeo sideral, obtención de  y muerte vergonzosa, hay que salvar a los últimos seres humanos. No es tarea simple, porque primero hay que liberarlos de sus «cárceles» matando enemigos especiales, que se anuncian con una grata voz femenina que me hace echar mucho de menos un Wipeout en PS4 y que muchas veces hay que matar bien rápido porque desaparecen de la pantalla rápido o bien en un orden concreto.

Esto es lo que le da vida realmente al juego y lo que lo convierte en una prueba de fuego constante, porque no solo vale con acabar con naves hasta llegar al jefe, sino que hay que estar pendiente de ver a los minúsculos humanos que se reparten por todo el ciclindro, y que normalmente están en la otra punta del mismo, y de rescatarlos, porque no vayais a pensar que sobreviven solos mucho tiempo. Eso cuando tienen siquiera la oportunidad de salir de sus jaulas, porque en todas mis partidas he perdido a alguno por no estar atento a los avisos. Ese estrés y esa concentración lo convierten en un fantástico representante de su género, aunque quede aún lejos de los mejores.

Quizá me ha salido un análisis muy descriptivo, y encima me dejo alguna cosa (como que hay solo 3 naves, cada una con un modo de disparo diferente, o un modo cooperativo para dos jugadores muy majo), pero es que creo que lo más importante de Resogun es la sucinta reivindicación que supone. Es con diferencia el mejor juego ahora mismo del catálogo de PS4 y es, sin embargo, un juego pequeñito (no lo voy a llamar indie), barato o gratis y que tiene una tecnología detrás que no se evidencia tanto en sus, por otra parte, también magníficos gráficos. ¿No os parece una forma de «cagarse dentro del convento»?

Sea como fuere, si eres lector de EPI y tienes una PS4, además de estar muy, muy, muy solo conmigo en esto, juega a Resogun, juégalo mucho (porque los niveles de dificultad y conseguir rescatar a todos los humanos en las pantallas son metas casi imposibles para mi) y juégalo contento. Y si el los de Housemarque se han cagado dentro, aunque haya sido de forma inintencionada, bien por ellos.