El manido género de los infinite runner abraza a los puzles en esta pequeña genialidad de nombre 10,000,000. No es normal que empiece con los vítores y aplausos desde la primera frase de un texto pero la ocasión lo merece. No esperaba mucho del juego desarrollado por EightyEight Games y aún estoy extasiado por haber podido finiquitarlo. Si queréis saber las razones, ya sabéis. ¡No os imagináis cuáles pueden ser! ¡El resultado os sorprenderá!
Nos levantamos en una celda repleta de puertas a medio construir y lo único que podemos hacer es adentrarnos en una mazmorra infinita del mal donde hordas de enemigos esperarán devolvernos a nuestro cubil. Y esto podría decirse que es lo que haremos en el 95 % del videojuego. Despertarnos de nuestra cama e intentar conseguir la máxima cantidad de puntos posibles en cada nueva batida. Es algo que más que visto pero que combinado con la mecánica de los puzles al estilo Bejeweled consigue crear una amalgama genial.
La parte de los puzles es tan sencilla como adictiva: debemos unir diversos iconos con un mínimo de líneas de 3 para seguir avanzando. Pero cada icono disponible nos ayudará de una manera diferente: para combatir a los enemigos contamos con ataques cuerpo a cuerpo y magia (representados por una espada y una vara) y también escudos para aguantar mejor los golpes, para abrir puertas y cofres contamos con llaves, y para conseguir ítems que nos ayudarán a sobrevivir algo más contamos con una suerte de bolsas. Otros dos iconos faltan para completar la lista: piedra y madera, recursos que no nos servirán demasiado en plena huida pero que son fundamentales para avanzar en el juego ya que con ellos podremos construir diferentes estancias en nuestra celda que irán mejorando a nuestro avatar. Sí, los cacareados «elementos de RPG» como le llamarían en lugares menos ilustres.
Cuanto más avancemos en las mazmorras, enemigos más poderosos aparecerán y así será hasta que completemos nuestro objetivo: conseguir 10,000,000 de puntos que nos darán la libertad. Algo que no será del todo sencillo aunque sepamos las reglas ya que cada pixelado enemigo tiene sus pros y sus contras, haciendo que muchas veces la elección entre ataques cuerpo a cuerpo o magia sea esencial para eliminarlos lo más rápido posible. No queráis saber cuántas lágrimas de dolor han salido de mi al encontrarme con un Tiranosaurio con buena defensa mientras un ninja me ataca con sus estrellas desde la distancia. Sí, el juego tiene una diversidad de enemigos muy loca.
Pero no hay que preocuparse en exceso puesto que el juego está hecho para que suframos. Y para que volvamos a las mazmorras una vez hayamos mejorado algo a nuestro personaje. Y así una y otra vez. Nuestros intentos de avanzadilla en las dungeon no nos consumirán demasiado tiempo así que nos veremos intentando proseguir continuamente ya que 10,000,000 es muy adictivo. Aunque se nota que 10,000,000 proviene de dispositivos móviles no pasa nada, nuestra mano pronto se fundirá con el ratón para convertirse en una máquina de hacer líneas. Este hijo bastardo de Canabalt ha sido muy inteligente en su mezcla de géneros.
Es un título en el que tenemos que estar a mil cosas a la vez porque es condenadamente rápido. Mientras nuestro avatar corre buscando la libertad tendremos que ir haciendo combinaciones de líneas mientras atendemos a los obstáculos que tenemos delante. En un principio nos costará horrores debido a la celeridad de los acontecimientos pero en poco tiempo podremos medio dominar la interfaz con que seamos un poco duchos. Todos esos años viendo películas y series subtituladas por fin servirán de algo.
Como la saga Souls nos enseñó, perder es el camino a la victoria. Nuestra vuelta a la prisión tras ser vencidos por enésima vez conlleva que podamos mejorar nuestras habilidades con el botín de recursos, oro y experiencia que hemos obtenido y que nos hará más fuertes en el retorno al mal. Puede que la siguiente vez nos venza un esqueleto. O puede que sea un zombi. O un goblin con su cañón. Volveremos a nuestra celda. Nos haremos más fuerte. Y seguiremos luchando. Porque 10,000,000 te agarra y no te suelta hasta que consigues esa celebrada cifra. Y creedme, costará. Pero dará igual, el camino es puro vicio.
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