Dishonored es un juego con un personaje mudo que asesina a gente a lo loco, o que los derriba con una precisión quirúrgica; cuya ciudad es un personaje más; donde los escenarios son inmensos, abiertos, están llenos de posibilidades; y donde cada situación puede resolverse de muchas formas, a cada cuál más gris que la anterior. Un DLC del juego del año de esta casa debería ser fiel a esos puntos. El Puñal de Dunwall, el primer DLC centrado en Daud, el asesino de la emperatriz, lo hacía; el segundo, este, Las Brujas de Brigmore, no tanto. Y sin embargo, gracias a otros puntos añadidos, sigue siendo un contenido imprescindible y que enseña mucho sobre qué es un buen juego.
A diferencia de Corvo, cuya personalidad dependía íntegramente de cómo se abordase el juego, ya conocemos a Daud. Sabemos que es el asesino de la emperatriz y eso, al menos para mi, marca la forma en que decido jugar. Con Corvo sentía que estaba interpretando a un buen hombre en malas circunstancias, a alguien que no mataría a un soldado de a pie que está cumpliendo órdenes. Con Daud me sentía diferente. Sentía el impulso de acabar con todo lo que estuviera por delante con tal de escapar de la premonición del Forastero. Sin embargo, puesto que me resulta más divertido jugar como un ninja, no hice caso a lo que me pedía el cuerpo y abordé el personaje como alguien en busca de la redención.
Cuento este rollo porque fundamentalmente de eso tratan los dos DLCs, de cómo se quiere hacer evolucionar al asesino de la emperatriz, el hombre que da pie a toda la aventura inicial. Es una planteamiento muy inteligente porque permite explotar lo contrario a lo que era Corvo, un personaje vacío que llenamos nosotros. Daud hasta habla y da su opinión de los acontecimientos.
Tras lo acaecido en El Puñal de Dunwall (cuya partida guardada se puede recuperar para mantener poderes, objetos e influencia positiva o negativa sobre la ciudad), Daud sigue con su misión. Nada es sorprendente ya en lo que ocurre tras un juego y un DLC: conocemos las bondades del guiño y de la mina explosiva, motivo por el cual se introducen un par de poderes y unos objetos nuevos, pero nada que marque demasiado el devenir de los hechos. O del hecho, en singular, porque Las Brujas de Brigmore está más vacío de contenido secundario de lo que esperaba. Afortunadamente, la historia de Daud sabe llenar ese hueco y esa perfecta maquinaria que es el sistema de runas, habilidades y combate del original sigue perfectamente engrasada.
Daud se merecía más de lo que le concedió Dishonored, y Arkane le ha dado más que suficiente. Es cierto que mucho sobre él depende de cómo se juegue -la vía letal aumenta el caos, la no letal lo apacigua y ambas circunstancias afectarán al final-, pero el guión en cualquier caso es magistral. Los personajes, especialmente la jefa final, tienen carisma y los mapas siguen siendo muy abiertos y permiten abordar las cosas de muchas maneras, pero la forma en que se resuelven al final los objetivos principales, así como los escasísimos secundarios, es demasiado unidireccional.
En cualquier caso, sigue siendo un placer espiar a cada enemigo y atacar desde la sombra, del mismo modo que ir de frente y matándolo todo. Sigue teniendo ese regusto a producto bien hecho y no hay un solo momento en el que repetir un trayecto, bien porque hemos muerto y no hemos guardado (oh, 1999) o porque nos han pillado y buscamos una partida perfecta; sea pesado.
Por mucho que se echen de menos los grises matices de cada misión del original, que estaban también presentes en el DLC (en menor medida, para ser honesto), Las Brujas de Brigmore demuestra que se puede escribir un buen guión y dar libertad de movimiento al jugador sin que se resienta para nada la diversión. Quizá no sea mejor que el anterior DLC, pero merece la pena echarle el guante para ver cómo acaba todo el tema de Daud y quizá llevarse una sorpresa. Lo que está más claro que el agua es que en Arkane saben lo que hacen y saben lo que es un buen contenido descargable, pues estos dos son de los mejores planteados que he visto en mucho tiempo.
Otro dlc con más de lo mismo para este juego.
Pues no me está quemando la cartera mientras intento esperar tranquilamente a que se pongan tanto este como el puñal de Dunwall en oferta ni nada…
Hacia mucho que no comentaba, y no pensaba hacerlo aun gustándome el artículo, pero es que me ha dado mucha pena bruno sin un triste comentario en un análisis así…
Que se le va a hacer, soy un sentimental..
Pues me suena que el puñal de Dunwall estuvo de oferta durante las ofertas de Steam.
¿Qué coño es eso de no comentar y qué coño es eso de hacerlo por pena? xD
Estoy ahora mismo con este juego, aun intentando colarme sin ser detectado en casa de Sokolov, flipando con cada aspecto de este gigantesco embolado en el que nos meten Bethesda y Arkane. Por alguna razón no me llamó la atención durante mucho tiempo, pero ha sido ponerle las manos encima y me tiene embelesado completamente.
Los DLC van a caer fijo, ambos, aunque este ya veo que está más volcado en la dirección artística que en la inmersión, parece. No problem, me lo partiré a gusto.
No es por nada, pero no le vi nada a Dishonored, eso de «completa el nivel como tu quieras, se silencioso o mata todo a tu paso» no es realmente algo del otro mundo, la historia no tiene grandes momentos y en cierto punto se hace hasta confusa, pero bueno, un saludo.
Uno de los fallos de dishonored son los poderes que chetean mucho el juego
Lo que leo aquí en contra de Dishonored me hace llorar.
Caté el primer DLC gracias a las rebajillas veraniegas, coincido bastante con lo que explica bruno, aunque quizá al ser más corto la repercusión del tipo de personalidad (arrepentido o asesinillo a sueldo) se hacía un poco más evidente y menos sutil que en el original.
Eso si, hay que mencionar el diseño de escenarios y mapas, que es puro oro.
Siendo este DLC y «El puñal de Dunwall» una historia previa a la del juego, ¿deberían jugarse antes que éste?