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Analisis C2C: Hogwarts Legacy

Escrito por en Análisis - 18 septiembre, 2023

¿Os acordáis de la que se lió hace medio año? Olvidaos de Starfield y Baldur’s Gate III… El lanzamiento más polémico del año ha sido sin lugar a dudas el juego inspirado en la escuela de magia más famosa del mundo. Han pasado los meses y los lanzamientos de marzo se diluyen entre los aspirantes a GOTY que salen a la venta los meses de octubre y noviembre… Ya nadie habla de Hogwarts Legacy…. ¿Por qué será? ¡Bienvenidos al primer análisis C2C de un juego que aparece entre los más vendidos del año!

Un breve recordatorio: en El Píxel Ilustre utilizamos la categoría Análisis C2C para analizar esos juegos pertenecientes a la ponzoña digital que casi no merece la categoría de videojuego. C2C son las siglas de «Con dos Cojones», que es un alegato a la hombría necesaria para perder el tiempo jugando y escribiendo un texto sobre esa basura… Gilipolleces que se nos ocurrían hace más de 10 años, pero a estas alturas no vamos a inventarnos otras nuevas…

Sin embargo, los «cojones» que he tenido que poner han sido distintos… Hogwarts Legacy no es tan mal juego como otras porquerías que analicé cuando tenía menos canas y más tiempo libre. No sería justo compararlo con Naughty Bear. He necesitado valor para meterme en el campo de minas que es hablar sobre Harry Potter con toda la polarización que campa a sus anchas por las redes sociales.

¡Revelio!

En casa nos gusta Harry Potter. Las novelas y las películas nos pillaron mayorcitos a mi Señora Esposa y a mi, pero las disfrutamos como criajos. Pero que nos encanten las aventurillas de los magos no significa que no veamos cierto tufillo clasista y racista en muchos pasajes de los libros, que no notemos la falta de coherencia en un mundo que solo se sostiene con la solución  «lo ha hecho un mago» y, sobretodo, que no aparezca con frecuencia cierto sentimiento de vergüenza al aportar que la fortuna de una persona que participa activamente en la reducción de derechos sociales se haga más grande.

Andresito lo expuso muy claramente en su artículo sobre el creador de Cultist Simulator: cada uno tiene derecho a colocar sus límites donde dicte su moral, pero al final se trata de lo que haga feliz a cada uno. Seguro que mucha gente tenía claro su posición, pero otros tenían que sopesar entre el amor a la saga y la repugnancia hacia su autora. Y seguro que no fue fácil.

Aunque el boicot de Hogwarts Legacy era un llamamiento totalmente legítimo, y más aun al ver como la Jotacá se regodeaba en su transfobia como una gorrina en una charca, no justificaba los ataques a gente que se interesaba en el título, a webs que recibían un código y publicaban un análisis, a los propios desarrolladores del juego, a pesar de hacer hincapié que la autora no estaba implicada en la historia, a los streamers que emitían contenido, etc., pero tampoco  era justificable alardear de la compra del juego «solo por joder» o interpelar a revivir una infancia ya lejana, le pesara a quien le pesara.

¡REVELIO!

Pero entre lineas entendí otra cosa… Había MUCHAS GANAS de tener un juego como Hogwarts Legacy. Para la gente que nació o creció en los 90, la Saga Harry Potter es como Star Wars para los viejos que éramos niños en los 80. Las películas y libros que disfrutamos siendo niños forman nuestros recuerdos, nuestras ilusiones, nuestro refugio feliz, aquel sitio con el que desconectar y revivir una época en la que todo era más sencillo. Y la Sra. Rowling se lo ha arrebatado a mucha gente, la misma gente que adoraba a Harry Potter y ahora atribuye su autoría a Hatsune Miku para intentar disociar su saga favorita de alguien que hace campaña activa en contra de un colectivo oprimido. Y eso me parece triste. Muy triste.

El juego salió a la venta. Fue un éxito en ventas y es difícil saber cual fue la repercusión a nivel económico de toda el revuelo formado. Recibió notazas por parte de los medios que sí analizaron el título. Ha pasado medio año. Se ha pasado página y ahora las polémicas son otras. Quizás, querido lector, seas una de las personas que había decidido esperar y adquirir el juego cuando estuviera de oferta… Salgamos de dudas. ¿Merece la pena Hogwarts Legacy?

¡¡REVELIO!!

Un juego inspirado en una saga reconocida mundialmente ya cuenta con unos cimientos sólidos. Y habrá pocos cimientos más sólidos que los del Castillo de Hogwarts… No en vano, no los hizo un mago, ¡sino que fueron cuatro! Necesitarás menos de una hora de partida para llegar al gran comedor y al fin vivir el momento más esperado de todo pottermaniaco: la ceremonia del Sombrero Seleccionador. Con cuatro preguntas totalmente evidentes podremos elegir la casa que queremos que nos toque. Tras asignarnos casa, será inevitable que empecemos a deambular por la escuela, cumpliendo las primeras misiones y asistiendo a las clases.

Las primeras horas de Hogwarts Legacy nos las pasaremos recorriendo el castillo, absolutamente maravillados de descubrir todos los recovecos y visitar estancias y lugares que hemos visto en las películas e imaginado leyendo los libros. Aprenderemos los primeros conjuros y entablaremos relaciones con los profesores y un puñado de alumnos. Y todo eso gritando ¡Revelio! sin parar…

¡Revelio! ¡Revelio! ¡Revelio! ¡Revelio! ¡Revelio! ¡Revelio! ¡Revelio! ¡Revelio! ¡Revelio! ¡Revelio! ¡Revelio! ¡Revelio! ¡Revelio! ¡Revelio! ¡Revelio! ¡Revelio! ¡Revelio! ¡Revelio! ¡Revelio! ¡Revelio! ¡Revelio! ¡Revelio! ¡Revelio! ¡Revelio! ¡Revelio! ¡Revelio! ¡Revelio! ¡Revelio! ¡Revelio! ¡Revelio! ¡Revelio! ¡Revelio! ¡Revelio! ¡Revelio! ¡Revelio! ¡Revelio! ¡Revelio! ¡Revelio! ¡Revelio! ¡Revelio! ¡Revelio! ¡Revelio! ¡Revelio! ¡Revelio! ¡Revelio! ¡Revelio! ¡Revelio! ¡Revelio! ¡Revelio! ¡Revelio! ¡Revelio! ¡Revelio! ¡Al fin! ¡Ahí está esa puta llave con alas!

El hechizo «Revelio» viene a ser el «modo detective» que aparece ya en tantos juegos y que revela objetos y secretos con los que se puede interactuar. Y es que, pasadas unas horas, nos daremos cuenta que demasiado peso de Hogwarts Legacy se basa en esos innumerables coleccionables que andan repartidos por el el colegio, la villa de Hogsmeade y las afueras. De hecho, una vez se nos pasa el síndrome de Stendhal con el castillo de Hogwarts, empezaremos a ver las costuras al juego.

Hogwarts Legacy no deja de ser un cascarón que se sustenta con la entidad propia de la saga Harry Potter. Como juego, no deja de ser como los sandbox que jugábamos hace casi 15 años, como si no hubiéramos avanzado nada desde GTA III. Es un gigantesco escenario, que podemos pasear con toda libertad, pero que no podemos tocar a menos que se ilumine cuando gritamos ¡Revelio!, poblado por figurantes que aparecerán durante el día pero desaparecerán durante la noche, sin que encontremos rastro de ellos si nos plantamos en los dormitorios de madrugada.

Podemos ser el Gryffindor más grosero o el Slytherin más encantador, podemos eliminar rebaños de cabras con las maldiciones imperdonables, podemos desvalijar a todos los habitantes de Hogsmeade que eso no variará un ápice la opinión que tengan los escasos personajes que nos soliciten favores o nos manden encargos. Podemos deambular  sin ningún tipo de impedimento ni entretenimiento durante toda la noche; no te preocupes de esas zonas restringidas que aparecen en las misiones, desaparecerán cuando la acabes. Aunque parezca sorprendente, no han incluido ningún sistema de moral o de puntuación de las Casas sobre la que influya nuestra forma de jugar. Las casas solo modifican la ubicación de los dormitorios y una misión distinta para cada una de ellas. Eso nos hubiera parecido suficiente en 2010… Ahora ya no.

Es necesario poco menos de una docena de horas para darse cuenta: Hogwarts Legacy es un juego aburrido. La historia no llama la atención, los personajes no son especialmente brillantes, no es divertido cazar animalitos, no es divertido decorar la sala de los menesteres, no es divertido hacer carreritas contrarreloj con la escoba (¿recordáis el laberinto de anillos de Superman 64? Ahora lo ha hecho un mago), el combate no resulta especialmente entretenido, la señora de los polvos flu no se calla ni debajo del agua… Hogwarts Legacy contaba con los ingredientes adecuados, pero al removerlo todo en el caldero el resultado se asemeja más al potaje de un restaurante de carretera que a una poción mágica. He tenido la impresión de encontrarme con un refrito recalentado con un envoltorio de lujo… Y ahí lo abandoné, con la partida a medias sin ganas de retomarla en ningún momento.

Quizás los fans más acérrimos habrán disfrutado de Hogwarts Legacy y se habrán quedado satisfechos con la genial ambientación que ofrece y poder visitar el castillo como un alumno más, pero para mí no deja de ser una oportunidad perdida para crear un gran juego ambientado en la saga de Harry Potter… Posiblemente la última oportunidad que le dé a Wizarding World. Quizás la balanza ya esté demasiado inclinada para la próxima… y esta vez ni un mago será suficiente para arreglarlo…

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