El jardín de los cerezos es una comedia en 4 actos de Antón Chéjov. La obra trata de la caída en desgracia de una antigua familia aristócrata que poco a poco va desintegrándose a la vez que lo hace la casa en la que habitan, residencia familiar símbolo de toda la riqueza y el poder que han tenido en el pasado, al igual que lo hacen los bellos cerezos que pueblan el lugar. El relato termina con la venta de su preciada morada a un comerciante cuyos padres servían a la familia, el signo del cambio de los tiempos. La obra trata diversos temas como la familia, el hogar o el tiempo pero lo que más destaca de la misma es la confrontación entre los viejos y nuevos poderes. Algo que han diseccionado muy bien Jordi Balló y Xavier Pérez en La Semilla Inmortal, un libro que recoge los argumentos universales sobre los que se cimentan todas las películas de un modo u otro.
Esta lucha entre lo viejo y lo nuevo es algo muy presente en el mundo de los videojuegos. Quizás no se prodiga en demasía aunque hay varias obras que abordan el tema: Final Fantasy VI (la vieja magia contra la novedosa tecnología o el concepto de los dos mundos sobre los que transcurre el juego) o Suikoden (el conflicto entre los viejos poderes del Imperio y el ejercito revolucionario). Este conflicto está muy presente de forma intrínseca en la propia industria, una característica natural de la tecnología. La incesante contienda entre píxeles y el fotorrealismo. Entre dos y tres dimensiones. El chiptune y las composiciones orquestales. Lo retro o la next gen.
Pensemos un poco en el término «retro». Asociamos esta palabra a lo antiguo pero no se habla tanto de películas retro cuando hablamos del cine de Murnau, Griffith o Eisenstein. Probablemente esto se deba a la diferencia gráfica y sonora existente entre los juegos de antes y los de ahora. La evolución tecnológica en el mundo de los videojuegos ha sido brutal si tenemos en cuenta la juventud del medio, algo más de cuarenta años. Entonces, ¿por qué lo retro sigue en boga? Posiblemente sea debido a la nostalgia.
Los seres humanos nos pasamos un buen tiempo de nuestras vidas mirando hacia atrás pensando en las oportunidades perdidas o en los errores cometidos. Pero también echando de menos aquellos tiempos felices que hemos pasado. Esa primera partida. Esas vacaciones tan divertidas. Ese primer beso. Todos recordamos los emocionantes momentos junto a Cloud y compañía en su odisea naturalista pero relegamos de nuestra memoria el tedioso grindeo y esos tiempos de carga que nos piden coger una cuerda, ajustarla al cuello y colgarnos del lugar más cercano.
La nostalgia golpea fuerte. Como cuando suena esa canción de nuestra adolescencia en el bar de turno y la gritamos a pleno pulmón agarrados a la primera persona que esté ululando como nosotros. Luego llega la vergüenza si no estamos lo suficientemente ebrios. Es una emoción confusa ya que se mueve entre la tristeza y la alegría. Gracias al griego Teddy sabemos que literalmente significa “el dolor de una vieja herida”.
Según Svetlana Boym existen dos tipos de nostalgia: la restauradora (restorative) y la reflexiva (reflective). La primera forma parte del nostos (hogar) e «intenta reconstruir el pasado de manera casi perfecta. Una vuelta al lugar original, a la verdad». Por contra, la nostalgia reflexiva pertenece al algos (dolor, o el anhelo mismo según la autora) y «vive en las ambivalencias de los recuerdos y no teme las contradicciones, más bien se recrea en ellas. No sigue un camino recto hacia el momento exacto sino que pasea por la época de forma fragmentaria. Se engatusa con la distancia, no con el referente preciso».
Esta división de papeles es de gran ayuda con los videojuegos ya que es bien diferente querer disfrutar del remake de una obra añeja que estar enamorado de los últimos títulos indies con píxeles gordotes y chiptune a cholón. Maria B. Garda reflexiona sobre ello en su ensayo «Nostalgia in Retro Game Design«.
Ella comenta que la nostalgia restauradora «se acerca más al mundo de la emulación de obras antiguas, a los remakes, a mantener vivos los videojuegos del ayer». Nintendo es un buen ejemplo de ello ya que fue la primera compañía en ofrecer títulos del pasado a través de lo digital con su servicio de Consola Virtual. Además, el reiterativo uso de sus personajes icónicos es una llamada a todos los que han crecido junto a Mario, Link y cia. El profesor David Heineman también aporta su granito de arena sobre el tema en «Public memory and gamer identity: retrogaming as nostalgia» donde dice que «consumir productos de nuestro pasado es una forma de intentar reconectar en un nivel emocional y personal, con tiempos mejores». Este DeLorean a través de los videojuegos que son relanzados en la actualidad es ciertamente «único en el mundo audiovisual gracias a la tecnología asociada al medio ya que podemos retornar a los mismos espacios virtuales donde ya estuvimos tiempo atrás, abordando una nostalgia difícil de duplicar en entornos no virtuales».
La nostalgia reflexiva en los videojuegos, según Garda, «no restaura nada. Alude a una experiencia individual vinculada al proceso de la memoria cultural haciendo referencia y trabajando el pasado para reflejar una década particular, una generación de consolas en concreto o un determinado género». Está alejada del ayer ya que «ve la historia del medio como un conjunto de estilos que sirven a la creatividad y al ingenio artístico». Características que podemos visualizar en la mayoría de videojuegos independientes que asolan el mercado digital. El tamaño de los píxeles o la tremebunda dificultad no son las únicas propiedades adheridas a la coletilla «indie» sino que hay bastante más. Ejemplo de ello puede ser Hotline Miami: un juego del 2012 que toma como referencia estética y sonora una película del año anterior, Drive. A su vez, ambos se basan en la cultura de los 80. Tal como hace Far Cry 3: Blood Dragon aunque pervirtiendo la mezcla con ese anhelo futurístico de la época, muy digno de producciones de serie B. Seguimos hilando en cuanto a perversiones con la del plataformas más puro: la de Super Mario Bros. por parte de Braid. En este caso se coge un género muy concreto y se le da la vuelta con nuevas mecánicas que difieren del producto original pero que mantienen la perspectiva visual y el control básico que ya conocíamos. Podría decirse que la nostalgia reflexiva es Brian de Palma queriendo ser Hitchcock.
Este anhelo al pasado, en ambas formas, es el baluarte sobre el que se sostiene la mayoría de proyectos de videojuegos que aparecen en plataformas de crowdfunding. Tan solo hay que ver cuáles son los proyectos más financiados para observar como los ocho primeros han tirado de la nostalgia para conseguir sus objetivos. Ya sea para revivir géneros que ya creíamos perdidos como los CRPGs, para que antediluvianos estudios vuelvan a llevarnos a tiempos de bocata de nocilla como es el caso de Double Fine o para que personajes ilustres de la industria nos devuelvan los iconos perdidos como ha ocurrido con Inafune y su nuevo Mega Man. La confluencia de lo viejo y lo nuevo tiene en estos casos un elemento que me resulta bastante curioso en la era de lo digital en la que habitamos: una de las recompensas que más se usa como reclamo es el hecho de darte el videojuego en formato físico, y si es en caja gordopecera mejor que mejor.
No se puede huir de la dicotomia que planteamos en este texto. Vivimos en tiempos donde el amor al píxel es más grande que nunca. Pero también hay artistas que acaban hasta los mismos de este detallista estilo gráfico y no volverán a trabajar con él. Asistimos a una época plagada de secuelas, de ediciones remasterizadas con tan solo un año de diferencia (hola The Last of Us), de remakes, de remakes del remake, de una industria donde la clase media del videojuego no sabe bien donde situarse entre los dos extremos de la balanza: el desarrollo independiente y los triple AAA. ¿Qué es lo viejo y qué es lo nuevo? ¿Acaso es más actual la enésima secuela de una saga clásica con los gráficos más novedosos o un título lleno de gráficos pixelados pero con las mecánicas más originales? Es imposible responder ya que cada videojuego es un mundo. Pero puedo afirmar que es una pescadilla que se muerde la cola. Un ouroboros donde todo fluye y avanza. Y nosotros estamos aquí para poder asistir a este circular entre lo viejo y lo nuevo.
Kierkegaard decía sobre la nostalgia que «la repetición y el recuerdo son el mismo movimiento, pero en sentidos opuestos; ya que aquello que se recuerda se repite retrocediendo, mientras que la repetición propiamente dicha se recuerda avanzando. Por eso la repetición, si es que ésta es posible, hace feliz al hombre, mientras que el recuerdo le hace desgraciado».
Este sentimiento melancólico es complicado que ocurra con la experiencia de jugar a obras de ocio interactivo gracias a todas las fórmulas de rescate antes mencionadas. Es posible visitar estos mundos virtuales sin la contaminación externa. No lo es tanto cuando visionas a un viejo ejecutivo taciturno tocar el órgano mientras el espíritu de la juventud avanza sobre ruedas hacia un nuevo futuro. Ahí aparece el algos, el dolor. Ya no será igual.
Me tomaré un Old Fashioned a su salud.
Se esperaba ya el artículo, que hacía ya tiempo habías puesto por Twitter que lo estabas escribiendo o no sé qué, porque me suena de haber visto el título ya antes xD
La verdad es que no sé qué comentar al respecto, buen artículo, pero no se me ocurre nada que añadir… Excepto esto:
Sí, lo había puesto hace tiempo pero soy un mierder, es mi sino.
Grande el pirri xDD
Muy crujiente el texto y con chocolate por dentro.
Aunque yo creo que el retro no sólo se alimenta de nostalgia y un día te responderé con un artículo mucho peor maquetado.
En cuanto al último autor citado:
Yo quiero leer ese texto sobre de qué más se alimenta lo retro. Para mi es que suple una necesidad por «el ayer» que existe principalmente en el mundo de los videojuegos por lo joven que es el medio y por las cualidades que tiene frente a otros medios AV.
No se me ocurre que la demanda exista por otra cosa. Así que quiero leerte ya.
Que tal el fetichismo?… por ejemplo
Que tal por el mero echo de poder darse el lujo de ofrecer mecánicas y experiencias que juegos mas grandes no se atreven por no poder tomar el riesgo y solo copian mecánicas de éxito?
Al menos esa es la razón por la que yo los disfruto, no me gustan por ser retro, si no por lo mismo que me gusta cualquier otro tipo de juego, bien sea por historia, por mecánicas o simplemente por un bien logrado apartado artístico (por otra parte algunos directamente dan pena o son juegos perfectamente provenientes de un teléfono con java).
Por ejemplo, mi novia a duras penas sabe quien es Mario, ya ni hablar de Link xD y le he puesto a jugar desde Braid, Gemini Rue, Titan Solus, Fez, Aria of Sorrow a Dark Souls, LoS2, el ultimo Tomb Raider, Bioshock, The Witcher 2 y los a disfrutado por igual, y dudo seriamente que haya sido por temas de nostalgia.
A veces no es cuestión o no de nostalgia, no es cuestión de añorar o no algo, aveces es mera cuestión de gusto personal, solo basta tener en cuenta que no todos los que gustan del pixel art o del clásico plataformeo (ya ni hablar de la generación actual de jugadores) son jugadores nacidos de Atari, Sega, Nes/snes, Amiga, psx, n64, blah blah blah… Por lo que no son personas que se puedan mover por la nostalgia, si no que lo hacen por el mero gusto.
Luego están los que quieren que regresen mas juegos de plataformas o sagas con mecánicas olvidadas que las compañías dejaron atrás en favor de otras sagas que venden mas y por ello tenemos «Yiu Keleileee» y Bloodstained, pero no es algo que vea como cosa de nostalgia (al menos no enteramente), si no como sed de experiencias diferentes alejadas de lo mas popular en la industria actual.
Y por ultimo recordar que el pixel art es relativamente fácil de hacer para un grupo de pocas (o una) personas ya que se apoya fuertemente en la capacidad artística de su creador. Y a decir verdad, me es preferible ver un montón de pixeles bien echos que ver un juego en unity, Unreal, Cryengine con super modelados, pero con un apartado artístico/jugabilidad de pena y animaciones peores que de psx, fruto de no tener recursos suficientes para hacer algo a la altura de los motores utilizados.
Deus! escribí de más, seguramente di muchas vueltas innecesarias, disculpas xDD
A ver, lo retro no quiere decir que sea algo nuevo, eh.
El gusto por el retro es por los juegos de antes o por juegos actuales que evocan a los antiguos. ¿Algunos títulos innovan? Pues si, por eso he separado los dos tipos de nostalgia, para que se vea bien a qué clase perteneces.
Está claro que tu novia no disfruta de esos juegos por la nostalgia, hablo de que uno de los grandes factores del triunfo de estos juegos sea la nostalgia. Solo hay que ver los proyectos de Kickstarter, tal como menciono en el texto, para ver como esas obras atraen a personas con pasta con carteles luminosos que dicen «JUEGA COMO ANTES!!», «LA SAGA «X» VUELVE!!», etc.
Y tan fácil no debe ser el pixel art si lees el artículo que enlazo casi al final del texto donde un artista pixel art dice lo jodido que es hacerlo y que lo deja porque su arte no es reconocido xD
Pero gracias por el comentario!!
No digo que la nostalgia no influya en el éxito de dichos títulos, lo que intentaba puntualizar es que no es la principal razón (tal ves de promoción si lo sea) de éxito o compra, por ello hice referencia a que la mayoría de los jugadores actuales, los que mas compran novedades, probablemente nunca tocaron un juego de nes/snes/psx y de hacerlo no hasta completarlo. Por ejemplo, puede que los dos millones de yooka-laylee vengan de fans que quieren revivir sensaciones nostálgicas, pero al final el grueso de las ganancias vendrá de jugadores que no sabrían que o con que se come Banjo-Kazooie si no fuera por que lo nombran para hacerle publicidad al juego (aun recuerdo como el miiverse estuvo un tiempo lleno de gente que no sabia como pasar Super Metroid), jugadores que sabrán de la existencia del titulo por que lo vieron en la publicidad de Sony o Xbox.
Jugadores a quienes la nostalgia no afecta y gustan de los títulos retro por mero gusto personal, no por que quieran evocar las sensaciones de juegos pasados, y lo cierto es que actualmente esos son mayoría.
Por otra parte, no digo que el pixel art sea fácil, ya e intentado por curiosidad y es un parto darle detalle a algo tan chico, entiendo que el pobre tipo lo deje si no lo reconocen como merece xDD https://41.media.tumblr.com/3b4031485512296b229ef59e7ecd35dc/tumblr_nos7adfo621tac15bo1_400.jpg (es de 32px de alto, estaba curioseando con el rpg maker y decidí que no me gustaban los sprites cabezones así que decidí hacer el mio, lastimosamente no sabía que el programa recibe sprites mayores a 32×32 xD)
Digo que es relativamente mas sencillo hacer un juego que se vea bien y pulido haciendo uso del pixel art que haciéndolo en 3D, un ejemplo son los juegos de supervivencia en Early access, algunos tienen «buenos gráficos» (otros gráficos desfasados) pero están llenos de modelados sin vida, no son artisticamente bellos y las animaciones dan pena, y la razón es simple, un grupo de cuatro personas no cuenta con los mismos recursos con los que cuenta una desarrolladora AAA o un desarrollador experimentado, ahí es cuando muchos deciden optar por el pixel art para darle un mejor acabado al juego que quieren hacer, que es difícil y toma tiempo? si, pero también es mas «sencillo» de hacer lucir bien en cuanto al resultado final.
Gracias a ti por darle vidilla a Elpi junto con Galious! :D
Articulazo, de pie y aplaudiendo a la pantalla… lo de la nostalgia es un arma de doble filo, te hace volver a sitios placenteros y seguros pero te pierdes lo excitante de las nuevas oportunidades, ya sea aplicado a los videojuegos o a cualquier ámbito de la vida.
La nostalgia es muy puta. Por lo general suele ser algo negativa. Más que positiva, quicir.
Básicamente porque nos lleva a bellos lugares que jamás volverán. De ahí la cita de Kierkegaard, que además encontré en otro libro de los dos autores catalanes que menciono al principio del texto: Yo ya he estado ahí, ficciones de la repetición.
Pues mejor ejemplo que el Shovel Knight no hay, recuerdo que todo el empaque me hacia creer que estaba jugando a un cartucho de la NES, pero para mi faltaba mas tosquedad en los controles, puede parecer ilógico, pero si, el que viene de aquella época sabe que los controles de esos juegos de antaño eran bastante «toscos» por decirlo de una manera amable. y me encontraba yo de lo mas feliz saltando al instante un acantilado con mi pala sin despeinarme… La nostalgia es una perra, estimado Nelson… XD
El Zehn Ilustre.
Me quieres igualmente. Eso es algo innato en tu barba.
Culpa a mi máster por obligarme a escribir buscando fuentes.
Quién eres y por qué llevas puesta la careta de monohombre?
Básicamente me he puesto mi nombre por 3 motivos:
– Kirkis es el nombre de un elfo del Suikoden y realmente no puedo usarlo como «marca personal». Me he dado cuenta antes pero eh, ahí está xD En foros y demás cosas online seguiré usándolo.
– Todos sabéis mi nombre desde hace eones ya que lo he puesto por aquí, por twitter, fb y demás mierdas.
– Voy a abrir un blog donde cuente mis mierdas que no estén relacionadas con los videojuegos y ahí es donde me di cuenta que era tontería usar Kirkis, mejor mi nombre que sigue siendo bello.
Y cuatro: Nadie creerá que «Nelson de Benito» es mi nombre real.
*Artículo muy bello :*
Yo no me lo creo, pero bueh, si hay gente que no cree que mi nombre de nacimiento es Rock, no veo por que yo tendría razones para no creer que Kirkis es Nelson de Benito xd
Pedazo de texto, como decimos por aquí, «de traca i mocador».
Me quedo con muchas cosas, pero sobre todo con el penúltimo párrafo: la nostalgia está bien hasta cierto punto, pero muchas veces corremos el riesgo de embarrancar en ella y, efectivamente, eso nos convertirá en desdichados. Si hablamos de videojuegos, pues mira, no deja de ser un elemento de debate de lo más interesante, pero cuando afecta a otras áreas cotidianas, podemos tener un problema serio… y cómo persona que ha ido a terapia durante mucho tiempo, doy fe de ello.
En definitiva, que hablamos de videojuegos y, al mismo tiempo, hablamos de la vida, y eso es lo realmente bonito del tema.
La nostalgia es que es muy puta, ya lo digo en el texto y lo menciono en los comentarios. Aunque las autoras que menciono le han dado la vuelta al tema nostálgico para sacar cosas positivas de los videojuegos, yo estoy más con el amigo Kierkegaard ya que mirar al pasado suele traer cosas más negativas que positivas.
Por suerte en los videojuegos principalmente, y en menor medida en otras artes audiovisuales, la nostalgia hace que se creen nuevos títulos que miran al pasado pero no recaen en él, simplemente lo toman como fuente de inspiración de cara a crear algo nuevo con las mecánicas actuales. De ahí que piense que esta mezcla entre lo viejo y lo nuevo sea más bien una fusión en vez de un distanciamiento como podría parecer en un primer momento.
Muchas gracias por los halagos a ti y al resto de ilustres. Os quiero <3
Veis, aunque nos deis poco alpiste últimamente, no importa si son sacadas de chorra como esta.
Muh bien Nerson!
Lo que me jode de estos artículos tan llenos de referencias es que me generan contenido a leer A ESPUERTAS. Aquí ando con el artículo del pixel art, pendiente de leer pa después del almuerzo.
Te maldigo pelirrojo!
Hombre, los ensayos no espero que mucha gente los lea. Son 15 páginas más o menos cada uno con muchísima información que no es de fácil lectura para quién no esté acostumbrado a papers.
Aún así son interesantes. Igual que los otros enlaces que pongo. No dejes de ver el corto!
Ah, y gracias <3
En cuanto a que la nostalgia puede ser mala porque cabe la posibilidad de estancarnos en el pasado y no disfrutar de las nuevas experiencias que nos pueden ofrecer productos mas actuales, no creéis que al contrario tambien puede pasar? Es decir, si te centras en juegos recientes te puedes perder juegacos viejunos cuya propuesta ya no encontrariamos hoy en día.
Yo no digo que la nostalgia sea mala, eh. Digo que a veces puede llegar a serlo. Como todo en la vida. Solo que la nostalgia por norma general siempre nos lleva al discurso de «cualquier tiempo pasado fue mejor» y esto tampoco es así.
Yo disfruto mucho de lo retro. Y las propuestas actuales que van en ese camino también me suelen encantar. Es por ello que me he documentado tanto para escribir el texto porque yo suelo ser una putilla enamorada de la nostalgia.