Había una vez una banda de metal llamada Vice City. Llevaban desde 2009 dando caña por la escena metalera mallorquina, sin más preocupaciones que hacer disfrutar al público con su potente música. Poco a poco, fueron grabando sus cosillas, progresando como como banda y fue inevitable intentar subir algunos peldaños… Pero entonces les llegó un burofax.
Tras publicar su primera demo XIII en 2019 y su primer EP, Demons within en 2021, ambos bajo el nombre de Vice City, la banda quiso dar un primer paso hacia la profesionalización lanzando su primer trabajo de larga duración bajo el sello discográfico Maldito Records. Una de las condiciones del contrato era que, para evitar futuros problemas, tanto el nombre como el logo debían estar registrados en la Oficina Española de Patentes y Marcas, algo que en principio parecía un mero trámite.
La banda realizó el papeleo y, pasadas unas semanas, vieron que su solicitud había recibido una oposición al registro. Todavía no habían recibido la información correspondiente a esa oposición cuando les llegó un burofax. Nada más y nada menos procedente de Rockstar Games.
En él se les amenazaba de ser abordados con la legión de abogados sedientos de sangre que cualquier mega-compañía tiene en nómina si no desistían en el proceso del registro de la marca Vice City, y que, por supuesto, abandonaran el uso del nombre Vice City inmediatamente. El burofax fue acompañado de unas nada amigables llamadas telefónicas, en las que se reiteró en la idea que, si no desistían se les haría la vida imposible judicialmente.
Hay que aclarar que desde la Oficina de Patentes y Marcas no hubo ninguna presión hacia la banda. Es más, eran los que tenían la última palabra y, al tratarse de productos o servicios claramente diferenciados, al ser Vice City un subtítulo y no el título principal del juego, cabía perfectamente la posibilidad que los mallorquines hubieran conseguido la marca. Pero los abogados de Rockstar les dejaron claro que irían a por todas.
Tras debatirlo entre los tres, los integrantes de Vice City decidieron agachar las orejas y cambiar el nombre. Mantendrían el logo, formado por las iniciales VC, pero pasaban a ser llamados Vulgar Chaos. El cambio de nombre les dejó con un pequeño montón de CD’s y camisetas que acababan de quedar obsoletas y un puñado de perfiles en redes que actualizar y renombrar.
Ahora que ha pasado un tiempo y que Vulgar Chaos están en pleno rendimiento, aunque el tema del burofax todavía escuece, ven la parte buena al no estar sepultados en los buscadores por miles de referencias al GTA. Reconocen que, aunque les jodió la prepotencia de los abogados de Rockstar, meterse en un litigio con ellos hubiera sido un follón considerable y un desembolso económico demasiado grande para una banda pequeña. La banda ha salido adelante pese al cambio de nombre y ahora mismo están preparando ya su segundo trabajo bajo el nombre de Vulgar Chaos.
Ésta va para Rockstar. Seguro que a ellos tampoco les gustó L.A. Noire
Gracias a David, Miky y Rafa por dejarme contar su historia. Si queréis saber algo más de ellos, aquí teneis sus redes
Me he quedado con ganas de tirar mis dos Vice City (PS2, PC) a la estufa de leña. Pasado el calentón he decidido que emplearé esos DVD para espantar pájaros.
Las legiones de abogados son como las de los no muertos
Si bien es cierto que el juego de Rockstar es de 2002 tampoco deberían poder apropiarse del termino en todos los ámbitos y en todos los lugares del planeta. Odio eterno a las megacorporaciones (y a los abogados).
Supongo que en España no es así pero en EEUU existe la aserción de propiedad. Quiere decir que los dueños de una propiedad intelectual que pretendan mantener sus derechos sobre ella deben ser beligerantes y oponerse activamente contra cualquiera que pretenda usarla. Si no lo hacen pueden perder la propiedad.
Nintendo es tan puñetera por eso mismo.