Esto tiene mucho ritmo

Escrito por en Artículos - 11 julio, 2012

Confieso que me he criado con los Trotamúsicos. Esa serie de dibujos animados caló hondo en mi imberbe corazón y ha logrado que, pasados los años, aún siga canturreando los hits que sacaban. Canciones llenas de ritmo que probablemente hayan interferido de algún modo en el amor que siento por los juegos musicales. Decir «juegos musicales» cuando te preguntan por tu género de videojuegos favorito causa caras de asombro por doquier pero no voy a mentiros señores, es la pura verdad. Es por ello que me he decidido a realizar una pequeña selección de títulos que me han conquistado enteramente, ignorando por el camino a los Guitar Hero y demás videojuegos que se jueguen con instrumentos de plástico o con alfombrillas revientasuelos.


Mentar a la saga Rhythm Tengoku es hablaros de uno de los máximos exponentes de los juegos musicales. Condenado al ostracismo de occidente debido a que nunca llegó a salir de Japón, la primera entrega es un título que impone la regla básica del género y lo reduce a la más pura sencillez: pulsa el botón indicado en el momento que marque el ritmo. A todo esto se reduce el juego y que tengan cuidado aquellos que piensan que sencillez es igual a facilidad ya que se encontrarán ante un juego muy hijoputa. Como ya comenté allá por el 2008 en un Descubriendo… que le hice, no importa que no entendamos el idioma, aquí lo único necesario es el sentido del ritmo. El equipo Nintendo SPD 1, responsables de WarioWare, es el encargado de que podamos disfrutar de esta saga necesaria.


iNiS. Hablar de esta compañía es hablar de juegos musicales excepcionales y Osu! Tatakae! Ouendan es un buen ejemplo de ello. Lanzado en 2005 únicamente en el país nipón, Ouendan pronto se convirtió en la comidilla de todos los foros de Nintendo DS gracias a su originalidad y a la calidad que desprende. Formamos parte de un equipo de animadores (nada de pompones) que deberán ayudar a superar diversos problemas absurdos a ciudadanos al borde del desquicio. Todo ello a base de pulsar la pantalla táctil con el stylus en los diferentes indicadores que nos irán saliendo. Ya sea por la vibrante música japonesa o por lo bizarras e hilarantes que son las situaciones que vivimos en el juego, Ouendan causó tanto furor que Nintendo hizo a iNiS sacar una versión occidentalizada llamada Elite Beat Agents que cuenta con éxitos musicales que seguro que nos suenan más. También existe una segunda entrega del juego original que no está nada mal.


Si digo que PaRappa The Rapper es uno de mis juegos favoritos de todos los tiempos espero que a nadie le entre un soponcio. El perro rapero ha sido uno de los emblemas de Sony en su primera consola y así lo demostró dándole una gran confianza a su creador, Masaya Matsuura, para que hiciera todo juego que le saliera de su ilustre miembro viril tanto en PSX como en Playstation 2. Pero volvamos al origen de todo: PaRappa the Rapper nos pone en la piel de un can llamado PaRappa que sueña con hacerse con el amor de su vida, una flor llamada Daisy, y que para ello tendrá que ir aprendiendo nociones básicas de la vida como aprender kárate, sacarse el carnet de conducir o hacer un pastel a base de almejas. Todo ello siguiendo la batúta del ritmo al estilo Simon: repetir la misma secuencia que acabamos de ver. La particularidad del juego es que podemos añadir nuevos botones a la secuencia para poder llegar al modo Cool donde podríamos improvisar sin seguir ningún patrón, algo que siempre me pareció una locura aleatoria sin sentido. Recibió una secuela para PS2 bastante cutre así como un genial spin off llamado Um Jammer Lammy. Si queréis saber algo más lean la primera parte del monográfico inacabado que escribí hace un tiempo. I GOTTA BELIEVE!


Nintendo DS ha sido la consola más abanderada por géneros cada vez más minoritarios como los JRPGs, los Tower Defense o los juegos musicales. Es por ello que me encandila tanto la portátil de Nintendo y creo que es conveniente hablaros de una de las muchas joyas que se encuentran en su catálogo. Maestro! Jump in Music es un juego musical camuflado como título de plataformas. El stylus será nuestro fiel amigo en cada pantalla ya que tendremos que usarlo para interactuar con nuestro entorno a medida que avanzamos de izquierda a derecha de los escenarios en los que habrá, principalmente, cuerdas que habrá que tocar y que afectarán al movimiento de nuestro personaje. Lo bueno de este título es que cada nuevo mundo nos trae nuevas mecánicas jugables que hacen que el juego nunca se nos haga aburrido. Ya sea con nuevos tipos de cuerda o golpeando enemigos, todo habrá que hacerlo según el ritmo impuesto por la música clásica presente. Los padres de la criatura son los gabachos de Pastagames que nos tienen muy bien acostumbrados.

iNiS vuelve a aparecer en la lista, como es normal, con un juego infravalorado en exceso y que forma parte de lo mejor que podréis encontrar en el vasto catálogo de Playstation 2. Gitaroo Man es una bendita maravilla como ya dije en su día. No solo la banda sonora es ilustre a más no poder si no que su sistema de juego añade pequeñas sutilezas al más que repetido sistema de pulsación de botones que está adherido a todo título musical que se precie. El hecho de que tengamos que mover nuestro stick izquierdo según la orientación de las indicaciones en la pantalla añade ese plus de dificultad que hace especial al primer juego de Keiichi Yano. Un título imprescindible.

Tetsuya Mizuguchi es uno de esos nombres que dificilmente puedes olvidar cuando hablamos del mundillo. Y su nombre está inmediatamente ligado a una de las musas segueras por excelencia: Ulala. Space Channel 5 fue uno de los primeros títulos en salir en la gloriosa Dreamcast (algo parecido a lo que fue PaRappa the Rapper en Playstation) y rapidamente se ganó críticas positivas gracias al carisma que expulsa por todos lados así como por su sencilla y viciante mecánica. Aquí volvemos a encontrarnos ante un título tipo Simon pero envuelto en puro HAMOR gracias a un diseño de personajes fantabuloso así como a Ulala. Oh Ulala. Si alguna vez me tuviera que casar con algún ser inexistente Ulala sería mi primera elección. Personalmente me quedo con la segunda entrega ya que esparce amor desde la primera canción y además sale Michael Jackson dándolo todo.

La nostalgia es un factor importantísimo a la hora de recordar elementos del pasado con cierta bondad en los ojos. Tanto es así que suele ser una emoción bastante puta ya que surfea entre el engaño y la realidad con demasiada facilidad. Así que me dejo llevar por las olas de la nostalgia para hablaros de uno de los primeros juegos musicales que pude disfrutar: Bust a Groove. Probablemente esté entre los tres títulos que más he alquilado en mi vida y orgulloso estoy de ello. La mecánica no nos trae nada nuevo a lo visto hasta ahora: debemos seguir una serie de combos pulsando los botones que hicieran falta al ritmo de la música para poder ir haciéndole daño a nuestro adversario. Lo nuevo es que podemos torpedear los combos de nuestros rivales haciendo movimientos especiales. El elenco de personajes es muy variado y cada uno de ellos cuenta con su escenario y banda sonora particular. Yo me quedo con la mítica canción de Caopeira. Dos juegos más completan la saga aunque no he tenido el placer de jugarlos. Ya sabéis niños, si queréis jugar a dobles a un juego musical, Bust a Groove es vuestro nombre.

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