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Taconazos

Escrito por en Artículos - 26 junio, 2014

Una de las pocas pegas que se le han puesto en los últimos meses a ese pepino que promete ser el nuevo Smash Bros. de Wii U ha sido la excesiva sexualizacion del personaje de Samus Aran de la saga Metroid. Samus se consagró como uno de los mejores personajes femeninos del medio desde su primerísima entrega, en la que ejecutaba su misión como la máquina de matar contorsionista de dos metros que es sin revelar su identidad sexual hasta el final de la historia.

Aquel giro de guión en el último momento dejó con el culo torcido a los jugadores de la época (lo refleja Zac Gorman estupendamente en una de sus mágicas viñetas de nintendero nostálgico que he sido incapaz de encontrar para enlazar aquí) y sigue siendo un estandarte de dos ideas, creo yo, fundamentales para entender bien en el videojuego: 1) Que no hacen falta trucos cinematográficos para contar una buena historia y sorprender al jugador; y 2) que para escribir un buen personaje femenino no hace falta complicarse la vida con ‘daddy issues’ o intentos de violación.nv4fzezcqzxscukzc8ub

El problema con la nueva Samus no es que ser ¿atractiva? o ¿femenina? sea algo negativo, sino que Nintendo considere necesario hacer cambios únicamente para agradar al público pajero y hetero (presuntamente mayoritario) de las consolas, aunque eso suponga ponerle unos taconazos inverosímiles a una cazarrecompensas que corretea por estaciones espaciales reventando alienígenas a cañonazos. Estas decisiones son incluso más dolorosas cuando ves que esta misma compañía margina a otras porciones de su público (presuntamente minoritarias) para no hacer «comentario social».

Los cortos de miras que se quedarán con la idea de que tachamos a Nintendo de machista por vestir a una chica con calzado alto. Para esa gente, mencionaré el ejemplo de un personaje que pelea con tacones por exigencias de guión sin que eso suponga, a priori, una sexualización exagerada: Red, la protagonista de Transistor.

Red es una cantante famosa que se ve envuelta en una movida en medio de una actuación. Va vestida de gala y se ve obligada a salir corriendo con lo puesto y agarrar una espada descomunal para sobrevivir. Luego resulta que lo de matar bichos generados por un superordenador con lupus se le da estupendamente, a pesar de que la pillaron desprevenida. Seguro que se le pueden sacar pegas en materia de género a Transistor, pero al menos da la sensación de que Supergiant Games no ha tenido la necesidad de venderle un personaje femenino al público masculino a través del deseo sexual. Los papás de Bastion se han dado cuenta de que no tienen por qué justificar ante su público que el protagonista de su juego no se llama Joel, Nathan o Ezio. Los zapatos aquí son lo de menos.

Eh, tíos, Transistor es cojonudo. Le estoy pegando la segunda vuelta y me voy a poner a darle de nuevo al Bastion. Dentro de poco os casco por aquí un análisis y os doy la brasa bien fuerte hasta que lo compréis todos. Cuánto tiempo, eh, EPI. Un abrazo.

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