La industria del videojuego es una mierda. Las incesantes noticias sobre despidos nos entumecen ante una realidad difícil de digerir: hay algo podrido dentro de este mundillo que tanto nos gusta. Pero no todo es ponzoña. Este pasado fin de semana, enmarcada dentro de la Global Game Jam, tuvo lugar la MálagaJam Weekend 17. Al margen de coronarse como la sede presencial más grande del mundo con más de trescientas personas dedicadas en cuerpo y alma a la creación de videojuegos y juegos de mesa, la jam en la que intento poner mi granito de arena desde hace algo más de un año demostró una vez más el poder generador tan arrollador y necesario de las jams.
Las actividades en torno a la MálagaJam Weekend 17 en realidad no empezaron el mismo viernes, sino el jueves, con una serie de charlas en las que, entre otras cosas, se presentó la recién formada Coordinadora Sindical del Videojuego, cuya presentación podéis ver íntegra el el twitch de MálagaJam. Dentro del enlace, si os ponéis a buscar, también podéis pescar fácilmente las otras tres charlas. Ahí tenéis a Fernando de Luna, senior designer en Odders; a Dobra Studios, un estudio español que habla del verdadero terror de hacer videojuegos; y a Anna Guxens, RPG designer en Larian. Casi nada.
Al día siguiente, viernes 26 de enero, la Global Game Jam dio el pistoletazo de salida. En torno a trecientas personas en Málaga, todas ellas metidas dentro del Polo Digital, y otras tantas miles de personas repartidas por todo el mundo, se pusieron al mismo tiempo a idear videojuegos en torno a un tema: «hazme reír». Hay quien pensará que esas trescientas personas llegan ordenadamente en perfectos grupos de cinco y se organizan en sesenta equipos idénticos, que crearán sesenta videojuegos, dentro de sesenta ordenadores. Pero no, no es tan fácil. A MálagaJam vienen grupos formados, pero también vienen personas sin equipo y, por venir, viene hasta una clase de estudiantes holandeses que, idealmente, quieren estar repartidos en grupos con españoles. Y todo eso hay que coordinarlo. ¿Y sabéis qué? Se nos da tan estupendamente bien esto de organizar jams, que antes de la hora de la merienda todo el mundo está dentro de un grupo y tiene el cerebro en fuego.
Participar en una jam desde casa está guay, pero las jams presenciales son otra cosa. MálagaJam es otra cosa. En este espacio que hemos conseguido crear entre un grupo de personas absolutamente excepcional puedes dormir, desayunar, comer, cenar, ducharte, y, lo que es más importante, puedes reconciliarte con los videojuegos. Es una burbuja. MálagaJam es una pecera dentro de un océano. Es un lugar único en el que tan pronto puedes estar hablando con otros desarrolladores de videojuegos, compartiendo conocimientos y experiencias; como puedes estar jugando un torneo de piedra, papel, tijera. El Polo Digital de Málaga se convierte, durante cuarenta y ocho horas, en un lugar en el que jugar y hacer juegos. Un lugar en el que tu entrega puede ser una partida multitudinaria de pollito inglés que, desde luego, hizo reír a muchísima gente. Objetivo cumplido.
Además de ese pollito inglés para el recuerdo, que le reportó el prestigioso Premio de la Asociación a su creador, Eufrasio, a lo largo del sábado 27 ocurrieron muchas otras cosas. Por la tarde tuvo lugar un torneo de ping-pong al más puro estilo Pokémon, en el que los participantes de la jam tenían que obtener medallas de distintos miembros del staff. Por desgracia, la medalla del Alto Mando —último escollo para conseguir un premio— estaba custodiada por un servidor. Y con ella me fui. Unas pocas horas después, tras una cena dominada por la tortilla de patatas, se jugó al bingo. La primera vez que preparamos un bingo, que fue en la anterior edición, yo mismo fui a comprarlo convencido de que nadie querría jugar y sería un fracaso. Me equivoqué. Al parecer desarrollar videojuegos y jugar al bingo van de la mano, porque 150 personas se dieron cita un sábado a las 12 de la noche para colocar lentejas sobre un cartón.
Habrá quien piense al leer este texto que la MálagaJam suena más a campamento de verano que a jam seria. En primer lugar, no existe el concepto de jam seria. Las jams son jugonas por definición, eventos distendidos en los que probar cosas nuevas y hacer lo que no te atreves a hacer en otros contextos. Y, en segundo lugar, sí: ese es el objetivo, crear un espacio seguro en el que se pueda jugar. Queremos construir un espacio propicio para el juego y para el videojuego. Ya lo dice la propia página web oficial de MálagaJam: «Somos una asociación sin ánimo de lucro en Málaga que intenta potenciar el panorama de los videojuegos a nivel nacional». Y si por el camino se desarrolla alguno, pues mejor que mejor.
Desde el itch.io oficial de MálagaJam podéis echar un vistazo a todos los videojuegos que se han entregado en esta edición. El nivel es altísimo. Podéis ordenar los juegos por popularidad y empezar a jugarlos en orden si lo que os apetece, básicamente, es jugar a los ganadores de la jam. O, si os sentís realmente disfrutonas, si queréis convertir el propio acto de elegir un juego en un juego, podéis ordenarlos aleatoriamente. Os aseguro que, hagáis lo que hagáis, jugaréis a algo mágico, algo creado en este lugar especial que ha sido desarrollado con amor y en condiciones de amor. Juguéis a lo que juguéis, estaréis interaccionando con un fragmento de JUEGO en estado puro.
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