En 2017, el rol volvió a mi vida. El de verdad, de papel, lápiz y un puñado de señores alrededor de una mesa presidida por un bol de Doritos. La edición de Advanced Dungeons & Dragons de principios de los 90 fue una parte primordial del ocio de mi pandilla de colegas durante nuestra época de instituto. Como imagináis, no éramos precisamente los más populares del patio…
Quince años después de guardar los dados, algunos de esos colegas organizamos una campaña con quien nos introdujo el vicio en la sangre, el primo algo mayor de uno de ellos que vivía en Barcelona, algo que para nosotros, paletos mallorquines, nos sonaba a una tierra lejana repleta de misteriosos tesoros como ese montón de fotocopias que usaba para dirigir las partidas y esos dados extraños que llegaban hasta el 20. Entonces él tenía 15 años y nosotros no llegábamos a los 11, pero nos quedamos maravillados con sus historias, repletas de monstruos, trampas y peligros.
Pocos años después asumí el papel de máster, nada más se publicó esa edición de AD&D que publicó Ediciones Zinco, Pasamos varios años machacando el mundo de Krynn, intentando imitar a los héroes de la Dragonlance. Ya en la universidad, salió la tercera edición y, aunque jugamos unas cuantas partidas, todos preferíamos invertir los fines de semana en otras actividades.
Ahora nuestro primer Dungeon Master acaba de cumplir los 50 y los que éramos sus jugadores rondamos los 45, pero uno de cada dos domingos nos transformamos de nuevo en aquellos chiquillos, aunque no hay dados, lápiz, mesa ni Doritos. Estamos cada uno en casa, conectados a través de Roll20… Ah! El máster dirige desde Hong Kong, así que nos resulta un poco difícil reunirnos…
Seguimos jugando regularmente desde 2017, alternando una campaña de D&D 3,5 dirigida por él con otra de D&D 5 dirigida por mí, en la que hemos jugado al módulo «La Maldición de Strahd», quitándome una espinita de dirigir en Ravenloft que llevaba clavada desde 1994, y de la cual estoy preparando una continuación, diseñada y escrita por mi. Mi gran preocupación era encontrar una herramienta que me ayudara a diseñar los mapas, sin tener que recurrir a elementos prediseñados. Entonces, tuve la gran suerte de ver un anuncio de Dungeon Alchemist.
Disculpad esta verborrea divagante que os he soltado sobre mi afición al rol…
Ahora sí, ¡hablemos ya de Dungeon Alchemist!
Faltaban pocos días para que finalizara plazo del Kickstarter que habían lanzado para financiar Dungeon Alchemist cuando me subí al carro. Llegar al objetivo de 45.000 € no era un problema, ya que consiguieron esa cantidad en tan solo tres horas. Cuando aporté, el dilema era ver cuántos extras se adicionaban según la cantidad alcanzada… Al final recaudaron casi dos millones y medio. Un éxito total que metió esta campaña en el Top10 de los crowdfundings de RPG que más dinero han conseguido para desarrollar sus proyectos.
Lo que prometía el video de presentación era exactamente lo que estaba buscando. No estamos hablando de un juego; Dungeon Alchemist es una herramienta que permite, mediante drag & drop, generar mapas para juegos de rol de una forma rápida y sencilla. Solo tenemos que elegir qué tipo de sala queríamos generar (posada, castillo, mazmorra, mansión…), seleccionar una cuadrícula y solo queda verla brotar cual champiñón ante nuestros ojos, con sus elementos de mobiliario, iluminación, puertas y ventanas. Si no nos convence la disposición elegida por el programa, no preocuparse: todo se puede modificar a nuestro antojo.
El éxito de la campaña de mecenazgo prometía ya varias expansiones gratuitas, pero, como avergonzada víctima del infame Hero Quest 25, no pude alejar del todo una sombra de desconfianza… ¿Y sí se quedaban con la pasta? ¿Y si al final no se parece en nada a lo prometido? No sería la primera vez que un crowdfunding sale mal y todo pintaba demasiado bonito…
Los meses fueron pasando y mis temores se iban disipando a medida que iba recibiendo boletines informando del desarrollo. Como era de esperar, hubo pequeños problemas y retrasos, pero el programa acabó siendo lanzado en marzo de 2022. Entonces pude comprobar, con alegría, que Dungeon Alchemist era tal como nos habían prometido… Y con el paso del tiempo ha sido mucho más. Con cada actualización se han ido ampliando los tipos de sala, la cantidad de objetos y los modos de edición. Hace menos de una semana se lanzó «The Treasury», la quinta actualización del programa, enfocada a cámaras del tesoro y que no ha hecho otra cosa que mejorar las prestaciones y hacer que podamos pasar horas decidiendo la decoración de cada una de las mesas de esa posada de mala muerte en la que un misterioso encapuchado les ofrecerá una peligrosa misión a tus jugadores.
En la Cripta Ilustre, los aventureros descubrieron que la cámara del tesoro tenía las condiciones óptimas para conservar los embutidos. Un hipnótico retrato presidía la estancia y cautivaba cualquier mirada que se le posara… ¿Quién sería ese apuesto jovencito?
Podemos crear los mapas en dos dimensiones e imprimirlos para sacarlos en la partida, o bien exportarlos a plataformas como Roll20, Foundry o Fantasy Games y jugar a distancia con los colegas. Puedes examinar tus mapas en 3D y recrearte hasta los detalles más insignificantes. Podemos importar tokens realizados con HeroForge, puedes importar tus propios objetos y compartirlos en Steam Workshop. Puedes realizar capturas fijas y videos para enseñar en detalle tus creaciones a tus jugadores. Puedes meter tus viejos mapas hechos a mano y «calcarlos» para revivir viejas campañas… Las posibilidades son abrumadoras y nunca dibujar un mapa había sido tan sencillo, divertido y satisfactorio. Y eso que todavía no han lanzado todas las metas prometidas en Kickstarter…
Siempre he considerado que un buen mapa son unos cimientos muy sólidos para una buena aventura, y Dungeon Alchemist me lo ha puesto mucho más fácil. Cuesta más o menos lo mismo que cualquier manual básico de rol y os aseguro, como Dungeon Master aficionado, que vale mucho más de lo que cuesta.
Tenía más o menos ubicada esta vaina, pero la verdad es que nunca le he prestado mucha atención porque al final mazmorreo es de lo que menos juego. Pero vamos, tiene una pinta brutal.
Cambiar de nombre el chiringuito por «El dado ilustre» está cada día más cerca.
Siempre he tenido mis dudas a la hora de integrar demasiado software en partidas porque me conozco y acabo llevando el detallismo extremo de la preparatoria en papel y lápiz a su homónimo digital, sobre todo teniendo en cuenta el gustirrinín que da la construcción de mapeados. Le tenía echado el ojo Talespire (https://store.steampowered.com/app/720620/TaleSpire/), pero con ese puedes automatizar tanto la experiencia y su representación visual que casi casi te planteas el hecho de que igual lo que buscas es jugar a un MMO roleplay con los colegas.
Bendiciones a tus partidas con el mismo grupo que tenías cuando empezaste. El siguiente hito espero que sea introducir a tus churumbeles en este noble arte.
Estoy de acuerdo en que el exceso de utillería digital (y no digital) puede empañar un poco la experiencia rolera… D&D tira demasiado en exceso de ello, prueba son esos dioramas repletos de miniaturas que vemos en muchas partidas… Pero, al menos a mi, un buen mapa me ayuda mucho a desarrollar la aventura y como soy un negado para el dibujo, Dungeon Alchemist me ha venido de perlas.
Y con los churumbeles, seguramente no tardaremos en hacer algo (el DM tiene un hijo más o menos de la edad de Bernat jr) aunque alguna partida al HeroQuest ya ha caído…
Este lo tengo en deseados de Steam desde hace un tiempo, pero al final no estamos jugando mucho mazmorreo y eso es lo único que ha hecho que no lo tenga ya en la librería,porque la verdad es que pinta brutal.
Que alegría me da ver que la mención de Andresito al rol de papel y lápiz hace un par de entradas tiene continuidad. Yo siempre a favor de esta actividad, mi forma de ocio favorita desde que empecé a jugar en bachillerato.
Desgraciadamente la asquerosa Vida Real TM ha separado a mi grupo rolero de toda la vida geográficamente y los que aún vivimos cerca tenemos menos tiempo que antes, aún así raro es el mes que no caen una o dos sesiones (aunque mas aventuras cortas o one-shots que campañas).
Intentamos jugar unas cuantas veces durante el confinamento de 2020 pero vimos que el rol online no es algo que nos vaya. Incluso en rol presencial a mi personalmente no me gusta nada el componente de miniaturas y tableros con casillas, un mapa sencillo y alguna canción para ambientar son todo lo que mi espíritu purista puede aceptar.
No obstante como digo arriba siempre a favor de esta actividad y me alegro que con su explosión de popularidad los últimos años surjan herramientas que faciliten el roleo online para gente que prefiere esta opción o que tal vez sin ella no pudiese jugar directamente.