Me llamo Guybrush Threepwood. Prepárate para morir.

Momentos Ilustres: The Secret of Monkey Island

Escrito por en Artículos - 8 marzo, 2014

No creáis que por su ritmo sosegado y su falta de clímax jugables, las aventuras gráficas no tienen derecho a tener momentos ilustres. Un buen acertijo puede ser mucho más épico que un autobús escolar lleno de marines y su resolución más satisfactoria que matar un demonio de Dark Souls haciendo el pino-puente.Y si hay un puzzle que sigue sin se superado aun a haber pasado más de 20 años desde que lo jugué por primera vez son las batallas de insultos de The Secret of Monkey Island.

Una de las tres pruebas por las que debíamos pasar para que Guybrush Threepwood fuera reconocido como un pirata era derrotar al temible Swordmaster de Melée Island ™ y presentar una prueba de nuestra gesta a los líderes y así ser reconocido como un miembro de pleno derecho en la comunidad. Tras conseguir una espada acorde a nuestras necesidades, el primer paso es aprender a usarla.

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¡Llevarás mi espada como si fueras un pincho moruno!

Empezamos la hazaña acudiendo al Capitán Smirk para que nos enseñe los fundamentos de la esgrima pirata mediante el uso de una máquina infernal que asustaría al más valiente de los bucaneros. La única lección: la espada no es más que una prolongación de nuestra lengua viperina y si queremos derrotar al Swordmaster™ no nos queda más remedio que afilar la lengua y ser más ocurrentes que el contrario. Si el oponente nos insulta hay que contraatacar con una buena respuesta para hacerle retroceder. Si somos nosotros los que insultamos, más nos vale que nuestro rival no conozca la respuesta adecuada para dejarnos en ridículo. Tras conocer los secretos de la técnica de la lucha con insultos, nuestro próxima meta es hacernos un nombre como espadachín.

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Qué apropiado, tú peleas como una vaca

Los caminos de Melée Island™ están llenos de forajidos dispuestos a batirse en duelo por cortarles el paso o mirarles mal. Ellos serán los primeros en probar el filo de nuestra lengua, aunque no nos quedará otro remedio que perder unos cuantos combates antes de contar con el repertorio suficiente de insultos y sus respuestas para poder desarmar hasta al pirata más pintado. Serán nuestros rivales los que se encargarán, poco a poco, duelo tras duelo, de suministrarnos las que van a ser nuestras armas para enfrentarnos y derrotar al Swordmaster™. Cuando ya no hay criminal que se resista a nuestras estocadas llega el momento de demostrar nuestra valía.

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No, pero me gustaría verlas

La primera sorpresa al encontrarnos cara a cara con el temible Swordmaster™ es que se llama Carla y es una mujer. Aunque Guybrush quiere ser piratas y luchar contra una fémina no va a ser ningún impedimento para lograr su objetivo. Pero la Swordmaster™ es un rival formidable y no para de atacarnos con insultos que no habíamos escuchado jamás en boca de los piratones que campaban a sus anchas por la isla. Sin embargo, algunas respuestas que forman parte de nuestra lista de contraataques sirven para hacerla retroceder unos pasos. Y así, paso a paso, utilizando los medios de los que ya disponíamos para darles un nuevo sentido, conseguimos desarmar a Carla y hacernos con una prueba de nuestro coraje… Una miserable camiseta…

Casi no me creo que pueda haber escrito más de 500 palabras sobre una pequeña parte de The Secret of Monkey Island, pero el talento y la inventiva que había en las primeras aventuras gráficas de Lucas Film Games siguen sorprendiendo a nuevos jugadores aunque hayan pasado dos décadas desde que salieron. Pero si me paro a recordar las sensaciones que tuve cuando las jugué me doy cuenta que merecerían muchas más palabras, pero nos despediremos con cinco que seguro que a muchos les marcaron tanto como a mí: “Yo soy cola, tú pegamento”

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La gran mentira del trailer