Las pasadas navidades, como una especie de anticipo de la llegada de Papá Noel, saqué la caja de los juegos de PS3 del trastero. Mientras buscaba algo adecuado para jugar con mi prole, rememorando a la vez mi paso por El Píxel Ilustre, no pude evitar coger uno de ellos y sentirme con ganas de jugarlo de nuevo. No era ningún Uncharted, ni God of War, ni siquiera Red Dead Redemption… Ese juego era Brütal Legend.
Quizás ese Rocktober de 2.009 parezca demasiado cercano para hablar de un Retro Amor, pero 14 años dan para muchos cambios. En 2.009 me comunicaba con Kirkis y Andresito mediante el Messenger de Hotmail (y nos zumbábamos). En 2.009 jugábamos a la serpiente en nuestro Nokia y cada mensaje que enviábamos nos costaba 15 céntimos. En 2.009 yo lucía una hermosa melena azabache como Chewbacca y ahora me parezco más al abominable hombre de las nieves. En 2.009 Santiago Segura todavía nos parecía un tío enrollado y no un señor que da grima haciendo películas con niños. En 2.009 los juegos todavía traían libreto de instrucciones y no un papelajo con un código para descargar dos chorradas. En 2.009 todavía no ponían reggaeton en las fiestas infantiles… Y, sobretodo, en 2.009, una compañía grande como Electronic Arts se arriesgaba a editar un juego tan estrambótico como Brütal Legend en lugar de invertir su pasta en refritos, franquicias y secuelas.
Brütal Legend es una delirante fantasía. Como si una cuadrilla de jebirulos adolescentes, de esos que duermen con la chupa vaquera llena de parches de Iron Maiden, Kreator y Blind Guardian puesta, de esos que creían que encontrarían al amor de su vida en la sección de correspondencia de la revista Heavy/Rock, se hubieran puesto a diseñar un videojuego después de juntarse detrás del gimnasio del insti, fumarse su primer porro y comerse un bocata de fuagrás como manda Gigatrón. Demonios, cuero, cadenas, pinchos, sangre, motores, hachas, calaveras, melenas, monstruos, cuernos, espadas, dragones, mazmorras, guitarras, vísceras, panteras, tías buenas y heavy metal. Estos son, entre otros, los elementos que conforman el universo de Brütal Legend, un panegírico a la cultura del rock más pesado, una apología satánica que no acaba de tomarse en serio, un homenaje a la música y a la imagen de un género que, a día de hoy, sigue sin desprenderse del estigma de ruidoso y violento.
Pero no era una cuadrilla de chavales los que estaban tras Brütal Legend. La cabeza visible tras el proyecto era el Sr. Tim Schafer, una de las figuras de la época más brillante de LucasArts, y su estudio Double Fine. Y por si tener al creador de los dos primeros The Secret of Monkey Island fuera poco, el proyecto se redondeó con dos actorazos como son Jack Black (quizás el actor más querido de internet tras Keanu Reeves) y Tim Curry para las voces del protagonista y el antagonista y la colaboración de mitos del heavy metal como son Lemmy Kilminster, Rob Halford, Lita Ford y Ozzy Osbourne, de quien dicen que se mantuvo sorprendentemente lúcido durante la grabación de sus frases.
Con esta carta de presentación, no es extraño que Activision estuviera interesada a publicar el título, pero al fusionarse con Blizzard, Brütal Legend desapareció del calendario de lanzamientos. Hubo turbios asuntos judiciales, demandas cruzadas, retrasos, desviaciones presupuestarias y, más tarde de lo previsto, en Rocktober 2009, Brütal Legend salió al mercado bajo el sello Electronic Arts. Por el camino se perdió la versión para Wii y mucho contenido que estaba previsto para una posible secuela o DLC.
Pero ¡Ay, qué puta es el hype! Brütal Legend no estuvo a la altura de lo esperado para muchos. Lo que aparentaba ser un Hack & Slash brutote con una banda sonora de lujo resultó ser un juego que amalgamaba varios géneros sin acabar de destacar en ninguno de ellos. Las batallas de estrategia en tiempo real, algo que para Schafer era la clave del juego, disgustaron a bastante gente y las ventas no fueron lo espectaculares que deberían. La secuela fue directamente fulminada, algo que casi llevó a la ruina a Double Fine y les obligó a replantear su futuro… Eso les llevó a revolucionar Kickstarter un par de años después.
Amo Brütal Legend. Fue el juego que me empujó a comprarme una PS3. Le dediqué algunos de mis primeros textos en El Pixel Ilustre y no pude evitar volver a instalarlo el otro día. Gracias a que tiene una opción sin insultos y sin gore puedo jugarlo con mis hijos al lado, que se descojonan cada vez que oyen como le censuran una grosería a «un señor que habla como el pájaro rojo de los Angry Birds«. Pero todo eso no significa que pase por alto sus numerosos defectos. Ahora, la mayoría de juegos comparten ciertos elementos que ya parecen imprescindibles, como un minimapa que indica por donde hay que ir y los elementos con los que se puede interactuar, o como el viaje rápido. En 2.009 cada juego diseñaba la interfaz a su manera y quizás Brütal Legend no acertó con ello. El mapa general solo indica una vaga aproximación del próximo punto de inicio de misión, las batallas en tiempo real son algo confusas y a veces tenemos la impresión que nuestras tropas están más pendientes de disfrutar del musicote que del combate. El «Deuce», el coche hot-rod que Eddie Riggs monta en el tutorial, se conduce peor que un dolor de muelas y tener que estar pendiente de los intermitentes para llegar a destino es original aunque engorroso. Hubiera sido fácil pulir un puñado de detalles para que el juego resultara mucho mejor de como llegó a las tiendas.
Pese a todos sus defectos y gracias a que es un juego con carisma y humor, algo cada vez menos frecuente, Brütal Legend ha ido adquiriendo un aura de culto con el paso de los años. En 2013 se lanzó para PC y Steam y, poco a poco, ha superado el millón y medio de unidades vendidas. Tim Schafer dijo que si tuviera dinero infinito, se dedicaría únicamente a aumentar su universo de metal, pinchos y cadenas. Double Fine nunca ha perdido la ilusión de crear esa secuela que Electronic Arts decapitó sin piedad… Quizás algún día veremos Brütal Legend 2, quizás antes de ver Beyond Good and Evil 2, pero, mientras tanto, disfrutemos de su BRUTAL banda sonora. ¡HEAVY METAL RULES!
Es cierto que sus batallas fueron lo más desconcertante del juego. Parecía un hack&slash molón pero no, era una especie de moba en 3a persona. ¿Por qué no fueron claros desde el principio? La banda sonora, la imaginación de su mapa y el carisma de Jack black eran lo mejor del título. Batiburrillo de ideas que se quedó a medio gas. Eso sí, ya me he puesto la lista de reproducción otra vez :)
PD. Supongo que os enviabais zumbidos, porque en mi pueblo lo de zumbarse es otra cosa jajajajaja
Lo disfruté muchísimo hasta la primera misión de la campaña en la que realmente tienes que prestarle atención a la parte de estrategia en tiempo real y que te obliga a coordinar bien distintos tipos de unidad para vencer la batalla; ahí se me hizo todo tan farragoso que acabé
interrumpiendo la partida y nunca más la reanudé.
A mi me gustó mucho cuando lo jugué, quizás fuera la ambientación o el humor o quizás que era algo diferente a los títulos principales del momento. Pero no me importaría haber tenido esa secuela que seguro terminaba de pulir las mecánicas.