MálagaJam Weekend 19

Escrito por en Artículos - 29 enero, 2025

El domingo 26, último día de la jam, llegué al Polo de Contenidos Digitales a eso de las siete y cuarto de la mañana. Atravesé la entrada en mitad de un más que comprensible silencio, pues la noche anterior se había estado jugando al bingo —y quizá también programando— hasta las tantas de la madrugada. Entré al comedor y empecé a preparar la mesa para el desayuno mientras me hacía el primer café de la mañana. En ese marco tranquilo, casi liminal, entró una persona a la que no conocía y con la que nunca había hablado, una participante de la jam. Los siguientes 20 minutos los pasé conociendo a Juno, una joven mucho más lista que yo (se ha pasado el Obra Dinn), que me recordó, una vez más, por qué me apasiona tanto el trabajo que desempeño en MálagaJam.

Esta última MálagaJam Weekend, la número 19, ha marcado el décimo aniversario de una asociación que, desde que me acogió hace escasos dos años, no ha hecho más que traerme alegrías y agujetas post-eventos. En este cumpleaños, que pudimos celebrar en familia con 450 participantes procedentes de todos los rincones de España y más de 50 personas entre staff e invitados, quedó patente por qué en pleno 2025, un año prácticamente post-apocalíptico a nivel de industria del videojuego y que no augura nada bueno de cara al futuro, MálagaJam sigue siendo un faro en la noche más oscura.

Lucía Herrero, mi amiga, una de las personas más competentes e inteligentes que conozco, le pasó el testigo de la presidencia de MálagaJam a Lucía Pardo, mi amiga y, casualmente, otra de las personas más competentes e inteligentes que conozco. El momento que se vio fue bonito, emotivo. Buena prueba de ello fueron mis lágrimas antes, durante y después. Pero el momento que no se vio fue más especial. En un almacén, rodeados de platos desechables, bolsas gigantes de patatas fritas y palés de coca-cola, todas las personas que conformamos la asociación nos reunimos para votar. Nueva presidenta, nuevo vicepresidente, nueva secretaria, nuevo tesorero, nuevas vocales. Una nueva generación. Una generación de personas comprometidas —y entusiasmadas— con hacer que los videojuegos sean un espacio más agradable, más inclusivo, más seguro para todo el mundo.

A lo largo de todo el fin de semana, que en realidad empezó el jueves por la tarde con una serie de charlitas sobre videojuegos y terminó el domingo de madrugada en la Playa de la Misericordia, se pudieron vivir muchos momentos bonitos, ya casi habituales dentro de las sucesivas ediciones de MálagaJam. El sábado por la noche tuvo lugar el que, muy probablemente, haya sido el bingo más multitudinario de la historia de Málaga. Fue un bingo temático, además. Había dos opciones: vestir con elegancia, con traje o vestido de noche; o ir en pijama. Lucía Cordero, nuestra flamante nueva secretaria, por ejemplo, lució un vestido para la ocasión que ríete tú de la MET Gala esa. El bingo también fue una auténtica fiesta. Se regalaron camisetas, totes, pegatinas y merchandising como si aquello fuese el Club Megatrix. Al final ganó Americo que, completamente enloquecido, recogió su premio entre aplausos, silbidos, gritos y cánticos, como si fuese una auténtica estrella del rock (lo cual parece).

Pero el bingo fue solo uno de los muchos momentos especiales de este décimo aniversario. Durante la jam, los miembros del staff jugamos a una suerte de Hombres Lobo de Castronegro inventado por Cris, una de nuestras flamantes nuevas vocales, en el que todas las personas participantes podían aportar a la investigación votando a quienes tenían la pinta más sospechosa. Se ajustició a inocentes (como a un servidor) y se detectaron culpables. Pero lo mejor fue ver las caras de un equipo que no pudo llegar a terminar su videojuego, pero se involucró muchísimo en esta actividad. Durante la entrega de premios les otorgamos nuestro ya clásico premio especial de la asociación, por el buen rollo que habían conseguido crear durante todo el evento. Pocas veces he visto tanta sorpresa, tanta emoción en el rostro de una persona. Veinte minutos después, cuando me acerqué a pasarles el vídeo de sus reacciones, una de las chicas seguía llorando.

Aunque sea lo de menos, MálagaJam Weekend 19 volvió a ser la sede presencial de la Global Game Jam más grande del mundo. Ya lo fue el año pasado con 300 personas y lo volvió a ser este año con 450. En total 104 videojuegos que se pueden encontrar, jugar y descargar en Itchi.io. Estos números, impresionantes por sí mismos, no son más que la prueba matemática de que en esta asociación se hacen las cosas bien. Todavía no han llegado de vuelta todas las encuestas de satisfacción, pero las primeras impresiones están siendo muy positivas. Es bonito formar parte de algo tan grande. Es precioso saber que llevas a cabo una labor que importa tanto a tantas personas. Como probablemente diría Dominic Toretto: los videojuegos dan igual, lo importante es la familia. Y la familia de MálagaJam, la mía, es un tesoro maravilloso que, con un poquito de suerte, nos durará por lo menos otros diez años.

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