La cuna de Judas fue uno de los instrumentos de tortura más populares durante los aciagos tiempos en los que pululaba por la tierra la Santa Inquisición.
El artefacto era de sencilla manufactura. Unas cuerdas para sujetar al elegido de la pared al cinturón que portaba para la ocasión y un asiento con forma piramidal donde el penado pasaría largas horas de interrogatorio para su pesar. El mecanismo también es bien simple: el verdugo izaba al reo arriba y abajo según dictaran sus macabros deseos mientras el penado iba introduciendo la punta de la pirámide en la puerta de atrás o en las partes nobles de la mujer si se tratara de una fémina. A veces, dejaban al recluso toda la noche sentado en este particular trono puntiagudo con la única misión de tenerle en tensión el máximo tiempo posible porque si no se mantenía en alerta acabaría hincándose el vértice de manera prolongada. Todo muy sangriento y doloroso como bien podéis imaginar.
Otra de los instrumentos preferidos para la tortura era el cinturón de San Erasmo, otro artilugio del mal con nombre eclesiástico cuyo objetivo era herir la carne del sufridor que lo llevase poco a poco, con cada pequeño movimiento que tuviera el afectado. ¿Una leve respiración? Zas. ¿Un simple movimiento? Zas. Este tormento de cinturón provisto de multitud de afilados pinchos interiores se colocaba en la cintura para martirizar y minar la moral lentamente, haciendo que el pobre mortal que lo sufriera se fuera desesperando cada vez más y más. La serpiente que se muerde la cola en el ámbito de la desesperanza. Todo muy cenobita.
Pero no solo de la cuna de Judas o del cinturón del santo vivía el intrépido torturador. En absoluto. Multitud de herramientas retorcidas y dañinas eran usadas para conseguir confesiones, para hacer desaparecer la fuerza de voluntad de la víctima o por pura diversión. La doncella de hierro, la pera, el serrucho, el borceguí, la cigüeña, la horquilla del hereje, el potro, la flauta del alborotador…
Métodos de tortura hay muchos, al igual que videojuegos. He destacado dos métodos con aire a cristianismo porque aúnan los elementos de tortura y religión. Lo mismo que The Binding of Isaac.
Y el ángel dijo: No extiendas tu mano contra el muchacho, ni le hagas nada; porque ahora sé que temes a Dios, ya que no me has rehusado tu hijo, tu único.
Génesis 22:12
Como muchos ya sabrán, The Binding of Isaac coge la retorcidísima historia del Génesis sobre Abraham y el sacrificio pedido por Dios de su hijo Isaac como base para el punto de partida del videojuego: la madre de Isaac es una fanática religiosa y cree oír la voz de Dios. Después de ir haciéndole caso una y otra vez a esta alucinación (o no) en detrimento de su hijo Isaac, Dios le pide que lo sacrifique como ya hiciera con Abraham. La madre muy dispuesta a ello decide agarrar un cuchillo y encaminarse a ejecutar la palabra del divino. El pobre infante acaba huyendo al sótano de su hogar para escapar de la demencia de su progenitora y es aquí donde empieza lo bueno.
En el sótano del desdichado Isaac hay todo tipo de elementos que descuadrarán la imagen que uno pudiera tener de un habitáculo del estilo. Heces, orina, moscas, sangre y un montón de enemigos salidos de una mente perturbada son algunos de los sospechosos habituales que encontraremos en cada visita que hagamos al sótano de la casa. Eso sí, no esperéis que estas piezas escatológicas os desagraden. Difícilmente podrán turbar vuestros sueños unos diseños con trazos simples que ya conoceréis de sobra si estáis habituados a lo que suele hacer Edmund McMillen, una de las cabezas del Team Meat que esta vez se ha arrejuntado con Florian Himsl para hacer esta aventura indiegente. Aunque se trate de una masa de carne que segrega sangre por toda su anómala superficie, no tendremos que tener una cubeta a nuestra vera por si acaso nos suben las bascas, más bien sonreiremos ante esta macabra pieza carismática. Junto a todo ese aspecto falsamente desagradable que destila el videojuego hay otro componente en el diseño que merece la pena destacar: el uso de elementos propios de la mitología católica. Además del argumento claramente inspirado en este mito cristiano, el juego cuenta con multitud de objetos (y enemigos) que también son baluartes de esta religión.
Esta dualidad cielo/infierno que bien veremos en el juego se trata de una crítica feroz contra el fervor religioso en todas sus expresiones. Aunque aquí se hable de cristianismo, esta crítica bien vale para todo tipo de cultos que toquen los extremos en alguna ocasión. Pero tampoco nos vayamos por estos fueros, esto es un videojuego y su máxima es que nos quedemos prendados del mando. Y esto lo consigue aunque no nos paremos a pensar en todo este contexto religioso. No importa. Lo que verdaderamente cuenta es el efecto que causa The Binding of Isaac en nosotros. Y esto me lleva a hablaros de otra dualidad presente en el título: satisfacción/tortura.
El placer es el Dolor y largo es su camino.
Pinhead – Hellraiser
La mecánica de The Binding of Isaac es sencilla. Muy sencilla. Debemos ir explorando las distintas habitaciones que configuran cada nivel en pos de las escaleras que nos lleven al piso inferior. Simple. Sencillo. Para toda la familia. Bueno, esto último no. Pero no niego a vuestras familias que caten el título por lo desagradable que pueda llegar a resultar para algunas álmas candidas sino porque The Binding of Isaac es uno de esos títulos que, hablando en plata, considero dentro de la categoría de «juegos hijosputa». Sí. La aventura del bueno de Isaac es difícil, ruin y, a ratos (demasiados) injusta. El hecho de que los escenarios sean totalmente aleatorios influye exageradamente en la jugabilidad de la obra. Y cuando digo totalmente, lo afirmo con contundencia. Objetos, habitaciones, enemigos, jefes finales… Todo es aleatorio en cada partida y esto logra que nunca bajemos la guardia ante lo que nos espera en la siguiente habitación a la que vayamos a entrar. También logra que nos caguemos en la madre de los desarrolladores, pero esa es otra historia.
Así como The Binding of Isaac es un juego «hijoputa» (Hola Super Meat Boy) también es viciante a más no poder. Aunque su apariencia de juego flash pueda confundirnos, no nos equivoquemos con él ya que se trata de un título al que dedicaremos muchas horas. Demasiadas en mi caso. El aprendizaje en el videojuego es insano, a lo old school. Aprenderemos a hostia limpia, muriendo una y otra vez mientras creemos aprender una rutina inexistente en el videojuego. Está claro que los enemigos tienen su patrón predeterminado y que poco a poco nos vamos haciendo mejor al control un tanto tosco de nuestro avatar pero es la aleatoriedad lo que define la jugabilidad del título. Ésta es la razón por la que enfureceremos, patalearemos y golpearemos el teclado y el ratón ante una muerte más. Pero también es la razón por la que inmediatamente volveremos a jugarlo. Ese nuevo descubrimiento que haremos en cada nueva partida, esa sensación de sorpresa ante enemigos u objetos nunca vistos antes hará que volvamos a The Binding of Isaac una y otra vez. La casi infinita cantidad de objetos disponibles también ayuda ya que cada partida será bien diferente dependiendo de los objetos que nos encontraremos en el camino, que además iremos desbloqueando con cada nuevo paso que demos en este fantasioso sótano. Por si no fuera bastante, disponemos de distintos personajes con los que jugar que también cambian nuestra estrategia gracias a que tienen distintas características por lo que hablamos de un juego que, si nos encandila, es eterno.
Reto. Esa es una buena palabra para definir el juego. Lloraremos horrores —para ir en sintonía con el arma principal de Isaac— para llegar a la batalla final contra nuestra madre. Seguramente lo haremos gracias a una excesiva suerte las primeras veces y si por casualidad conseguimos vencerla nos daremos cuenta que nos encontramos ante la punta del iceberg. Aún queda mucho camino que sufrir y más si nos hacemos con su reciente expansión Wrath of the Lamb, pero lo haremos encantados. Empezar una nueva partida a The Binding of Isaac es como intentar conquistar a una fémina distinta cada día. Ya lo hemos hecho en otras ocasiones pero el tortuoso camino para llegar a nuestro objetivo es diferente en cada nuevo comienzo. Bendita tortura.
Mi reacción con este análisis:
Gozada de juego. Yo le habría cascado un 10 sin pensármelo.
Además me encanta la idea de que McMillen reinterprete un pasaje religioso, como se ha hecho durante siglos en las artes plásticas. Esa mierda me hace pensar.
Me acabas de recordar que tengo ese juego. Adiós vida social.
Odio este juego a muerte y con todo estoy de acuerdo con la nota.
Este juego me ha robado demasiadas horas de mi vida y el avatar de twitter.
He jugado 136 horas a este juego según steam. Es mi puñetero goty 2011. Amén.
Yo declaro mi odio incondicional a las moscas en general, creo que he muerto mas veces por no ir atento a ellas que por los jefazos.
No lo he jugado demasiado, tansolo he derrotado una vez al primer final boss que nisiquiera el el final boss autentico si he leido bien ciertas guías, incluso antes de la expansión.
Me gusta pero tiene muchos fallos tontos que se argumentraá que son de diseño, pero no me lo creo: para empezar su rendimiento es bastante malo para su nivel tecnico. En un ordenador normal no importa, pero en mi infraordenador de santander donde juego juegos menos serios/potentes si.
Que no se pueda interrumpir la partida es una mierda. Hay juegos con permadeath que permiten hacerlo, por no decir todos, no veo pq éste no.
Que no se guarden los efectos de los objetos que encuentras me parece un error, aunque discutible. Porque eso implica o que juegas MUCHO y muy seguido a este juego para poder aprenderlo, que no es mi caso, o te pasas el rato cont alt+tab consultando la wiki con lo que se pierde la «magia» de descubrir su efecto al menos la primera vez.
Por otra parte… una consulta no relacionada. ¿Seguro que la inquisición usaba esos métodos de tortura? Lo digo pq tengo entendido que tenian prohibido derramar sangre, por lo que usaban cosas como el potro, lo de obligarte a beber agua y cosas así. Esos métodos me parecen mas de señores feudales y de Kim Jon 2 de Korea, que recientemenet a ejecutado a un militar mediante morterazo
La verdad es que os oí hablar muy bien de él y lo compré, pero no duró más de 10 minutos en mi disco duro, para gustos…
Yo he de deciros que tardé 5 horitas en pasármelo por primera vez. 5 JODIDAS HORAS SUFRIENDO.
Red, tienes razón en cuanto a su rendimiento. Tengo un buen PC en el que me tira casi todo, por no decir todo, y en el jueguico cuando hay saturación a veces baja el framerate a niveles infrahumanos.
Entiendo lo del efecto de los objetos pero yo lo veo como parte de su gracia. Muchas veces no tenía ni jodida idea de que hacia tal objeto o el otro pero ahí radicaba parte del encanto de esa partida para mi.
Y según he leído sí, la Inquisición si hacía estás cosicas.
Para mi, the Binding of Issaac es el juego más adictivo desde el Diablo 2, es una verdadera gozada y a pesar de la simpleza de la que ¿adolece? , te engancha y no te suelta. 17 Horas tardé en conseguir mi primer final verdadero, es un juego dificil pero que te recompensa poquito a poquito.
Lo que es DELEZNABLE es su rendimiento, no es normal que mi potatopc arranque sin problemas los juegos con source y que se ralentice a 4fps con este juego … .
Juegazo. Yo mismo pensé en escribir un análisis y mandároslo allá por Junio, pero se me pasó en unos dias xDDD
Coincido con el análisis plenamente: la aleatoriedad junto con la gran cantidad de objetos hace que cada partida sea diferente. Tiene una dificultad alta y perfecta para viciar, porque te deja picado a muerte (ese «hasta que no me lo pase ya no lo dejo, por mis cojones!» tras 4 muertes)
Yo habría destacado como «Nota» el detalle de que cuesta 5 €, y la expansión 2, unas 20 horas de juego que le acabas echando como poco a ese precio merece muchísimo la pena, y si te lo pillas de oferta y te sale el pack con todo junto a menos de 6, ya ni te cuento…
Un análisis cojonudo. Hablar de the binding of isaac sin mencionar a Zelda, es un logro. Es lo primero que me viene a la cabeza para describir el juego. El primer párrafo es tan espeluznante como ilustrativo. Has conseguido que me empiece otra partida xD.
Ademas de que consigue picarme con facilidad, siempre lo he empezado a jugar por curiosidad a ver que nueva bizarra da de enemigos o item me sale.
Binding of Isaac y con Super Meat Boy comparten un órgano vital: Danny Baranowsky.
En prácticamente todos los juegos así de joputas la música si es buena es algo que me atrapa y me da una excusa para seguir jugando con las mismas ganas la primera que la trillonesima vez, así conseguí logros descomunales como pasarme estos dos juegos casi en su totalidad (los logros de pasarlo sin morir/sin recibir daño son tareas para Hércules).
Y creo que he escuchado tantas veces las canciones y me gustan tanto que cuando voy por la calle estas siguen sonando en mi cabeza.
Compren el soundtrack que es hamor puro y está barato pero ya.
Malditos seais, llevaba mes y medio sin jugarlo, por que me fui de viaje a Japon y ni me acordaba de el. 115h segun steam y subiendo.
Yo decidí dejar de jugar tras unas lostianas 108 horas y dar por imposibles los logros de pasar sin daños… y este verano lo retomé a muerte y completé el juego al 100%, tras lo que corrí a por la expansión, que es aún más jodida. Y ahí me hallo, con unas 180 horas jugadas. Juegazo.
Yo poseo el juego pero es jodidísimo de pasar, cuando me pongo a ello me frustro por que es difícil de cojones, un reto y muy largo.
Jamás he llegado más allá de la tercera mazmorra pero cada vez que me ‘enchufo’ es una jodida maravilla. Deberíais hacer una guía ilustre con consejos para poder llegar a pasarnos el juego pese a la aleatoriedad del mismo.
todos los logros conseguidos, hasta el buggeado Platinum God que me obligo a volver a pasarme el nivel ultra secreto 3 veces más, una de ellas con el jodido bebe azul ???…. 150 horas de juego… y aun así sigue siendo el título de Steam que más me apetece jugar cada vez que abro el programa…
sublime juego, gran análisis, para mi es un 10, me da igual que crashee a veces o los bugs varios que tiene… lo importante es que no hay juego más entretenido… la curva perfecta entre sufrimiento y diversión, luego hablarán de Dark Souls…
lo del rendimiento es por estar programado en flash. El propio Edmund McMillen dijo que no podía ir ampliándolo más ya que como añadiese un objeto más al juego este rompería irremediablemente, de ahí que permitiese un futuro remake no hace mucho a una compañía externa con la expansión incluída y muchos más objetos y enemigos nuevos… el día que salga hará llorar de nuevo al resto de juegos que tengo esperando en Steam…
Un consejo a quien lo juegue:
tener 3 objetos dando vueltas a tu alrededor como escudo (Cube of Meat, moscas, el cuchillo,…) es total y absolutamente obligatorio para vencer a los dos auténticos final boss del juego, salvo que llegues muy dopado. Y dado que las moscas las pueden soltar las tragaperras, a fundirse toda la pasta con mucha calma antes de llegar a estos niveles finales…
Enorme anál-isis, enorme juego y enorme todo. Concuerdo con todo, especialmente en que es un juego hecho a conciencia para que sufras como un cabrón. Y eso me gusta, no deja de ser una especie de reacción a tanta regeneración automática que se ha puesto de moda en esta generación.
Por otro lado, veo que soy más paquetazo que la media. Creo recordar que me lo pasé entero por primera vez a las 18-19 horas.
Por último, me ha llamado la atención esta frase para bien, y la comparto muy mucho:
Bravo, Kirkicillo.
Curiosamente vi no hace mucho una exposición de instrumentos de tortura, así que vengo informado para leer esto :D
Yo llevo 41 horas y si no lo he jugado más es precisamente por el rendimiento. Mi ordenador tiene unos años ya, y aunque he ido ampliándolo tiene el punto débil del procesador, que ya no puedo mejorarlo más ni quiero.
En fin, el día que lo renueve intentaré pasarme la expansión.
yo igual! me quito el sombrero..
Le he dado muchísimas horas a este juego y más que le voy a dar. xD Genial análisis!
BIEN, mis más de 100 horas de masoquismo esperaban este análisis :3
Edmund McMillen tiene un puto problema y si no recuerdo mal el juego realmente lo hizo porque se sentía identificado con Isaac (su familia es ultrareligiosa).
Ya sobre porque hace mierdas supongo que le vino de nacimiento.
Veo que todos le hemos echado horas insanas
Brutal texto. El tema de rendimiento es nefasto, lo tengo esperando a jugarlo como se debe, que el maldito flash es una lacra.
Este es, en mi opinión, el mejor juego de 2011. Uno puede ponerse a hablar de él, pero lo mejor es jugarlo y echarle unas cuantas decenas de horas.
Tiene un diseño magistral. Entre una hora y hora y media de juego (sin expansión) frenéticas. Y cuando mueres, simplemente quieres más.
Me sumo a las alabanzas al texto así como a lo comentado por Mr.Red. Es un GRAN juego, tremendamente divertido, puto como él solo (Aunque no creo que la ausencia de datos sobre los objetos que recoges sea algo agradecible, la verdad, sino otro ejemplo de esa nueva generación de juegos-que-necesitan-una-wiki-para-ser-jugados) y que su principal problema es la ausencia de opción de guardado.
Si las partidas fueran de 20 minutos, pues vale, pero es un juego sensiblemente largo, y tener que «reservar» cosa de hora/hora y media (O mucho más, han comentado) es una putada como la copa de un pino (Y la principal razón por la que lo tenga semiabandonado en mi lista de juegos de Steam, pese a lo muncho que me gusta).
Gracias por los halagos pero no es para tanto. Un texto normalucho de un gran juego.
Neuromante, yo muchas veces he abandonado una partida porque veía que no tenía objetos para pasarme el juego completo y muchas veces tienes que invertir mucho tiempo de tu vida en el jodido juego. Para sobrevivir bien, muchas partidas pueden ser de dos horitas perfectamente. Y hablamos de un roguelike al que tenemos que jugar 2 horas seguidas sin parar (o más) y ésto no es muy cómodo.
McMillen es mi Dios y ya, joder.
¿No hay mención a la banda sonora? ¿En serio?
En el analisis se menciona el mando, el juego no tiene soporte para ellos, habeis bindeado de alguna forma un mando con botones del teclado?
Por otra parte sublime el jueguico
La aletoriedad es la joya del juego, que se alineen los astros y que te toquen varios objetos buenos es fantástico, justo lo contrario que ir bordándolo hasta coger el ipecac (esa especie de medicamento que te hacía lanzar flemas explosivas) y el espejo que hacía a tus proyectiles volver hacia ti. Y te jodes y vuelves a empezar. Así unas 122 horas, que se dice pronto.
La expansión le añade mucho al juego, añade retos y beneficios a partes iguales y lo hace todo mucho más variado, además, es barata de cojones.
Un juego cuya generación de niveles es aleatoria, es hijo de puta a más no poder y hace uso y abuso de esto del ensayo y error.
Me gustó Spelunky MUCHO, así que pónganme siete Bindings of Isaac.
Ni una palabra de su «relación gameplayil» (???) con Zelda. Gracias a dios. Estaba hasta lo que no tengo de leer lo mismo en todas partes y Kirkis… este análisis… ¿cuánto has tardado en escribirlo? porque madre mía, madre mía, qué épico.
Danke señorina.
Los puntos claves los tenía resumidos en guiones desde hace ya mucho. La idea de la introducción se me ocurrió el día anterior y ya dejé apuntado los nombres de las maquinas del mal.
Luego en escribirlo, editarlo y en tocarme… unas cuatro horas. Pero vamos, el texto es regulín como ya digo. La próxima vez seguro que sale algo mejor :)
Me hace gracia esto porque yo también vi una exposición de tortura inquisidora hace poco (En santillana del mar) y sí, allí aparecian sendos cacharros que menciona Kirkis. Y otros tantos igual de bestias y sádicos. Vaya mal cuerpo que se me quedó. Estamos muy locos.
El juego. Pues bueno, caer, caerá. Como toda la droja que recomienda la casa.
Yo no se si alguno de vosotros os lo terminasteis en la primera partida, yo si porque me toco un objeto que me hacia practicamente invencible,creo recordar que era una carta, y recuerdo que pille un poco de decepcion, pero luego jugué otras partidas y al ver que me pasaban cosas completamente distintas a la primera partida, cambié radicalmente de opinion sobre el y lo catalogue como: «el primer roguelike gafapasta de la historia»
Me bajé este juego por recomendación vuestra y es uno de los motivos por los que visito el blog semanalmente .Desde que empecé a hacer caso de vuestras recomendaciones y pasar de las de Vandal mi vida videojueguil ha mejorado notoriamente. 191 horas a este juego, todos los trofeos, espero ser el único de tu lista de amigos que lo tenga completo Kirkis xD (menos el trofeo por tener todos los trofeos que lo tengo bug)
Vale, lo tengo desde hace relativamente poquito tiempo (agradecimientos infinitos a Kirblue) y el juego en sí no me ha parecido tan jodido.Claro que, vengo ya algo curtido del Spelunky HD.
Lo de la aleatoriedad a la hora de generar habitaciones y enemigos es un plus por la rejugabilidad que le da al jueguico de marras. Pero eso sí, el hecho de que haya TANTOS objetos hace que el juego se me haga bastante más sencillo que el anteriormente mencionado Spelunky.
Mientras que en el juego de Derek Yu hay una o dos «combinaciones ganadoras», y por combinación ganadora entiéndase dos o tres items con los que tienes una remota posibilidad de pasarte el juego; en The Binding of Isaac hay cientos. Además, en TBoI explorar por regla general es BUENO ya que acabas chetando a tu personaje de mala manera, mientras que en Spelunky lo único que deseas es encontrar la puta puerta para el siguiente nivel cuanto antes mejor.
No sé vosotros, pero yo voy arramblando con todo piso por piso para ir cuanto más chetado mejor. Si no coges objetos al principio, que la resistencia que ofrecen los enemigos es irrisoria, entonces ve despidiéndote de la partida porque al adentrarte más en el sótano sin power-ups estás haciendo que el juego sea más difícil.
Son experiencias distintas dentro de esto de los juegos hijos de puta, pero por -valga la redundancia- experiencia propia os diré que este Binding of Isaac es bastante más asequible en cuanto a dificultad que Spelunky.
Y como dice Afilamazas, yo le hubiera puesto un puto 10 sin dudarlo ni un momento.