Lo último del estudio valenciano Deconstructeam (Gods Will Be Watching, The Red Strings Club) es una aventura conversacional en la que tu proyección, una bruja llamada Fortuna, está harta del exilio de mil años al que le ha relegado la líder de su aquelarre. Como revulsivo, invoca a un demonio que la ayuda a recuperar su poder a través de una nueva baraja de tarot personalizada que amplifique su magia.
La partida arranca con una premisa inicial de búsqueda de libertad y justicia, pero según avanza la toma de decisiones y la exploración de la sociedad de brujas, más comprometida e involucrada te sientes en las diversas realidades del aquelarre y en tu participación en el funcionamiento del Cosmos. Porque este título, aunque se presente como una aventura narrativa inocente en la que diseñar cartitas, tiene el sello distintivo del equipo: el cuestionamiento del orden social.
Todo lo que inicialmente llamaba nuestra atención (la mitología fascinante, las cartas de tarot, la aventura relajada) resulta ser solo un vehículo para canalizar una serie de miedos y retos sociales rabiosamente actuales, y toda esa rueda -nunca mejor dicho- va convirtiendo la experiencia en un espejo político cuyo reflejo es muy fácil de discernir. La sensación de tener un peso ajeno y descontrolado sobre los hombros marca gran parte de la experiencia. Y se parece sospechosamente a la congoja de ver pasar a la ultraderecha rozando nuestro Congreso terrenal con la punta de los dedos, al terror del repunte de violencia contra el colectivo LGTBI+ o al pánico de leer cada semana el enésimo titular sobre las temperaturas máximas del planeta.
La campaña para encontrar a la nueva líder del aquelarre es el punto de no retorno para todas esas sensaciones: ya no hay venganza personal que valga, tienes en tus manos el destino del universo. ¿Todo ese berenjenal tiene que ver exclusivamente contigo? Claro que no. ¿Las decisiones que otros han tomado os han llevado a toda una civilización a un incendio social? Nos suena. Citando cualquier post de mi feed de Instagram: nosotros bebiendo de nuestras pajitas de papel mientras los ricos cogen un jet para comprarse el pan. Sí. Pero seguimos teniendo la misión de apagar este fuego, y nuestras manos, pequeñitas y de alcance limitado, pueden cambiar algunas cosas. Especialmente juntas.
Nota de Ábramar: Exacto, hay que seguir reciclando.
Esta ambiciosa apuesta por lanzarte a la cara los conceptos de responsabilidad individual y colectiva y ponerte frente al espejo para hacerte entender en qué bando estás es lo que hace que este juego no solo sea divertido y novedoso, sino que también sea absolutamente necesario frente a un panorama político desolador y especialmente en el contexto de una industria que, para mantener el statu quo, sigue rechazando los posicionamientos explícitos de los creadores (solo cuando no se alinean con los suyos, claro). Tanto si eliges presentarte como candidata o apoyar a alguna de tus compañeras en The Cosmic Wheel Sisterhood, la solución, igual que en el plano mortal, es y siempre será agitar el avispero.
La decisión de presentar a unos personajes femeninos con intereses diversos que -casi- nunca pierden el foco del bien común y ponen la sororidad en el centro sin abandonar el cariño que sienten las unas por las otras es, también, un detalle cálido y prometedor. El grupo de candidatas políticas lo forman mujeres con visiones radicalmente opuestas de cómo debería vertebrarse el aquelarre, tanto conservadoras y continuistas como progresistas y transgresoras, pero comparten el sentimiento de pertenencia y el interés general por alcanzar el máximo nivel de bienestar, potencial y poder -con algunas propuestas un poco cuestionables- dentro de sus filas. En el final de mi partida, ese “Estoy tranquila porque, gane quien gane, el aquelarre gana” todavía retumba.
Seremos brujas cósmicas irreales en este asteroide a la deriva, pero las emociones que nos provoca este juego son brutalmente humanas. Lo trascendental y lo mundano que interseccionan para expandir una idea de comunidad que desesperadamente necesitamos en el sistema capitalista; la introspección y la autoevaluación que favorecen la claridad y nos alejan de los estímulos forzados por la economía de la atención; ese borrón mental indefinido que casi siempre se despeja compartiendo tiempo con tus amigas. A veces es tan sencillo (o tan complicado) como eso.
La Rueda Cósmica no para de girar, pero en los engranajes viaja toda una comunidad que empuja el progreso. Por eso esa tirada, hermanas, la vamos a ganar.
PD: Se busca herrera experimentada en creación de dagas proveniente de un matriarcado extraplanetario y exploradora especializada en hierbas sanadoras para viaje espacial y lo que surja.
Precioso texto y precioso juego. Es alucinante como, durante siete u ocho horas, te sientes parte de un aquelarre de amigas y las quieres a todas y quieres estar ahí con ellas.
EPI me ha vendido otro juego :_)
Me lo acabé ayer y las echo de menos. Creo que no me pasaba desde Night in the Woods.
Siempre a favor de lo que haga Deconstructeam, y aun mas a favor de ver EPI a pleno rendimiento :)
Ojala poder leerte mas por aqui. Deconstructeam siempre bien.