No me dispares que no te entiendo

Escrito por en Artículos - 23 noviembre, 2011


Esta es la generación del shooter, por mucho que nos pese. Incluso aquí hablamos de Modern Warfare, Battlefield y derivados. Prácticamente todos nosotros hemos caído en las redes de algún Call of Duty, Halo, Gears of War o Killzone de turno. La tecnología actual permite darles unos gráficos detallados (o marrones) y una inteligencia artificial que sumerge al jugador en una guerra real, gráficos que exprimen las consolas, juego online, entregas anuales de cada saga que venden millones, mapas y chorradas en forma de DLC, etc. Definitivamente este tipo de juegos se han convertido en los adalides de esta generación.

En una sociedad de consumo, con demasiado a que jugar y demasiado poco tiempo para dedicarles, la breve duración de estos juegos y las partidas rápidas online de usar y tirar han encontrado su hueco en el mercado. Un hueco que parece no llenarse nunca. Nos encontramos ante el género que actualmente más se parece a las recreativas de antaño, a los juegos arcade. Luces y explosiones nos llenan los sentidos y nos fascinan a partes iguales, iniciamos la partida y rápidamente nos lanzamos a disparar a todos los enemigos que se nos crucen por pantalla, sin preguntarnos nada, sin esperar nada más que un nuevo escenario y unos cuantos tipejos más a los que disparar. Todo esto basado en una historia con la profundidad argumental del Pac-man y los matices de una partida al Space Invaders.

Bulletstorm, puntuación por locuras. ¡Hemos venido a divertirnos!

Quizá penséis que exagero, pero ¿cuántos de vosotros pese haberos pasado los Modern Warfare varias veces aún no sabéis el porqué de esa guerra? ¿Os habéis enterado alguna vez de qué demonios estaba pasando en el universo Halo? ¿O por qué los Helgast están tan cabreados? Pues sí amigos, una de las grandes lagunas de estos juegos es su historia, que si bien está ahí muchas veces no saben como contárnosla. En unas diez horas no son capaces de explicarnos claramente el por qué de todo eso, salvo quizá que los de delante son los malos y nosotros los buenos. Estoy de acuerdo que se expandan estos universos con películas, cómics, libros o lo que sea, pero de ahí a prácticamente necesitarlos para entender la línea principal de la trama va un trecho. Por ejemplo, para alguien que sólo haya jugado a los 3 primeros Halo, que el Jefe Maestro caiga del espacio en una nave al inicio del 3 o que Johnson no este muerto al inicio del 2 les pillará totalmente desprevenidos, y no se les dará ningún tipo de explicación. ¿Acaso el Universo expandido de Star Wars es obligatorio para entender las películas? No, sólo si quieres saber más cosas, pero las pelis (al menos las tres buenas) se entienden por sí mismas.

¿Pero el cowboy no estaba muerto?

Como conclusión a todo esto decir que estos juegos han nacido como un producto de masas y consumo rápido, han explotado el juego online en consola y han permitido sentirse adultos a una multitud de imberbes. Pero no todo está perdido en el mundo del shooter, aún quedan videojuegos sin pretensiones, hechos para jugar y disfrutar, que no intentan convencernos de tener una gran historia, como son Bulletstorm o los Left 4 Dead enamorándonos sencillamente por su diversión. Caso aparte es la saga Bioshock que nos sigue intentando conquistar y sorprender con ideas frescas e historias realmente bien contadas, mundos de pesadilla nos dejarán un recuerdo imborrable en nuestra experiencia como jugadores y nos hará mirar a partir de ahora al océano con miedo y al cielo con respeto.

NOTA de Andresito: Este artículo es una colaboración esporádica como la que puede aportar cualquiera si se ve capaz, no una basura de Bruno, así que sed buenos con él. Nah, en serio, sed buenos con Bruno también, que me lo vais a traumatizar.

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